¿A qué ritmo económico evoluciona la WNBA?
Con el paso de los años, los salarios de las jugadoras han podido ir subiendo gracias al trabajo desde la directiva de la liga. El 17 de julio de 2019 entró en la escena Cathy Engelbert como comisionada y con una misión clara: Mejorar la WNBA y hacer que sea mucho más sostenible a nivel económico.
Una prioridad para Engelbert es que todo sea en una línea ascendente. Tanto el nivel de juego, la llegada de más fanáticos y la subida de los ingresos no pueden dejar de crecer. Estos factores no pueden estancarse o el plan de la comisionada no se podrá llegar a culminar.
En la temporada 2020, las franquicias tienen para sus plantillas un total de 1.3 millones de dólares y los contratos máximos han subido hasta 215 mil dólares, además de subir todos los contratos en general.
Si vamos una década atrás, el presupuesto de las franquicias se encontraba en 772 mil dólares. En ese momento el contrato máximo era de 95 mil dólares, por lo que se ha visto como en proporción han sido aumentado más para las estrellas que las jugadoras de clase media. Es menos del doble en salary cup pero los máximos son más del doble, con algo de diferencia.
Si nos remontamos a la temporada 2000 era Cynthia Cooper la mejor pagada con un salario de 75.798 dólares. En la primera década del siglo aumentó menos de 20 mil dólares, mientras que en la segunda década subió 120 mil dólares, y haciendo hincapié en que la mayor suma era 95 mil dólares y eso fue un gran avance. Una diferencia más que considerable y que puede dar a entender que el trabajo se ha hecho muy bien en los últimos años.
La primera elección del 2019, Jackie Young para Las Vegas Aces, entró a la liga con un salario de 53.537 dólares. En el 2020 Sabrina Ionescu tuvo 68 mil dólares, siendo una pequeña mejora pero siendo un primer escalón muy importante para seguir escalando y que va en aumento progresivo.
Para que esta situación salarial siga mejorando, la WNBA tiene estipulada la cifra de 1.420.500 dólares por equipo para 2023. Si la mejora se reparte de forma equitativa, entrarían 10.041 dólares para cada jugadora de la plantilla. Una cifra cercana a los 11.356 dólares que recibe cada una de las campeonas de una temporada. Aunque lo más probable es que se siga intentando aumentar los contratos máximos y los bonus tanto individuales como colectivos. Ahora mismo la MVP tiene establecido que sumaría 15.450 dólares por la proeza. Aunque este aspecto solo aumentó 450 dólares en comparación con las cifras dadas antes del 2010.
Los otros bonus estipulados actualmente son:
Campeonas de la WNBA: 11.356 dólares por jugadora
Subcampeonas del campeonato: 5.678 dólares por jugadora
Tercera ronda de playoffs: 2.839 dólares por jugadora
Segunda ronda de playoffs: 1.803 dólares por jugadora
Primera ronda de playoffs: 1.136 dólares por jugadora
Todo el All-WNBA First Team: 10.300 dólares por jugadora
Todo el All-WNBA Second Team: 5.150 dólares por jugadora
Sexta mujer del año: 5.150 dólares
Jugadora defensiva del año: 5.150 dólares
Premio a la deportividad: 5.150 dólares
Novata del año: 5.150 dólares
Jugadora más mejorada: 5.150 dólares
Jugadora más valiosa del juego All-Star (si se celebra): 5.150 dólares
Participante del juego All-Star (si se celebra): 2.575 dólares por jugadora
Ganadora del concurso All-Star Three Point Contest (si se lleva a cabo): 2.575
Ganadora del concurso de habilidades All-Star (si se lleva a cabo): 2.575
En la temporada 1999 hubo al menos 50 jugadoras que cobraron menos de 25 mil dólares, mientras que ahora el salario mínimo es de 57 mil dólares. Otra muestra de que hay brotes verdes en el desarrollo de la liga y que no solo se piensa en las estrellas, aunque sean las más beneficiadas. Son ellas las encargadas de aumentar los ingresos, hasta cierto punto, por lo que es justo en el fondo.
Si todo sigue el ritmo que tiene ahora mismo la liga y no aumenta o disminuye, en el 2027 se espera que el salary cup suba hasta cerca de 1.6 millones de dólares y los salarios más altos podrían estar rondando los 250 mil dólares, siendo 35 mil dólares más de los actuales.
También hay que tener en cuenta que esto es una proyección que tenía la liga desde antes de la pandemia, por lo que los efectos que pueda tener no jugar una temporada completa. Además de que aunque se pudieron jugar todos los partidos, fueron sin fanáticos y los ingresos no fueron los mismos.
En el caso concreto de las Chicago Sky, casi la mitad del dinero que entra en la entidad viene de los tickets del público. El propietario, Michael Alter, aseguró que el 40% de sus ingresos son entradas. Por lo que este año es imposible que no se vea afectada la liga debido a esto. Algo que seguramente haga que la prioridad que tenga Engelbert sea que para el verano 2021 se mantenga el dinero de las franquicias en 1.3 millones de dólares.
Después de este año tan complicado para los negocios, conseguir que la liga se mantenga en las mismas cifras ya es todo un triunfo para la comisionada. Aunque no debe sorprender que, por desgracia, se vea un retroceso económico, pero sin jugar se perdería mucho más.
Por otro lado, esta estipulación que tenía la WNBA no cuenta con los factores externos positivos. No todo es malo. Una llegada como Sabrina Ionescu puede hacer que la audiencia suba, además de sumar que Diana Taurasi, Breanna Stewart, Sue Bird y otras jugadoras ya atraían fans desde antes.
Otra cosa a tener en cuenta es buscar un equilibrio entre accesibilidad al contenido y no perder dinero. Es una liga que suele ofrecer muchos partidos gratuitos por redes sociales, siendo retransmisiones por las que no facturan. Por una parte es bueno para ayudar a afiliar a más seguidores, pero quizá el año pasado sin público en las gradas hace necesario buscar todas las formas de ingresar posibles.
Engelbert estuvo 33 años en Deloitte, una empresa de red que es de las líderes en el mundo en cuanto a ingresos y números de trabajadores. Incluso llegó a ser CEO durante unos cuantos años antes de abandonarlo por ser la comisionada de la WNBA. Una experiencia que puede ser vital para saber llevar las riendas de esta crisis que puede afrontar la liga sin vender entradas una temporada entera.
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