Harold Olsen: una leyenda desconocida
El pasado sábado se celebró la rueda de prensa en la que fueron anunciados los miembros de la clase del 2019 del Hall of Fame. El acto se dio en Minnesota, horas antes de que diera comienzo la Final Four masculina de la NCAA. Pero hoy no vamos a hablar de ningún miembro de este año, sino que recordaremos la figura de alguien que entró en el Salón de la Fama en su primera edición en 1959. La trayectoria de este personaje está muy relacionada con el baloncesto universitario y, especialmente, con el NCAA Tournament, lo que a día de hoy conocemos como March Madness. Nos referimos a Harold G. Olsen, entrenador durante 34 años (1918-1952).
Tal vez a nadie os suene el nombre del Harold Olsen, pero su contribución al mundo del baloncesto ha sido inmensa. Por algo compartió clase con iconos como James Naismith (inventor del baloncesto), Amos Alonzo Stagg (primer jugador en anotar una canasta y campeón de la Big Ten Conference como entrenador en siete ocasiones) u Oswald Tower (intérprete de las reglas oficiales durante 45 años). Pero antes de explicar por qué Olsen pudo entrar en ese selecto grupo, conoceremos su historia.
Olsen nació en Rice Lake (Wisconsin) en 1895. A los 19 años, empezó a jugar en la universidad de Wisconsin. Con los Badgers jugó durante tres años, en los que logró ser incluido en el mejor quinteto de la Big Ten en dos ocasiones. Además, fue All-American en su último curso y formó parte de los Badgers campeones nacionales de 1916 tras firmar un récord de 20-1 en temporada regular. Tras su exitosa etapa como jugador, colgó las botas en 1918 para coger la pizarra. Pizarra que no dejaría durante prácticamente toda su vida.
Tras pasos breves de uno y tres años por las universidades de Bradley y Ripon (en las que también probó suerte como entrenador de football y de béisbol), llegó a Ohio State. Allí estuvo durante 24 años, desde 1922 hasta 1946, en los que dejaría la mayor parte de su legado. En estos años logró un récord de 259 victorias y 197 derrotas con los Buckeyes. Además, llevó a la universidad al título de Conferencia (también la Big Ten) en cinco ocasiones y llegó a la Final Four cuatro veces.
Olsen se marchó de Ohio State por la puerta grande en 1946, tras lograr el campeonato de la Big Ten y clasificarse a la Final Four. Ese mismo año se convirtió en el primer entrenador de los Chicago Stags de la BAA (Basketball Association of America). El primer año de esta competición llevó a su equipo a las Finales tras quedar primeros en la Conferencia Oeste. Sin embargo, perdieron ante los Philadelphia Warriors por 4-1. El año siguiente, tras una temporada regular más corta (48 partidos por 61 del primer curso), cayeron en semifinales ante los Baltimore Bullets.
Después de esta derrota, entró a formar parte del Comité Olímpico de Baloncesto de Estados Unidos. Su selección ganó el oro en las Olimpiadas de Londres de 1948. Una vez pasado el verano, dirigió una temporada más a los Stags. Tras ser eliminado en las Semifinales de División por los Minneapolis Lakers, fue destituido de su cargo. Disputó los Playoffs durante sus tres años en Chicago, pero no se pudo hacer con el ansiado campeonato. De hecho, perdió siempre con el equipo que acabó siendo campeón. Su salida del equipo coincidió con el final de la BAA, que se fusionó con la NBL para crear la NBA. Un año después, en 1950, la franquicia desapareció. Lo hizo con las ganas de haber disfrutado de un joven Bob Cousy del cual tenían sus derechos.
Una vez finalizada esta aventura entrenando a profesionales, Olsen regresó a la NCAA. Lo hizo con la universidad de Northwestern, en la que no obtuvo grandes resultados. En sus dos años con los Wildcats, firmó un récord negativo de 19 victorias y 25 derrotas. Finalmente, renunció a su puesto debido a problemas de salud. Un año después de dejar el cargo, Harold Olsen falleció a la corta edad de 58 años. Pasó sus últimos días en Rice Lake, lugar en el que nació y creció y al que siempre permaneció unido.
