Inteligencia y veteranía, las virtudes del genio

Inteligencia y veteranía, las virtudes del genio

27/03/2020 0

La inteligencia en el baloncesto es la habilidad más duradera e indeleble que un jugador de la NBA puede poseer. La capacidad de establecer un esquema mental de cada jugar y pensar a una velocidad mayor que el resto de oponentes puede compensar notablemente cuando las capacidades físicas comienzan a menguar fruto de la edad y las lesiones. Una veteranía que es, a su vez y como todos decimos, un grado. Así, tal vez no debería sorprender a nadie que Chris Paul, a sus 34 años, continúe ejerciendo su particular dominio desde la astucia y la inteligencia.

Cuando los Rockets le pusieron un lacito rumbo a Oklahoma City, muchas voces adelantaron que este movimiento no era sino un mero trámite antes de enviar al base a un tercer equipo más pronto que tarde.  Las semanas dieron paso a los meses y dicha operación nunca se materializó. Parecía que Paul había quedado atrapado en su pesadilla de su propia creación: allí estaba él, con su semblante serio, una actitud entre la máxima exigencia y la arrogancia, perfeccionista como pocos, afrontando sus últimos años como profesional en un equipo, a priori, en reconstrucción dentro del marco de uno de los mercados más pequeños de la NBA. Nadie estaba dispuesto a apostar por él, un veterano con una personalidad explosiva, un ‘viejo cascarrabias’ con un contrato muy por encima de lo que reflejaba su producción reciente y su carnet de identidad.

«Un hombre sabio se buscará más oportunidades de las que se le presentan» (Francis Bacon)

Pero, en lugar de mostrar una dosis entremezclada de frustración e ira, Chris abrazó las circunstancias tal y como la vida se las había presentado frente a él y llevo a cabo una veloz y sorprendente metamorfosis. Cargó con el peso de los Thunder sobre sus hombros y capitaneó a un equipo llamado a ocupar la zona modesta del Oeste hasta la quinta posición con un récord de 40-24. Aprendió, además, a vivir en perfecta armonía con sus compañeros de back-court, el prometedor Shai Gilgeous-Alexander y el eléctrico Dennis Schröder sin que la química se viera enturbiada lo más mínimo.

Paul Chris Paul
(Photo by Zach Beeker/NBAE via Getty Images)

Su %TS del 60.9% es la segunda mejor marca de su carrera. Es noveno en la liga en Real Plus-Minus, sexto en Player Impact Plus-Minus y undécimo en Win Shares. Los Thunder son 12.2 puntos mejores por cada 100 posesiones cuando Chris Paul está en pista. En definitiva, juega, hace jugar y aporta un equilibrio magistral a sus compañeros y a sistema que componen. Por si fuera poco, se ha mantenido espléndidamente saludable durante toda la temporada con una carga moderada de minutos en sus piernas (31.7 por velada). Hasta el momento de la suspensión tras el primer positivo por COVID-19, había disputado 63 partidos, su cifra más alta desde 2016 y en proyección de superar los 75 encuentros, el segundo registro más alto desde 2011.

No ha sido solo un encuentro personal consigo mismo, sino que el rendimiento de Chris Paul a lo largo del curso ha supuesto una grata sorpresa para todos, una reinvención de sí mismo cimentada sobre el aspecto mental y fortalecida por un físico que ha vuelto a responderle. “Me siento mejor que nunca”, declaró no hace mucho. Los Thunder y él han sido una de las mejores historias de la liga este curso.

 

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Jacobo León
jakovich90
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