Ruthy Hebard: De Alaska a Oregón y luego, ¿a dónde irá?
La interior de las Oregon Ducks tuvo que ir muy lejos de su lugar de nacimiento para empezar a brillar en el baloncesto. Ella es natural de Chicago, pero fue adoptada por una familia en Alaska y fue allí donde empezó a hacerse su nombre en el universo de la pelota naranja. Para ser exactos, en el West Valley High School.
Un instituto donde dominó absolutamente. Fue galardonada con el premio a la jugadora Gatorade State del año desde el 2013 a 2015, siendo también la mejor jugadora de Alaska para USA Today en el 2015 y 2016. El basket de formación en el Estado se encontraba a sus pies. En la temporada senior promedió 25.9 puntos, 15.1 rebotes, 2.9 robos, 2.1 bloqueos y 1.5 asistencias, siendo determinante en ambos lados de la cancha.
Con su 6’4 de altura, tuvo una grandeza mayor a su estatura en el instituto. Fue la primera jugadora en la historia de West Valley HS a la que le retiraron la camiseta. Eso después de firmar unos grandes números y ganar el campeonato estatal varias veces consecutivas. Ruthy Hebard empezaba a construir su leyenda desde el frío de Alaska.
En el 2016/17, cuando llegó a la NCAAW es donde tendría el reto de continuar con su dominio. En su primer curso con las Ducks firmó 14.9 puntos y 8.5 rebotes de media durante todo el año, pasando el examen con buena nota y teniendo gran adaptación a la liga universitaria. Su 58.8% en tiros de campo no solo fue el mejor de su plantilla, sino que nadie en toda la PAC-12 consiguió un porcentaje mejor.
Esa season debut fue incluida en el All PAC-12 Freshman First Team y en el All PAC-12 First Team a la vez, siendo la decimoctava en toda la historia de la liga universitaria en conseguirlo. Una hazaña en la que le acompañaron Mallory McGwire y Sabrina Ionescu. Un momento en el que empezó a crearse una familia de futuras estrellas en las Ducks. A las que se uniría posteriormente Satou Sabally y que las acompañaría la jugadora canaria, Maite Cazorla.
La segunda temporada de Hebard fue de consagración en la NCAAW. Sus números subieron y cada vez se encontraba más cómoda vistiendo las camisetas verdes, negras o blancas de Oregon. Con 17.6 puntos y 9 rebotes de media, crecía en lo individual pero en lo colectivo volvieron a caer en el Elite Eight del March Madness. Aunque no sin antes dejar una exhibición de Ruthy en el Sweet 16 contra Michigan Central con 23 puntos, 14 rebotes y 6 tapones.
En la temporada 2018/19 tenían como objetivo en las Ducks ganar el campeonato. En todos los pronósticos se esperaba que Sabrina fuera la primera elección del draft de la WNBA. Un motivo que las obligaba a despedirse de la etapa universitaria con el título. El problema fue que una vez alcanzada por primera vez la Final Four, no pudieron contra sus rivales. Las Baylor Lady Bears, lideradas por Lauren Cox, fueron las que pasaran de ronda.
Un escenario que derivó en la famosa carta de Ionescu en The Players Tribune para decir que se quedaría una temporada más. Una nueva bala para el revolver de Oregon para intentar ganar el Madness con una versión más madura de su Big Three. El crecimiento de Sabally para unirse a la base y center parecía determinante para teñir de verde el trofeo.
Durante toda la temporada regular, las Ducks siguieron acumulando hype en cada partido o con cada narrativa que añadía ‘Sab’ por su legado numérico y relación con Kobe Bryant. Al final, todos sabemos que no se pudo disputar el March Madness y que nunca sabremos lo que hubiera ocurrido entre ellas, Baylor, South Carolina y el resto de universidades. Si que se puede predecir que Ruthy será un top 5 del próximo Draft 2020.
Si todo sigue su cauce natural, Hebard tiene muchas posibilidades de volver a reunirse con Maite. Las primeras elecciones parecen claras, siendo Ionescu, Sabally y Cox, por lo que el pick 4 de las Atlanta Dream puede significar un reencuentro de las jugadoras de Illinois y las Islas Canarias.
Ruthy terminó su carrera en la NCAAW siendo el mejor porcentaje en tiros de campo en todo el país del 2019/20 y se unió a Sabrina como las únicas en activo con al menos 2.000 puntos acumulados en la PAC-12, una mezcla de factores que le servirán de trampolín para seguir creciendo a pasos desmesurados hasta un techo que ella misma se ponga. Sea cual sea el destino final, tiene lo que hace falta para hacer una buena trayectoria en la WNBA.
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