De Lauren Jackson a Elena Delle Donne, pura versatilidad
La WNBA es una de las ligas del mundo que más cuida la táctica y la naturaleza de ser un deporte colectivo. Cuenta con grandes entrenadores y, sobre todo, con jugadoras capaces de ejecutar sistemas a la perfección. Algo que puede hacer pensar que no existe calidad individual, pero obviamente eso no lo que ocurre.
En comparación con la NBA prácticamente no existe el individualismo. Es un concepto de baloncesto muy diferente. Aunque eso no debe de hacer creer que no hay jugadoras capaces de hacer de todo sobre la pista. Y no es cuestión de los tiempos modernos, desde casi siempre se podría decir que hay jugadoras muy versátiles sobre las canchas.
A la hora de analizar a exteriores, se puede encontrar muchísimas con gran manejo de balón, visión de juego y eficiencia en el tiro. Es un perfil muy fácil de encontrar. Incluso en las jugadoras con más centímetros han demostrado saber desenvolverse muy bien con la pelota en las manos.
Lauren Jackson desde su llegada a la liga se mostró como alguien diferente y que tenía ganas de romper los esquemas instaurados en el baloncesto. Por ser una jugadora de la pintura no iba a significar que se limitara a coger rebotes y meter canastas debajo del aro. Los planes que tenía la australiana iban más encaminados a crear un nuevo modelo de mujer que midiendo más de 1’95 fuera una amenaza en cualquier lado de la pista.
En la temporada 2007, Jackson capturó su career high de rebotes con 9.7 por partidos e hizo uno de sus mejores años en los triples con 40.2% lanzando 3.9 por partido. Una demostración de que su área de impacto en el juego era prácticamente en toda la pista. Tanto en ataque como en defensa, aunque en esto segundo es cierto que cerca de la pintura se defendía mucho mejor que en la línea del perímetro.
El perfil de Lauren ha tenido una gran trascendencia en la liga, manteniéndose vivo ha día de hoy en jugadoras como Elena Delle Donne. Una interior de 1’96 de altura y que tiene unas habilidades muy parecidas a las de la mítica jugadora de las Seattle Storm.
La actual MVP de la WNBA ha tenido un gran impacto, y no solamente gracias a su físico con lo que le podría haber sobrado para hacer buena carrera. Las capacidades con la pelota de Delle Donne la hacen ser un modelo muy complejo de jugadora. Realmente merece la pena sacar el bisturí y analizar lo que hace sobre la cancha.
Incluso viendo la plantilla de las campeonas de 2019, se puede ver como al lado de Elena hay otra jugadora con unas cualidades muy similares. Con su 1’93 de altura, se podría decir que Emma Meesseman entra perfectamente en este selecto club de interiores tan especiales y con unas buenas nociones de lo que es jugar a baloncesto.
Ahora otras jóvenes como Satou Sabally llegan a la liga siguiendo este mismo modelo de jugadoras sobradas de centímetros y con muchas facilidades para jugar en las líneas exteriores. Un prototipo que tiene muchas posibilidades de triunfar en la liga.
Lauren consiguió dominar la liga y ser la mejor en diferentes temporadas. Algo que también ha hecho la actual ganadora del premio, pro más que en diferentes épocas lo hizo en distintas franquicias. La conclusión de esto es clara, siendo un perfil que ha brillado. Desde el 2003 con el primer MVP de la australiana hasta el año pasado con el de Elena se ha comprobado que ser alta y tener tanta habilidad es una fórmula que funciona en la WNBA.
Entre ellas, tenemos a Candace Parker siendo la mejor del planeta en el 2008 y 2013, siendo un perfil muy parecido. Una interior que destaca más por su elegancia y dominio del baloncesto que por su físico. Un sello de identidad que dejé en claro que pertenece a una estirpe de jugadoras que tienen un abanico de recursos ilimitados.
La temporada pasada, Delle Donne incluso consiguió llevarlo al máximo nivel. Una mujer de casi 2 metros de altura fue la primera de la historia en conseguir promediar una temporada con al menos un 50% en tiros de campo, 40% en triples y 90% en tiros libres. Una proeza que Jackson no consiguió por muy poco.
En el 2007, Lauren hizo 51.9% en tiros de campo y 40.2% en triples. Las visitas a la línea de personal fueron lo que impidieron que consiga la marca. Un 88.3% se quedó muy cerca, pero quedó pendiente ese récord para que más de una década después lo haga la que de alguna manera es su heredera en la liga.
Aún quedan años de Elena brillando si no tiene problemas de lesiones, pero todo indica a que este perfil de jugadoras seguirá instaurado en la liga a largo plazo. Es cierto que no todas las interiores de gran nivel salen bajo estas características, pero si que han tenido mejores resultados.
Otros nombres como Liz Cambage o A’Ja Wilson han demostrado que siendo interiores más al uso pueden ser de primer nivel, pero quizá el futuro siga girando más en la órbita de las versátiles que son una pesadilla para las defensoras.
Un ejemplo claro de esto creo que fue la elección de las Dallas Wings en el último draft. El nombre de Lauren Cox sonaba como posible segunda elección y siendo natural de Texas los pronósticos indicaban que saldría elegida detrás de Sabrina Ionescu. Al final ya sabemos que en la práctica ha salido una cosa totalmente distinta.
Estaba la opción de Cox o Sabally. Una interior más habitual, aunque no por ello menos talentosa, o una alero de gran estatura y muchas facilidades a la hora de jugar por fuera. Las Wings vieron en Satou una futura estrella, como nos comentó Bryce Agler en la entrevista que pudimos hacerle. Dando a entender que desde las propias franquicias ven que este perfil al puro estilo Jackson o Delle Donne es uno de los más viables para construir un proyecto. Incluso le preguntamos si se plantearon un trade up por Ionescu, a lo que nos respondió: «Creo que tuvimos un mejor draft que cualquier equipo de la liga y no cambiaría lo que hicimos».
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