Harold Olsen fue una persona que vivió por y para el baloncesto. Dirigió a cinco equipos en 34 años, pasando 22 de ellos en Ohio State. Hasta un año antes de su muerte, estuvo vinculado al deporte que tanto amaba. Pero, al fin y al cabo, hay varios casos similares al suyo. Además, nunca logró hacerse con un título a nivel nacional. Ni en la NCAA ni en sus tres años como técnico de los Chicago Stags en la BAA. Entonces, ¿dónde reside la verdadera grandeza de Olsen? ¿Qué le diferencia de otros entrenadores tan longevos como él? ¿Por qué fue miembro de la primera clase del Hall of Fame?
Más allá de todos sus trabajos como entrenador, Olsen también llegó a ocupar un lugar privilegiado en los despachos. Fue en los años 30, cuando fue el presidente del Comité de Baloncesto de la NCAA. Por aquel entonces, solamente se disputaba un torneo al año a nivel nacional. Este era el NIT (National Invitation Tournament) que, como sus siglas indican, reunía a varias universidades invitadas a la competición. Olsen impulsó la idea de crear un nuevo torneo nacional conformado por los equipos que realmente lo mereciesen. Finalmente, ese proyecto llegó a buen puerto, pues se creó el NCAA Tournament.
El torneo se disputó por primera vez en 1939. Pero, como os podréis imaginar, fue totalmente diferente al que conocemos a día de hoy. En esa primera edición solo participaron ocho equipos. Los cuartos de final se disputaron en Philadelphia y San Francisco y la Final Four tuvo lugar en el pabellón de la universidad de Northwestern en Evanston (Illinois). El primer campeón del Torneo de la NCAA fue Oregon. Los Ducks vencieron en la final, precisamente, a la Ohio State de Olsen. El resultado de ese championship game fue de 46-33. El mejor jugador del torneo fue Jimmy Hull, un alero de 1,78 que anotó 19,3 puntos por encuentro para Oregon.
Actualmente, el NCAA Tournament genera miles de millones de dólares cada año. Cada año lo ven cientos de millones de personas desde todo el mundo. La gente se vuelca con el March Madness, especialmente en Estados Unidos. Sin embargo, el primer torneo no ganó dinero alguno. De hecho, solo obtuvo 2600 dólares, mucho menos de lo que se invirtió para realizar el campeonato. Los organizadores, además, regalaron algunas entradas para poder llenar las canchas en las que se celebraban los partidos.
Olsen solo pretendía crear un torneo que compitiera con el NIT. Lo que nunca imaginó fue que acabaría siendo uno de los eventos deportivos más seguidos de todo el planeta. Y lo que tampoco imaginó fue que él acabaría siendo una de las figuras más importantes de la historia del baloncesto universitario. Una figura que también ideó e implantó la regla de los diez segundos para pasar al campo contrario. Una norma que sigue vigente y que evitó, de alguna forma, que el baloncesto colegial se convirtiera en algo aburrido y muy poco dinámico.
Así fue como un entrenador que tuvo un mayor porcentaje de victorias como técnico de football que de baloncesto (65% en 20 partidos por 57% en 710) se convirtió en una de los pilares más importantes de la historia de nuestro deporte. Su carrera de 34 años como técnico lo convierte en todo un referente. Sin embargo, fue su buen hacer en los despachos lo que más agradecemos actualmente. Por eso, cada vez que encendamos la televisión para disfrutar de la locura de marzo, debemos acordarnos de Harold Olsen. Sin él, el tercer mes del año no sería tan especial para nosotros. Y, tal vez, la NCAA tampoco sería la competición que conocemos.
En definitiva, llama la atención que el creador de uno de los eventos deportivos más grandes del mundo sea un completo desconocido incluso para algunos aficionados al baloncesto universitario. Parece que somos tan poco conscientes de su grandeza como lo fue él cuando creó ese torneo mágico y especial que vemos cada primavera.
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