Carmelo Anthony y su idilio con Syracuse

Carmelo Anthony y su idilio con Syracuse

14/05/2020 0

Carmelo Anthony es uno de los anotadores más eficaces e indómitos de nuestro tiempo. Como prueba tangible tenemos las cifras, que a veces no mienten: una suma de 26.314 puntos totales que lo sitúa en el 17º puesto histórico (2º entre jugadores en activo, solo superado por LeBron James), un título de anotación en 2013, o seis apariciones en el mejor quinteto, entre otros logros, disipan todo debate. Al margen incluso de la liga doméstica, su recorrido olímpico acentúa la trascendencia de su figura en este deporte.

Pese a todo esto, el alero ha tenido que lidiar con críticas categóricas durante buena parte de su carrera. Tras haber capitaneado dos franquicias que navegaban con rumbo incierto, ha quedado relegado a un segundo plano en sistemas a los que no ha sabido adaptarse. Hasta su llegada a Portland. Junto a Lillard y McCollum, ‘Melo’ ha encontrado un escenario para redimirse, dejando reminiscencias del icono que un día restableció la ilusión en Denver e hizo vibrar Manhattan. En este punto, sin embargo, es complicado ignorar el argumento más legítimo para sus detractores: la escasez de logros en postemporada a lo largo de su trayectoria. Su capacidad de materializar su talento en victorias, de hecho, ha sido cuestionado de forma recurrente.

Para reconciliarnos con esta faceta ganadora debemos retroceder en el tiempo. Antes de dar sus primeros pasos en la NBA, el de Baltimore había firmado en Syracuse una de las mejores carreras universitarias de la historia en tan solo un año, guiando al programa a su primer y único título nacional.

 

 

The Freshman sensation

Lo decía Jim Boeheim, entrenador de Syracuse, para Bleacher Report: “ahora no es extraño, pero por aquel entonces no era habitual que un freshman liderara un equipo de esa forma”. El modelo one-and-done todavía no había llegado a la NCAA (los jugadores tenían libertad de acceder al Draft directamente desde el instituto); Carmelo fue uno de los primeros que optó por esa vía pese a su estatus de estrella en Oak Hill. Su paso por la universidad, donde promedió 22.2 puntos, 10 rebotes, y 2.2. asistencias, pondría Central New York en el mapa de nuevo.

 

 

La soltura de ‘Melo’ en el uno contra uno y su impacto general en el lado ofensivo le convirtieron en la referencia de unos Orange que lideró en anotación, rebotes, minutos, tiros de campo anotados, y tiros libres intentados y anotados. Por todo esto, recibiría unánimemente los honores de Novato del Año (tanto en la Big East como a nivel nacional) y sería incluido en el segundo mejor quinteto de la NCAA.

El broche de oro de esta temporada extraordinaria lo puso su conclusión: en el primer partido de la Final Four, Anthony batió el récord de anotación de un freshman en el torneo con 33 puntos (además de 14 rebotes). Al día siguiente, en el escenario final, el dúo de novatos McNamara-Anthony protagonizó la consecución del primer campeonato de Syracuse. Carmelo sumó 22 puntos, 10 rebotes, y 7 asistencias, y fue nombrado Most Outstanding Player. Su liderazgo, consistencia, y demostración de talento justificaron una elección nº 3 en la mejor promoción del Draft de este siglo (2003).

 

 

Pero la influencia de Carmelo en la universidad neoyorquina y en la liga trasciende los títulos. Hasta su llegada, los Orange parecían ‘quedarse cortos’ en cada postemporada, pese a haber sido subcampeones en 1987 y 1996; al programa le faltaba dar el salto cualitativo y competitivo que lo convertiría en una amenaza real para otros aspirantes al título. En 2003, de hecho, ni siquiera figuraba en el Top 25 del ranking previo a la temporada.

Los más críticos apuntaban a la incapacidad de alcanzar dicho nivel defendiendo en zona (para aquellos que no estén familiarizados con Jim Boeheim: ‘defensa individual’ no existe en su diccionario). En 2003, complementando el talento ofensivo de Carmelo con un esquema 2-3, los Orangemen legitimaron este sistema que tanta reticencia provoca. El baloncesto de Syracuse ha sido durante décadas la mejor ejemplificación en la liga de cómo defender en zona, y uno de los motivos por los que cada vez más entrenadores han accedido a integrarla nos dirige seguramente al éxito alcanzado por aquella plantilla, que conquistó el baloncesto universitario siendo fiel a un estilo.

 

#EntraEnLaZona

Patricia Mtz. de Lafuente
Patricia Mtz. de Lafuente
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