Golden State Warriors: un verano para revivir una dinastía
El 12 de marzo de 2019, los Golden State Warriors eran primeros de la Conferencia Este. Su récord por aquel entonces era de 45 victorias y 21 derrotas. Más de un año después, y con la liga en un parón indefinido, la situación es completamente diferente. En la temporada 2019/20 acumulan tan sólo 15 victorias y 50 derrotas. Son, hoy por hoy, el peor récord de la NBA. Probablemente, ni yo ni ninguno de vosotros esperábamos esto antes de que dieran comienzo los pasados Playoffs. Los de la bahía llegaban a las eliminatorias por el título como grandes favoritos a hacerse con el campeonato. La consecución del mismo hubiera supuesto el primer three-peat desde aquel de los Lakers de Shaq y Kobe entre 2000 y 2002. Sin embargo, no pudo ser. Las lesiones y unos Raptors fantásticos condenaron a los de Kerr en las Finales.
En aquella eliminatoria ante el conjunto canadiense dio comienzo el principio de lo que puede acabar siendo el fin de una dinastía. Tras más de un mes fuera por una distensión en el gemelo, Kevin Durant regresó en el quinto partido de las Finales. Golden State perdía 3-1 y se antojaba casi imposible una remontaba, pues debían ganar dos encuentros en Toronto. Con diez minutos por jugar en el segundo cuarto y tras un inicio sensacional, el tendón de Aquiles de ‘KD’ dijo basta. La única palabra que salió de su boca de camino a los vestuarios fue un “¡Fuck!” que definía perfectamente su frustración. Sabía lo que había ocurrido y lo que ello suponía. Ahí terminó su temporada y su muy exitosa etapa con la franquicia californiana. Y empezó un calvario al que todavía hoy, diez meses después, no ha puesto fin.
“Nunca subestimes el corazón de un campeón”. Esta frase, pronunciada por el legendario Rudy Tomjanovich (desde hace unos días miembro del Hall of Fame) en 1995, describe a la perfección la victoria de los Warriors en aquel fatídico quinto partido de las Finales de 2019. Los de Kerr lograron imponerse en suelo rival y alargaron un poco más la serie. El sexto combate iba a ser el último que se disputaría en el Oracle Arena. El pabellón que vio forjarse a un equipo de leyenda sufrió, sin embargo, el peor de los finales. No sólo se fue el título y el tan deseado three-peat, sino que también perdió a uno más de sus héroes. Con 2 minutos y 22 segundos por jugarse en el tercer cuarto, Klay Thompson cayó de una de las peores formas posibles tras recibir una falta de Danny Green en un intento de mate al contraataque. Llevaba 28 puntos y estaba siendo el mejor del encuentro.
Se marchó al vestuario pero, una vez dentro de los túneles, decidió volver a cancha. Si no lanzaba los tiros libres no podría disputar un segundo más de partido. Anotó los dos y, tras cojear ligeramente y dar un par de saltos en el balance defensivo, se adentró definitivamente en el vestuario. Y no, esta vez no regresaría. Allí se acabó también el curso de Thompson. Y, al igual que Durant, no volverá a disputar un partido de la NBA hasta el inicio de la temporada 2020/21. Que, ya de paso sea dicho, veremos cuándo es.
Las Finales terminaron, los Raptors se coronaron y Canadá celebró por todo lo alto la victoria de Toronto. Los Warriors veían la gloria de cerca, en los ojos de todos los miembros del equipo rival. Ellos, sin embargo, estaban tocados. Muy tocados, prácticamente hundidos. La situación no podía ser más difícil para quienes un año antes se bañaban en champán tras lograr el back-to-back. O, al menos, eso creíamos por aquel entonces. Los dos lesionados de larga duración eran agentes libres y no había margen salarial para hacer fichajes destacados en caso de que se marchara uno de ellos.
Llegó el mes de junio y, con este, el mercado de agentes libres. Como era previsible, Klay Thompson firmó un contrato máximo con los de Steve Kerr. Y, como también era de esperar, Durant abandonó Oakland. Lo hizo después de tres años, dos anillos y la misma cantidad de MVP’s de las Finales. Puso rumbo a Brooklyn junto a su amigo Kyrie Irving. Bob Myers aprovechó la situación para hacer llegar vía sign & trade a D’Angelo Russell, que venía de ser All-Star con los Nets. Para hacerse con él, se vio obligado a sacrificar a Iguodala. El MVP de las Finales de 2015 fue una de las piezas esenciales en los éxitos de la franquicia. Pero, camino de sus 36 años, ya no podía ofrecer tanto como años atrás. A esta sensible baja se sumaron las de Shaun Livingston (retirada), Quinn Cook, Jordan Bell y DeMarcus Cousins, entre otras.
