La NBA vigilará las primeras filas para minimizar conflictos
La temporada pasada hubo varios incidentes entre espectadores y jugadores Tuvieron su techo cuando en el tercer partido de las finales entre Raptors y Warriors, en el primer partido en el Oracle Arena. Como recordaréis, en un lance del juego Kyle Lowry se lanzó a salvar un balón que se iba por la línea de fondo. Al caer sobre los espectadores de la primera fila, recibió un golpe-forcejeo por parte de un espectador que resultó ser un miembro de la organización de los Warriors. Mark Stevens, un millonario propietario de una pequeña parte de la franquicia de Oakland. El resultado fue que la NBA le sancionó prohibiéndole la asistencia a partidos de NBA o a actividades de los Warriors durante un año así como una multa económica de 500.000 dólares. A continuación podéis ver el vídeo del incidente:
Como hemos dicho, este incidente sólo fue la punta del iceberg ya que durante la temporada hubo incidentes serios que saltaron a la luz entre fans y jugadores. Russell Westbrook tuvo uno en Utah o DeMarcus Cousins en Boston. Ambos incidentes fueron cerrados expulsando a los fans de los pabellones pero las interacciones entre jugadores y espectadores cada vez son mayores y la inmensa cantidad de cámaras en cada pabellón lo captan todo.
Ante esta escalada de situaciones desagradables la NBA ha entrevistado formalmente a alrededor de una docena de jugadores preguntándoles sobre cuáles creen ellos que son los principales problemas durante los partidos. La respuesta ha sido unánime: el comportamiento de los fans… se está poniendo cada vez peor.
Los números no hacen sino dar la razón a los jugadores y por si fuera poco, muchos de esos incidentes tienen tintes racistas que la NBA quiere cortar de raíz. No hay que perder de vista que la mayoría de jugadores de la liga son de raza negra mientras que la mayoría de espectadores de primera fila suelen ser de raza blanca y de muy alto poder adquisitivo. Las primeras filas no están al alcance económico de la mayoría.
La NBA, a través de Jerome Pickett, vicepresidente ejecutivo y responsable de la seguridad de la liga ha hecho la siguiente declaración:
Hemos añadido a la lista de acciones por las que puedes ser sancionado como espectador de un partido de la NBA lenguaje sexista y contra el colectivo LGTBI. Cualquier lenguaje que denigre a las personas y que no tenga nada que ver con el baloncesto. Comentarios sobre la madre de un jugador o sobre su familia también se han incluido. Todo eso provocará que la persona sea echada de su asiento así como la apertura de investigaciones sobre el incidente para posterior toma de decisiones.
Desde el Sindicato de Jugadores, la NBPA, se insiste en que el problema va a más tal y como dice su presidenta Michele Roberts:
La pasada temporada comenzamos a tener la sensación de que empezaba a haber problemas con las personas que asistían a los partidos. Algo como falta de civismo que, lamentablemente, se permite en los pabellones. Yo misma he visto como el público decía cosas terribles a los jugadores que van mucho más allá del simple «¡qué malo eres!» que todos toleramos. Realmente se dicen cosas muy graves y fuertes directamente a los jugadores.
No necesariamente son siempre temas raciales ya que muchos jugadores blancos también son objeto de la ira de espectadores rivales, pero muchas veces sí que hay esa connotación y no debe obviarse. No quedan demasiado lejos las polémicas raciales que, afortunadamente, obligaron a Donald Sterling a vender a los Clippers o a Danny Ferry a abandonar su puesto de general manager en los Hawks.
Ante todo esto, la NBA anuncia que aumentará la vigilancia en los pabellones para erradicar este tipo de conductas, sobre todo en las primeras filas, las que más pueden interactuar con los jugadores, así como los puntos que jugadores y árbitros atraviesan para entrar en los túneles de los vestuarios. Igualmente, se aumentarán las comunicaciones a los fans cuando entren en los pabellones de qué tipo de comportamiento son será tolerado así como se enviará a los abonados de temporada un código de conducta que incluirá que ellos también serán sancionados si entregan su entrada a otra persona y ésta es sancionada.
Quizás todo esto es reflejo de la sociedad. Si la sociedad está crispada lo normal es que la gente dé rienda suelta a su frustración en entornos en los que se sienten protegidos o casi anónimos como las redes sociales o las grandes concentraciones de personas como pueda ser un evento deportivo. La NBA hace muy bien en ser dura e intentar atajar estos problemas antes de que se hagan más grandes. Pero no podemos olvidar que hay espectadores que parece que tienen permiso para cruzar algunas líneas rojas ya que esto se ve como algo pintoresco. Hablo de Drake en Toronto, de Jack Nicholson en Los Ángeles con los Lakers o de Spike Lee en el Madison Square Garden con sus Knicks.
Hace tiempo, asistir a un partido de la NBA sentándote en las primeras filas podía ser considerado un deporte de riesgo. Imaginaos el daño que puedes hacerte si te cae encima un jugador de 100 kilos que se lanza a salvar un balón. Ahora parece que los pájaros se tiran a las escopetas en la NBA y es que parece que son los espectadores quienes tienen asustados a los jugadores con su lenguaje y actitud agresiva, por tanto aplauso a la NBA que endurezca el control a los espectadores. Cualquier acción puede ser el detonante para que se repitan los infames sucesos de 2004 conocidos como The Malice At The Palace.