El campeón olvidado: los ‘originals’ Baltimore Bullets

El campeón olvidado: los ‘originals’ Baltimore Bullets

21/08/2019 1

En 1948 los Bullets de Baltimore se proclamaron campeones de la BAA(la liga pasaría a denominarse NBA tras la fusión de con la NBL). Unos Bullets de Baltimore que nada tienen que ver con la franquicia que se mudó desde Chicago a Baltimore unos años después.

Aquellos Baltimore Bullets se mantienen como la única franquicia desaparecida de la historia con un título de la NBA.

La BAA era una competición integrada en su totalidad por jugadores de raza blanca ( los jugadores afroamericanos no se incorporarían hasta 1950). Los Bullets llegaron a la BAA procedentes de la ABL para completar una liga de 8 equipos. Ciudades como New York, Chicago, Philadelphia, Washington, Boston o St.Louis serían las urbes que acogerían a estas franquicias.

Eran otros tiempos. El baloncesto profesional no era muy popular y los Bullets, como si fueran los Globetrotters ,cerraban partidos amistosos por todo el país con equipos amateurs o de otras ligas profesionales por una módica cantidad de dinero para poder subsistir. Eran tiempos en los que las franquicias aparecían y desaparecían en las diferentes competiciones a nivel profesional.

La única cancha disponible era el Baltimore Coliseum, en la calle Monroe , con capacidad para 4.000 espectadores. Era una pista reciclada de una pista de patinaje. Con un suelo duro, muy duro, húmedo, y un ambiente muy poco acogedor. Los Bullets se adaptaron e hicieron de aquel sórdido local, su hogar.

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No había lujos, tan solo unos vestuarios pequeños que tenían clavos en las paredes para colgar la ropa en lugar de armarios y una sóla ducha para todos los jugadores, los cuales debían hacer cola y esperar su turno para ducharse. Cuando jugaban como visitantes, ellos mismos recogían sus uniformes y los lavaban en los baños del hotel, tendiéndolos sobre las barras de la cortina de la ducha para que se secaran. Si estaban de gira y jugaban la noche siguiente, a menudo tenían que jugar con el uniforme arrugado o con manchas de sudor de la noche anterior por falta de tiempo para lavarlo.

Antes de integrarse en la BAA , tenían un entrenador que sólo podía asistir a los partidos como locales ,y para los partidos como visitantes “alquilaban” un entrenador que les dirigiera. No había médico ni fisioterapeuta, ellos mismos se vendan los tobillos o se curaban los hematomas , producto de los golpes sufridos durante los partidos.

“Mi primer contrato en la liga fue de $4.500 al año, y $4.50 en dietas cuando jugábamos fuera de casa. El Baltimore Coliseum tenía un suelo muy duro, tenía las piernas llenas de quemaduras, a causa de las roces de mis piernas contra el pavimento cuando nos lanzábamos al suelo a por una pelota suelta. Conocía a varios de los aficionados por su nombre de pila. Me encantaba jugar allí”. Contaba Paul Hoffman, jugador de los Bullets durante 7 años, 2 de los cuales no jugaría por una enfermedad cardíaca.

Debido a la falta de espacio a menudo los jugadores de banquillo se tenían que colocar detrás de las canastas. Era muy difícil defender la idea de que aquel campo no era el peor de la liga.

Durante su existencia los Bullets tuvieron siempre graves problemas de solvencia económica , problemas que desembocaron finalmente en la bancarrota en 1954. Escenas como la huida del hotel Van Orman, en Fort Wayne(Indiana) por las escaleras de incendio por no poder hacer frente al pago del alojamiento, nos parecen surrealistas hoy en día, pero situaciones como esa era con las que tenían que lidiar los jugadores del equipo en aquellos días. Tan sólo tenían un billete de avión para regresar a casa.

A pesar de todas aquellas penurias, sus integrantes siempre guardaron en su memoria aquella temporada 1947-48. Los Bullets dirigidos por Buddy Jeanette que hacía las funciones de jugador-entrenador, sorprendieron a rivales más fuertes deportiva y económicamente como los Knicks, los Celtics o los Warriors.

En la temporada regular obtuvieron un registro de 28 victorias y 20 derrotas , empatados con los Chicago Stags y los Washington Capitols. Tuvieron que jugar un desempate para descartar a uno de los 3 equipos. Tras superar aquel escollo , se enfrentaron a los Knicks en cuartos de final(en aquella época en Playoffs, se cruzaban los enfrentamientos entre equipos de diferente división) y en semifinales derrotaron nuevamente a los Chicago Stags.

