Febrero, Anthony Davis y Los Ángeles Lakers
Es febrero un mes corto. De tan solo 28 días y cada cuatro años de 29. Pero que sean pocos los días, respecto al resto de meses, no obliga a que la cantidad de acontecimientos que puedan llegar a suceder en él sea menor. Porque febrero es el mes del amor, y del desamor claro, porque al decimocuarto día de cada mes las parejas más enamoradas se demuestran su amor incondicional saliendo a cenar o entregándole a su media naranja ese regalo que simboliza ese amor (incalculable en materia) que se siente hacia la otra persona.
Pero febrero, dejando a un lado el componente amoroso, es el mes en el que empezar a cumplir las metas que todo el mundo se promete cumplir a sí mismo la noche del 31 de diciembre. “Apuntarme al gimnasio”, “dejar de fumar” o empezar a tomarse la vida con más alegría son las propuestas más recurrentes. Pero las navidades pesan, y la cuesta de enero se viene encima, en la universidad se empiezan los exámenes, o esas asignaturas pendientes de aprobar nos esperan con uñas y dientes al final de las vacaciones. Y, claro, a ver quién se pone a cumplir los retos con la que se nos viene por delante. ¡Así no se puede!
Y es que os comentaba antes que febrero es el mes en el que uno empieza a ponerse serio intentando conseguir sus metas, y así es. Y febrero es también el mes marcado en el calendario por todo aficionado a la NBA. Porque en febrero, todos guardamos ese fin de semana de las estrellas alejados de planes. En ese fin de semana no se respira otra cosa, solo NBA. Tampoco es mucho pedir ¿verdad? A ver que excusa nueva ponemos este año a amigos y familiares para escabullirnos. ¡Que difícil es todo!
Pero no es solo eso febrero para el mundo NBA. ¡Qué va! Febrero es mucho más. Unas líneas arriba comentábamos que este segundo mes del año que nos atañe es el de ponerse las pilas, hacer los deberes – a última hora, claro, con la que teníamos en enero no se podía antes- y el de ponerse serio para conseguir nuestros objetivos. Y así afrontan el inicio del mes varios equipos de la NBA. Tratando de encontrar la fuerza necesaria para conseguir sus metas del año. En este caso los equipos recurren al denominado mercado invernal (el cual transcurre manso y tranquilo, a excepción de algún arrollo en forma de traspaso en los dos últimos meses del año) hasta mediados de enero. ¡Que casualidad!
Habéis leído bien si, mediados de enero. Cuando todo se nos viene encima tras la calma del parón navideño. ¡Que mala suerte! O no.. Pues es en esas fechas cuando la maquinaria de la rumorología empieza a carburar y a echar humo. Y díganme ustedes si no nos hace desconectar de la vida cotidiana sentarse a leer los rumores que sobrevuelan el mundo NBA. Pero en esto del mercado de jugadores solo nos podemos fiar de unos pocos. Lo demás son imaginaciones y rumores sin fundamento alguno o meras elucubraciones. Adrián Wojnarowski, Shams Charaina, el program ‘The Athletic’ o Marc Stein son una de las fuentes más fiables en cuanto a primicias y exclusivas se refiere. Y son de obligado seguimiento si estás en el mundo ‘Twitter NBA’. Sino lo estás, te está faltando el tiempo para hacerlo. ¡Insensato! Habrá se visto..
Y como las palabras son de uso general pero su valor e influencia varían según la fuente de la que procedan, tenemos que tomarnos muy enserio (recalco lo de ‘muy’) la información ofrecida en la madrugada del sábado por el programa ‘The Athletic’ a cerca de las intenciones de Los Ángeles Lakers en este nuevo mercado. Y.. ahí viene la bomba. Su objetivo es conseguir una segunda estrella para LeBron y el proyecto del equipo californiano. Pero el terremoto no quedaba ahí. En la tarde de ayer, Wojnarowski, el gurú de los traspasos, soltaba una nueva réplica al terremoto e informaba de que Anthony Davis no tiene intención de renovar con los New Orleans Pelicans y que ha solicitado un traspaso. Se tambalea la NBA.
