Por favor James Dolan, la casa por los cimientos
Los New York Knicks están a la deriva, o mejor dicho, llevan a la deriva más tiempo del que nos gustaría acordarnos. La temporada ya comenzó con sonido de sables en los pasillos del Madison Square Garden. David Fizdale ha terminado siendo despedido sin ser el principal culpable de la situación y la afición knickerbocker empieza a estar más harta de lo normal.
¿Qué soluciones plantean desde las oficinas para revertir la situación?, pues por un lado está abierta la búsqueda de un nuevo (o nueva) entrenador con nombres de todo tipo en la lista, y por otro parece que se tantea la posibilidad de contratar un nuevo hombre fuerte en las oficinas.
Desde que tengo memoria, mi abuela siempre me ha dicho que las casas no hay que comenzarlas por los tejados, sino por los cimientos. Una premisa muy sencilla de comprender pero difícil de aplicar, sobre todo cuando estás inmerso en la urgencia de los resultados, que es la eterna situación de los New York Knicks. La franquicia de los Knicks y el mercado de una ciudad como Nueva York es uno de los pilares de la NBA para lo bueno y lo malo. Todo el mundo mira a la Gran Manzana y la NBA necesita que el equipo sea importante en lo deportivo.
James Dolan, actual propietario, formaba parte de la empresa que compró a los Knicks en 1997 y fue en el año 2000 cuando tomó completo control sobre las decisiones de la franquicia. Desde entonces, los Knicks sólo han jugado 5 veces playoffs en 20 temporadas, y sólo una vez pasaron la primera ronda para caer luego en la segunda. Año tras año, proyecto tras proyecto, fichaje tras fichaje, las malas decisiones han ido sumergiendo a la franquicia en un pozo de negatividad del que ahora parece que sólo un milagro sería capaz de sacarles.
Proyectos con Steve Mills en la sombra
Desde que llegó al cargo James Dolan los Knicks han tenido varios proyectos deportivos que no cuajaron por unos u otros motivos.
En las oficinas comenzó Scott Layden. Le sucedió Isiah Thomas. Luego vino Donnie Walsh. Volvió Glen Grunwald. Apareció la esperanza con Phil Jackson y todo terminó en el actual Steve Mills que es el hombre de confianza en la sombra de James Dolan puesto que llegó a la empresa del magnate en 2003.
Respecto a los banquillos, sólo diremos que 13 entrenadores han pasado por ahí incluyendo nombres tan respetables como los de Jeff Van Gundy, Larry Brown o Mike D’Antoni… todos se estrellaron.
Si vemos el listado de jugadores, los Knicks parecen una auténtica trituradora de carne en la que nadie es capaz de triunfar. Nombres como los de Stephon Marbury, Anfernee Hardaway, Steve Francis, Zach Randolph, Carmelo Anthony, Chauncey Billups, Amar’e Stoudemire, Tyson Chandler o Kristaps Porzingis no han conseguido triunfar en la Meca del baloncesto mundial.
¿Qué hacer ante esta continua cuesta abajo?
James Dolan sólo tiene dos opciones. O vende los Knicks y acepta que no es capaz de hacer que los fans se sientan orgullosos de su equipo, ojo que los Knicks están valorados en más de 1.300 millones de dólares. O darse una última oportunidad demoliendo lo que hay y darse un plazo de cinco años en manos de un responsable deportivo que cuente con su confianza para hacer y deshacer lo que considere.
Contratar ahora a un entrenador y dejar a Steve Mills al mando de las decisiones deportivas sería un error ya que los años anteriores han demostrado que eso no ha servido para nada. Hace falta un proyecto serio y el compromiso de que si esta vez no sale, dejará los Knicks. Quitar a Mills de cualquier decisión deportiva puede resultar difícil a Nolan porque es su hombre de confianza desde hace muchos años, pero los resultados obtenidos son objetivos e inapelables. Seguir esta senda sólo lleva a una derrota continua que termine desconectando al equipo de sus aficionados.
¿Quién puede ser ese ejecutivo que tome las riendas deportivas de la franquicia?. A día de hoy hay un nombre que sobresale por encima de todos y es el de Masai Ujiri, arquitecto de los actuales campeones de la NBA, los Toronto Raptors. En El Perímetro ya os hemos informado de que Ujiri es el objeto de deseo de Dolan aunque todavía está por ver si éste aceptaría la oferta neoyorquina. Salario aparte, Dolan tendría que garantizar a Ujiri plenos poderes y un contrato lo suficientemente largo como para poder cocer a fuego lento un proyecto que sea ganador en el medio-largo plazo.
Otro nombre que ha saltado a la palestra convirtiéndose en el plan B de los Knicks en caso de que Ujiri prefiera seguir en Toronto, es el de Sam Presti. El general manager de los Oklahoma City Thunder desde 2007, entonces Seattle Supersonics, es el responsable de haber hecho a los Thunder una de las mejores franquicias de la liga pese a estar en un mercado pequeño. Construyó un equipazo vía draft donde eligió a Kevin Durant, Russell Westbrook, James Harden y Serge Ibaka. La impaciencia de sus estrellas y los Golden State Warriors han sido casi los causantes de que no haya ganado un anillo, pero es un gestor deportivo ampliamente respetado en la NBA. Podría ser el indicado si Ujiri no da el sí quiero.
El tema del entrenador para el futuro es secundario. Es responsabilidad del general manager su contratación por lo que no sirve de nada fichar ahora a Jason Kidd o Mark Jackson como entrenadores si no hay un máximo responsable deportivo con un proyecto sólido entre manos, y Steve Mills no es ese hombre.
Se trata de intentar cambiar la cultura de una casa que lleva muchos años acostumbrada a perder. Eso es lo más difícil. Pero si quiera hacerse, el proyecto ha de comenzar a construirse por los cimientos, no por el tejado.
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