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En la final esperaban los vigentes campeones, los Philadelphia Warriors. Sin duda eran los favoritos. Su entrenador Buddy Jeannette tenía como prioridad robar algún partido en Philadelphia para tener alguna posibilidad de ganar la final. El primer partido cayó del lado de los Warriors por 71-60. Tal y como se desarrollaba el segundo partido todo hacía indicar que el equipo de Philadelphia resolvería la serie final por la vía rápida. Al descanso del segundo partido , los Warriors vencían 41-20. Pero tras un gran esfuerzo colectivo , los Bullets redujeron la diferencia a 8 puntos al final del tercer cuarto , y finalmente se llevaron el partido por un ajustado 63-66.

Probablemente aquella fue la mayor remontada en la historia de las finales, no por la diferencia de puntos en sí sino por el hecho de que no estaba vigente todavía el reloj de posesión. En esas condiciones, remontar 21 puntos cuando el equipo contrario podía amasar la pelota y la posesión a su antojo, es el equivalente a remontar 35-40 puntos en un partido actual. La gran actuación de su ala pívot Connie Simmons, con 25 puntos, se antojó fundamental para la victoria.

“Es algo que no se debería olvidar nunca. En aquella época no tenías herramientas para remontar una ventaja así. No había reloj de posesión, pero de alguna manera lo hicimos.”

Buddy Jeannette, jugador-entrenador de los Bullets.

Los Bullets reafirmados en su ánimo por aquella victoria lograron ganar todos sus partidos en Baltimore, para hacerse con la victoria final por 4-2. Connie Simmons, Paul Hoffman, Buddy Jeanette y Kleggie Hermsen fueron sus baluartes. Derrotaron contra todo pronóstico al equipo que estaba llamado a dominar los primeros años de la liga, los Warriors, con su entrenador Eddie Gottlieb a la cabeza ,y una nómina de estrellas como Joe Fulks, George Seneski o Howie Dallmar.

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Cada jugador de los Bullets recibió una compensación económica de $2.000 por cabeza. Sin embargo en aquella edición, no hubo ni trofeo ni anillo para los jugadores, la única ocasión en toda la historia que sucedía tal cosa. Resultó premonitorio.

Un par de patrocinadores de los Bullets en la radio , regalaron a los jugadores un juego de un bolígrafo y un lápiz personalizados para la ocasión y un amuleto en forma de canasta. También organizaron una pequeña fiesta en un club nocturno, el ‘Chanticleer’, fiesta a la que se sumó alguno de los escasos aficionados de la franquicia. La cercanía de los jugadores con los aficionados estuvo siempre presente.

Kleggie Hermsen de Minnesota, Grady Lewis de Oklahoma, Red Meinhold de la Universidad de Long Island, Dick Schulz de Wisconsin, Chick Reiser de NYU, Herman “Red” Klotz de Villanova, Hoffman de Purdue, BuddyJeannette de Washington y Jefferson y dos jugadores que no fueron a la universidad, Herman “Dutch” Fuetsch y Connie Simmons, hicieron de aquel vestuario una familia. Aquellos momentos de espera en las colas formadas para ducharse sirvieron de caldo de cultivo para fraguar una excelente relación que fue trasladada a la cancha. Imaginarse aquella situación como si fuera un equipo de chicos de 12 años resulta casi enternecedor.

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Aquellos Bullets nacieron en una época en el que el baloncesto profesional no gozaba de popularidad.  Surgió casi como una necesidad de cubrir una vacante en los descansos entre temporadas de las ligas de hockey, de baseball o de football, deportes mucho más aceptados por la sociedad americana. Solo había que echar un vistazo a cualquier periódico de gran tirada del país para ver qué aquella final con un poco de suerte tendría dedicadas 3 o 4 líneas, mientras que deportes como la hípica, boxeo o atletismo tenían más de una columna por artículo.

Hoy en día las cosas han cambiado, el baloncesto cuenta con la aceptación del público en general. La NBA es una liga seguida en todo el planeta y sus jugadores son iconos. Ninguno de ellos tiene que lavar su propio uniforme, y su salario medio supera los diez millones de dólares, y por supuesto no tienen la obligación de esperar una cola para ducharse.

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Oscar Villares
Redactor de NBA.
One thought on “El campeón olvidado: los ‘originals’ Baltimore Bullets
  1. Jerry Sloan, ‘the original bull’ (the player) – Off the bench

    […] un pequeño centro como Evansville, fue seleccionado en la segunda ronda del draft de 1965 por los Baltimore Bullets, pero tuvo que sufrir los sinsabores del banquillo, permaneciendo a la sombra de Don Ohl y Kevin […]

    19/05/2020 Reply
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