La eterna pregunta, ¿tenemos que seguir apostando por los Spurs?
Durante hace ya una larga década, el abrasador y tórrido verano arroja sobre la ciudad de San Antonio la ya tan conocida pregunta, a modo de disyuntiva y gran interrogante: ¿seguirán siendo competitivos los Spurs? ¿Tanto como para sumar una nueva temporada en Playoffs o es hora de reconstruir tras veinte años de éxitos?
En este contexto interrogativo, existen dos tipos de personas: los que aprenden de sus errores y, en el otro lado de la balanza, los que continúan tropezándose con la misma piedra una vez y otra vez, convencidos de que tarde o temprano acertarán, como aquel jugador de lotería que apuesta una y otra vez por el mismo número.
En el caso de los Spurs, esta situación amenaza con prolongarse un año más, pese a que Tim Duncan, Manu Ginóbili y Tony Parker disfrutan de su retiro y Kawhi Leonard optó –y consiguió- por buscar el título en tierras menos cálidas. Tan solo Gregg Popovich, el gran artífice de esta era dorada, mantiene su posición, firme e inamovible, al pie del cañón.
El pasado mes de diciembre, la caída parecía inevitable. Tras 25 partidos disputados, una dolorosa derrota en el Staples Center ante los Lakers dejaba a los de Texas en una posición delicada, prácticamente desconocida desde hacía mucho tiempo: en el pozo de la Conferencia Oeste con tan solo diez victorias. Todas esas voces que se habían propuesto enterrar a los Spurs se frotaban las manos.
De forma instantánea, los Spurs comenzaron a ganar partidos. Tantos como para dar la vuelta a la tostada, finalizar la regular season en séptima posición –a dos triunfos de la quinta plaza de los Jazz- y acallar, una vez más, a sus críticos.
De hecho, si no fuera por aquel incomprensible e impropio colapso comunicativo en el séptimo partido de la serie ante Denver Nuggets, los Spurs habrían podido optar a cotas mayores. Un resurgir que, de nuevo, nos regala la misma misiva: ¿será este el último baile de los de Gregg Popovich o volverán a competir una temporada más?
San Antonio es el hogar de una de las mejores franquicias de todos los tiempos y de la más exitosa –en cuanto a victorias y títulos se refiere- del presente siglo. Con Pops a su cargo, las espuelas han conquistado cinco campeonatos y han logrado clasificarse a los Playoffs en todas y cada una de las últimas 22 campañas, además de haber alcanzado, al menos, los 50 triunfos en 19 temporadas desde la llegada del técnico en 1997. Prolongar esta excelsa racha no será, ni mucho menos, tarea fácil.
Una vez más, la Conferencia Oeste estará rebosante de talento, calidad y competencia. Anthony Davis y LeBron James buscarán dar un giro al desastre reciente de los Lakers, mientras que Kawhi Leonard, flamante campeón en Toronto, y Paul George buscarán dar su primer anillo a los Clippers. Los Rockets han puesto punto y final al experimento con Chris Paul, pero en su lugar ha llegado un Russell Westbrook cansado de chocarse una y otra vez contra el muro de la primera ronda en Playoffs. Por su parte, los Jazz han añadido mucha dinamita con la llegada de Mike Conley y Bojan Bogdanovic para resolver su gran problema de los últimos años, mientras Denver y Portland han optado por la continuidad de sus respectivos proyectos.
Por si fuera poco, franquicias más ‘modestas’ como los Mavericks, Timberwolves, Kings y Pelicans presentan proyectos jóvenes en ascenso y desarrollo que podrían dar que hablar más pronto que tarde. Sin olvidarnos, ni mucho menos, de unos Warriors menospreciados tras la salida de Kevin Durant y la grave lesión de Klay Thompson. En definitiva, una tropa de candidatos con rumbo a San Antonio que amenaza con destruir la fortaleza de El Álamo.
La gran mayoría de las casas de apuestas norteamericanas se han olvidado de los Spurs, a quienes sitúan entre la octava y la décima posición al finalizar el curso. Una postura que se ha reforzado por el envejecimiento de una plantilla con piezas de futuro que, sin embargo, no parecen asegurar un ‘relevo generacional’ óptimo para seguir luchando por grandes objetivos.
En nómina podemos destacar a los jóvenes Derrick White, Dejounte Murray, Jakob Poeltl y Bryn Forbes, todos ellos, sin embargos, lejos del nivel que acapara la estructura principal del roster: LaMarcus Aldridge (34), Rudy Gay (33), Patty Mills (31) y DeMar DeRozan (30). En el primero y el último volverá a recaer gran parte de la responsabilidad del equipo pero la pregunta es, ¿será suficiente para rivalizar de tú a tú con las grandes potencias del Salvaje Oeste?
Los Spurs han firmado un trabajo inmejorable y envidiable, desafiando –y rompiendo- cualquier tipo de expectativa durante dos décadas. Si R.C. Buford, el otro gran creador y artesano de la estructura Spur, y Popovich vuelven a dar con la tecla para seguir avanzando contra la creciente adversidad, los texanos seguirán dando guerra. Y esto no sorprenderá a nadie.
Sin embargo, todo tiene un fin y, en algún momento, todas las dinastías concluyen su existencia y abren la puerta a algo nuevo, totalmente diferente. Y todos nos volvemos a preguntar, ¿volverán a dar guerra los Spurs esta temporada?
