LA Clippers, el nacimiento de una cultura
Hace ya 36 años que los Clippers fueron trasplantados a Los Ángeles desde San Diego. Los malos resultados unidos a la baja afluencia de público hicieron que su propietario -Donald Sterling- decidiera desplazar la franquicia a la ciudad donde había crecido pese a la oposición de la NBA. Tras demandar a la liga por la multa inicial de 250 millones de dólares que le impusieron, el conflicto quedó solventado con el dueño del equipo pagando únicamente seis y la franquicia jugando en Anaheim hasta 1998.
Nunca es fácil ser el hermano pequeño. Herencias de modas pasadas y comparaciones injustas que siempre acaban en: “Es el hermano de”, una losa más pesada que James Dolan como propietario de tu franquicia. Los Clippers llegaron en 1999 al Staples Center, un escenario más atractivo en pleno Downtown de Los Ángeles. Sin embargo, eran los terceros inquilinos de un piso compartido con los Lakers y los Kings (equipo de la NHL), dejándoles con mayores dificultades la hora de fijar horarios y recibiendo menos ingresos.
Pese a la intención de cambiar la imagen perdedora de la franquicia con este movimiento, no fue hasta la temporada 05/06 cuando comenzaron a ser considerados como contenders, acabando con 47 victorias, siendo ésta la tercera vez que acaban con un registro positivo desde 1978, y consiguiendo su mejor récord desde su llegada a California.
La llegada de Blake Griffin como primera elección del Draft en 2009 marcó un punto de inflexión para la franquicia angelina, pero no fue hasta 2011 con la llegada de Chris Paul cuando daría comienzo la era de el “Lob City”, una conjunción perfecta entre tapones y alley oops comandada por el base de North Carolina y con DeAndre Jordan y Griffin como ejecutores.
Pese a sus años de bonanza con grandes actuaciones durante la temporada regular y los continuos fracasos de sus vecinos -Los Angeles Lakers-, cuando llegaba la hora de la verdad en PlayOffs el equipo se desvanecía. Eliminaciones en semifinales de conferencia como el 4-0 ante San Antonio en 2012, contra los Thunder de Durant y Westbrook en 2014, y especialmente la remontada de Houston en 2015 tras ir liderando la serie 3-1, hicieron que la organización siguiera a la sombra de los de púrpura y oro con el cartel de perdedores colgado del cuello.
Eso es precisamente lo que Steve Ballmer (actual propietario de la franquicia) y el resto de la franquicia está intentando cambiar desde 2014. No solo a través del juego y los resultados, los Clippers están llevado a cabo un lavado de cara de la franquicia dentro y especialmente fuera de la pista.
Una imagen vale más que mil palabras, por lo que si quieres diferenciarte de tu rival, lo primero que debes hacer es tener un perfil que no se asocie con el de tu competencia, crear una marca propia y reconocible.
Con un simple vistazo podemos ver la similitud entre ambos logos con un simple cambio de colores. Mediante la introducción del nuevo escudo en 2015 la organización apuesta por mayor visibilidad del nombre de la franquicia sobre el de la ciudad.
A nivel deportivo en esta última década, los Clippers han sido completamente superiores a los Lakers, consiguiendo la victoria en 27 de los últimos 38 partidos que han disputado entre ellos. Sin embargo, su mensaje quiere ir más allá de este aspecto, y ese ha sido uno de los principales focos de trabajo del departamento de marketing en los últimos años.
La ciudad de Los Ángeles lleva asociada inherentemente el glamour de Hollywood y la riqueza de Beverly Hills. Dos elementos vinculados a los Lakers por sus éxitos durante la etapa del Showtime de Magic y Abdul-Jabbar, o el three-peat de Shaq y Kobe. A lo que se une la constante asistencia de famosos como Jack Nicholson, Snoop Dogg, Leonardo DiCaprio, Denzel Washington, o Adam Sandler entre otros para hacer de la fila cero del Staples una alfombra roja del teatro chino un martes cualquiera de enero.
Pese a que este grupo sea una pequeña porción de la fanbase de los Lakers, es la imagen a la que está asociada la franquicia y es por esta razón por la que los Clippers quieren diferenciarse como “El equipo del pueblo”.
“La esencia por encima de lo material, el coraje sobre del glamour, el trabajo ante el talento…”, el mensaje es claro: Somos diferentes. Los Clippers quieren conectar con los angelinos a un nivel más real y personal. Alejarse de los focos de Hollywood y acercarse a los individuos que tienen vidas normales, aquellos que toman el autobús todos los días para ir al trabajo en lugar de un Tesla, o las que tienen tres trabajos para pagar las facturas a final de mes.
Ballmer y la franquicia están construyendo una cultura en base a valores como el trabajo diario, el sacrificio, y la superación frente al talento natural o la comodidad para definir una identidad propia con la que encajar con la realidad diaria de las personas en Los Ángeles.
Otro elemento que añadieron esta temporada para continuar con su estrategia fue el lanzamiento de su nueva indumentaria de la City Edition. Con la colaboración de Mr. Cartoon -un famoso tatuador y grafitero mexicano de LA-, la equipación muestra un estilo callejero que encaja a la perfección con los estandartes de su cultura.
Pero no solo se trata de cambios estéticos, la mayor apuesta de Ballmer para conseguir romper cualquier lazo que les una a los Lakers es tener su propio estadio. El multimillonario dueño del equipo anunció la creación del Clippers Arena, un nuevo pabellón para el equipo que será una realidad palpable en la temporada 2024/25, coincidiendo con el final de su acuerdo con el Staples Center.
Este movimiento es una gran inversión (1,2 billones de dólares), pero no sólo a nivel deportivo, ya que planean establecer sus oficinas, instalaciones médicas y de entrenamiento, además de parking y restaurantes. Una decisión con grandes expectativas ya que el proyecto será financiado completamente de forma privada.
La localización será Inglewood, ciudad situada al sudoeste de Los Ángeles y conocido “principalmente” por su alto nivel de crímenes pero, al mismo tiempo, por ser el hogar del rap y la cultura urbana. Algo que encaja a la perfección nuevamente con sus ideas.
Conseguir a Leonard y George significó sacrificar muchas piezas de futuro para lanzar un “all-in” al resto de equipos de la liga. Dos superestrellas que no luchan por la atención de los medios y que encajan a la perfección en una plantilla con un balance perfecto entre jugadores con talento y perros de presa. El proyecto comenzó su andadura esta temporada, pero la nueva marca LA Clippers lleva creciendo desde 2014 de la mano de Steve Ballmer.
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