Pero esto no nos puede pillar de sorpresa. No debería. Porque ya se habían oído cantos de sirena entorno a Anthony Davis, LeBron y Los Ángeles Lakers allá por diciembre. Un amago de arrollo en el transcurrir del mercado como decíamos. Pero en ese momento la NBA actuó. Como actúa esa madre con un pescozón en el cuello cuando no te comportas bien, y con el aviso de una posible segunda ofensiva de mano hacia tu pescuezo de mayor magnitud. Así las cosas, la NBA acusó de ‘tampering’ a los Lakers y la cosa se calmó. Hasta el día de ayer.
Porque lo de ayer supone una bomba al mercado de febrero. Nuestro mes, no lo olvidéis. Los Lakers se van a mover en el mercado. Y si las palabras cambian de valor o de importancia, que los Lakers vayan a ser activos en el mercado y que Anthony Davis anda con ganas de cambiar de aire no supone lo mismo que lo haga Minnesota (tirando piedras a mi propio tejado, que desgraciado soy) y le apetezca un cambio a Gorgui Dieng. Porque no hace falta decir la magnitud de mercado que son los Lakers. Hollywood, glamour, estrellas y baloncesto. Todo en un cancha de baloncesto. Como para no ser atractivo. ¡Quien pudiera!
Las fichas están puestas encima de la mesa. Y los Lakers van a participar en ello. Suele pecar este mercado de sufrir un efecto dominó en los movimientos. En cuanto uno mueva, se desencadena el resto. Y los angelinos no vienen a mover una ficha insignificante, no, vienen a destrozar el tablero y a llevarse el premio gordo. Vienen a por Davis.
No quieren otra cosa. Quieren una estrella contrastada. Una segunda espada. Y Davis lo es. El componente que ayude a LeBron, a la ‘Young core’ y a la franquicia a pelearse con los mejores de la liga. Ese es el plan. Y no parece que vayan a retroceder en el intento. Pero, un momento, estamos dejando de lado una parte fundamental. Esencial y vital diría yo. La denominada ‘young core’. El mercado de febrero no es como el de agentes libres. Aquí el que quiere algo que ofrezca lo que tiene para dar a cambio. Y las jóvenes estrellas de los Lakers ganan peso como valor de cambio en un posible traspaso. Es por eso que no nos debería extrañar que la llegada de una estrella pueda suponer la salidas de uno varios de ellos. Así como de jugadores como Lance Stephenson, Beasley o Cadwell-Pope. ¡Todo sea por una estrella! Anthony Davis es el pez gordo.
La estrella y referencia interior de los Pelicans es el gran deseo de los Lakers. Y las noticias plantean un panorama favorable a los intereses de la franquicia. La salida de Davis provocaría en New Orleans el fin de una etapa y el comienzo de una nueva reconstrucción. Pero el terremoto en la liga sería de proporciones incalculables. Anthony Davis el mejor interior de la NBA junto a LeBron James (no, no pienso daros el gusto, la carnaza de leer ‘el mejor jugador de la liga’ para que me lo echéis en cara o me lo neguéis).
Pero conseguir a Davis supone un precio caro. Los Pelicans pedirán a jugadores jóvenes de valor como Kuzma y Lonzo, así como jugadores expiring o con contratos livianos que no le comprometan. Y no olvidarse de las rondas de Draft. La base de toda reeconstrucción.
Y hasta aquí llegamos. Y volvemos a febrero. No recibo nada a cambio por nombrarlo, os lo juro. Pero es que aún ni ha comenzado y ya empieza a pintar entretenido. El gigante púrpura empieza a afilar colmillos, a acicalarse y a ponerse guapo para conquistar a su nueva estrella en este febrero de empezar cumplir objetivos. En este febrero del amor y del baloncesto.
Imagen de portada vía: Dailly Xpress