“Show must not go on”
El deporte es espectáculo. Sus jugadores son espectáculo. Y a los mejores, siempre hay que verles. Aun con riesgo, ellos mismos quieren jugar. Los entrenadores han de poner a sus mejores piezas sobre el campo. Y los aficionados necesitamos verlos. Pero hay veces que parar es la única opción. Hablo de lesiones. De lesiones que no parecen demasiado graves, pero de lesiones en chicos muy jóvenes. Hablo de Patrick Mahomes II y Zion Williamson. De sus rodillas. Y de que deben parar. Show must NOT go on.
Ambos son jugadores tocados por esos dioses que deciden si “tú sí, o tú no”. El primero con 24 años, el segundo con 19. El primero con un MVP ya conseguido, el segundo con uno de los mayores “Hype” que se recuerda en un jugador novato durante el siglo vigente. Y ambos, lesionados.
Mahomes es un chico preparado para hacer historia. Por talento, por inteligencia y por maneras. Puede sonar exagerado decir esto de un jugador que lleva un par de años en la liga, pero es candidato a estar en el salón de la fama. Y, si las circunstancias le acompañan, a ganar alguna Super Bowl también. Ahora ha llegado su primera lesión grave. Y por una jugada que prefiero no entrar a valorar. La rodilla. Cuidado. Zona delicada. Nos viene a la cabeza Robert Griffin III. Cabeza, por favor.
Zion Williamson. Un jugador con piernas de atleta y torso de Linebacker. Hay muchas ganas de verle en la NBA. De comprobar si, lo que hacía contra los chavales de universidad, también puede conseguirlo ante los profesionales. Esos mates, esos tapones, ese juego en el poste bajo (aun midiendo menos de dos metros). No ha debutado y también lleva una lesión consigo. La rodilla. Cuidado. Zona delicada. Nos viene a la cabeza Greg Oden. Cabeza, por favor.
Ambos son carne de Highligts. Uno con sus pases laterales, sus scrambles y sus no-look-passes. El otro con sus posters, sus robos y sus saltos. Son activos buenos para sus equipos, imprescindibles. Pero todavía más para sus ligas. Para la NFL y la NBA. Competiciones que se nutren de la gente que las ve; y estos chicos, ambos dos, hacen que te aficiones a sus deportes. Vaya que sí.
Ahora toca pedir paciencia. Mesura. Mucho cuidado. No hace falta ser conservador, hace falta ser cerebral, lógico y consecuente. No merece la pena arriesgarte para que jueguen dos, cuatro u ocho partidos más si después no van a ser los mismos. Incluso si gracias a ellos consigues llegar a Play Offs, o ganar un anillo, no habrá merecido la pena sacrificar tu futuro por ello.
Que sí. Que puedes reservarles hasta que se recuperen y después romperse el hombro (ojalá no). También puedes arriesgarte, que jueguen pasado mañana y que no les pase nada. Pero, ¿habrá valido de algo ese riesgo?
Jugadores que posiblemente serán generacionales. No los rompas. Cuídalos como si fuesen hijos tuyos. Más aun. Porque son tu futuro. Y tres victorias más o menos no merecen sacrificarlo.