Inagotable talento joven en Salt Lake City
No solo la ópera y buena música caracterizan a la ciudad de Salt Lake City, ni siquiera su envidiable paisaje y los lagos infinitos que parecen perderse entre las montañas. Sin duda, lo que encarna el nombre de Utah es una cultura que por décadas ha vivido en el ámbito del baloncesto y, a día de hoy, parece estar más impregnada que nunca.
Si bien es cierto que los Jazz atisban los primeros puestos del Oeste, los jugadores que todavía no han tenido la oportunidad de demostrar su valía, lo que pueden aportar a la franquicia, no van mal encaminados en cuanto a talento.
Una ciudad que atesora un héroe, líder, faro o como quieran llamarlo, con nombres y apellidos: Donovan Mitchell. Este es el cabecilla de un grupo instruidos por un Quin Snyder que se hace un hueco entre los mejores entrenadores de la NBA y que cuenta con varios jugadores que cumplen su rol a la perfección en sus filas.
Entre ellos, un Rudy Gobert que ha conseguido ser dos veces consecutivas mejor defensor de la liga (2018 y 2019), un Mike Conley veterano, curtido en mil batallas, que llega desde Memphis para traer esa pizca de veteranía que hace falta al equipo o un Joe Ingles que sabe de lo que va el baloncesto y se adapta a la perfección a su rol.
Talento en la cantera
Ahora, lejos de los focos que tanto lucen en el Vivint Smart Home Arena, nos dirigimos a su filial de la G-League, los Salt Lake City Stars, un equipo que vive una de sus mejores temporadas, y ello es, en parte, al talento que ha podido juntar en la plantilla.
Y es que el equipo que entrena Martin Schiller, tiene en sus filas a varios jugadores que brillaron en su paso por la NCAA y que, a pesar de tener pocos minutos en la NBA, han mostrado que son capaces de jugar en la mejor liga del mundo.
Dos son los asignados de los Jazz en la G-League (Nigel Williams-Goss y Miye Oni), mientras que otros dos jugadores comparten un contrato dual con ambos equipos (Jarrell Brantley y Justin Wright Foreman). En este artículo, desgranaré el potencial de los cuatro y ver cómo pueden ayudar a los Jazz de Snyder.
Nigel Williams-Goss (25)
Sin duda, el más experimentado de los cuatro. El que fuera acompañante de Zach Collins (actual jugador de Portland Trail Blazers), y Przemyslaw Karnowski (quien jugó en Morabanc Andorra y Fuenlabrada) en la Universidad de Gonzaga, ha expandido su baloncesto gracias a su llegada a Europa.
Primero en Partizan y posteriormente en Olympiacos (2018-2019), Williams-Goss ha sido importante en una de las competiciones más duras a nivel mundial, como es la Euroliga. En el equipo griego tuvo sus minutos, siendo relevante en la rotación.
Ahora, en la vuelta al baloncesto americano, Williams-Goss firmó un contrato con los Jazz, pero bien es cierto que su relevancia no ha sido tanta como la que se podía esperar. Un base anotador, con una capacidad inmensa para llegar a canasta y letal desde la media y larga distancia.
En un equipo donde Conley recoge la función de director, vendría de perlas ese jugador que le pueda acompañar en tramos que las estrellas descansen. A sus 25 años, Williams-Goss está preparado para dar el salto definitivo a la mejor liga del mundo.
Miye Oni (22)
Una de las grandes sorpresas de la NCAA la pasada temporada. Si bien que Yale no suele llevar a la NBA jugadores, Miye Oni se confirma como la excepción que confirma la regla. Con 15 puntos por encuentro en sus tres años universitarios en Connecticut, su última temporada fue la confirmación del talento del jugador.
Más de 17 puntos por encuentro, la definición de Oni es la de un anotador regular, sin desaparecer en las fases del partido. Si bien quizá el tiro de media distancia es su asignatura a mejorar, es capaz de penetrar y tirar desde larga distancia sin ningún problema.
Los Jazz conocen eso, por ello quieren que se desfogue y aprenda en la liga de desarrollo. Un jugador que fue drafteado en la posición 58 por los Golden State Warriors, quienes lo traspasaron al equipo de Salt Lake City. Miye Oni, para todo el que lo haya visto jugar, comprende que debe tener más minutos de los que ha percibido.
Jarrell Brantley (23)
El primero de los dos jugadores de los Utah Jazz con contrato dual. Afiliado al club del doble-doble, el ala pívot nacido en Carolina del Sur es uno de los talentos y jugadores más eficientes en la pintura de la G-League.
En su última temporada en la Universidad de Charleston promedió más de 19 puntos y ocho rebotes por encuentro, números similares a su temporada en la liga de desarrollo, añadiendo 1.6 robos por encuentro.
Un jugador potente en la pintura, capaz de salir de la zona y anotar a la media distancia. Sin duda, un valor para cualquier equipo de NBA que no practique en demasía el small-ball, rodeando al pívot de jugadores pequeños, algo que en Utah parece ser decisivo.
Justin Wright-Foreman (22)
El jugador estadounidense con nacionalidad puertorriqueña fue sin duda, el líder de la Universidad Hofstra, con más de 27 puntos por encuentro. Ello le sirvió para ser elegido en la posición 53 del pasado Draft.
En similitud con Nigel Williams-Goss, es un base (que no llega al 1’90 de altura) que tiene como prioridad mirar al aro antes que asistir a sus compañeros. Su capacidad para penetrar y crear tiros es envidiable. Si le ponemos una comparación en la NBA, podríamos decir que su estilo de juego es similar al de Yogi Ferrell.
Anotación desde el banquillo y seguridad en el bote, son las dos características principales que aporta un Wright-Foreman que quiere dar el salto a la NBA y ser importante en cualquier equipo de la mejor liga del mundo.
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