Llegaron a la presente temporada con Curry, Green y Russell como estrellas en activo. Tenían la esperanza de clasificarse sin demasiados problemas a los Playoffs. Y, una vez allí, competir como la franquicia ganadora que son. Sin embargo, y tras un inicio nefasto, Stephen Curry se fracturó su mano izquierda. Kerr no ha dispuesto de los servicios de su gran estrella durante cuatro meses. Meses en los que, lógicamente, se ha disipado cualquier deseo competitivo del equipo. Hoy por hoy tienen, como hemos comentado en el primer párrafo, el peor balance de toda la NBA. Ha sido un año de transición en la pista, pero uno muy importante en los despachos. Myers no ha parado de moverse y, por supuesto, no lo hará hasta colocar a sus Warriors en la mejor posición posible para volver a luchar por el anillo.
El General Manager de Golden State ha hecho una serie de movimientos a lo largo del curso en los que se ha hecho con los servicios de Andrew Wiggins, una primera ronda y cinco segundas rondas del Draft. Para ello, ha movido a Willie Cauley-Stein, Alec Burks, Glenn Robinson III, Jacob Evans, D’Angelo Russell y Omari Spellman. La sensación del público general con respecto al uso futuro de esas piezas es de incertidumbre. También, y pese a conocer el impecable historial de Myers, de una ligera desconfianza. Puede que muchas de las rondas adquiridas acaben saliendo de San Francisco. También podría salir Andrew Wiggins e incluso la elección alta del Draft que poseen (top 4 con casi toda seguridad). Pero las opciones competitivas de la franquicia en el futuro van mucho más allá de lo obtenido en los traspasos realizados.
En primer lugar, y aunque no parezca demasiado importante, la gestión de los jugadores con contratos two-way y de los adquiridos con contratos de diez días será clave. De momento, el trabajo que se está haciendo en este aspecto es fantástico. Sin embargo, no todos los que están teniendo minutos este curso podrán formar parte de la plantilla en el próximo. Sólo ocho miembros de la plantilla cuentan con un contrato garantizado la próxima temporada. Los otros siete ni siquiera tenían garantizado su salario al completo para el presente curso.
Tres de estos siete, Damion Lee, Marquese Chriss y Ky Bowman, pasaron de tener un contrato two-way a uno regular. Lee y Chris firmaron extensiones hasta 2022, con la temporada 2020/21 parcialmente garantizada y la 2021/22 no garantizada. Pese a ello, y teniendo en cuenta su buen nivel, parece que seguirán en el equipo. Bowman, por otro lado, no tendrá su presencia garantizada en los dos próximos cursos aunque haya firmado una extensión por el mínimo. Similares son las situaciones de Juan Toscano-Anderson y Mychal Mulder. Éstos también han firmado un contrato hasta 2022 sin garantía alguna. Ellos, sin embargo, no eran jugadores two-way. Los otros dos miembros actuales del equipo, Chasson Randle y Dragan Bender, están sujetos a contratos de diez días. Por lo tanto, parece muy difícil que vayan a formar parte del roster final de la próxima temporada.
Una vez la liga se vuelva a poner en marcha, continuará el proceso de refuerzo de un equipo que quiere volver a abrazar el trofeo Larry O’Brien en 2021. Llegará la lotería del Draft, tras la cual conoceremos del pick de primera ronda de los Warriors. Como ya hemos dicho, no bajará del 4. Las opciones en caso de no traspasar la elección (es bastante factible que lo hagan) son varias. En principio, cuatro de las posiciones de titular están ocupadas. La restante es la posición de pívot. Por lo tanto, podrían apostar por James Wiseman o incluso, aunque parece difícil que lo hagan, por Onyeka Okongwu. Puede que también barajen la opción de seleccionar a Obi Toppin, el prospect más preparado para incorporarse a un contender a corto plazo. Con Green de ‘5’ en los minutos finales, él podría actuar como ala-pívot.
Pese a la vacante en el puesto de pívot titular, puede que esa no sea la mayor necesidad de los Warriors. Kerr intentará no exprimir demasiado a Curry y Thompson en temporada regular. Por lo tanto, puede que Myers busque un buen anotador para el banquillo y que, a poder ser, pueda ocupar el papel de generador exterior durante algunos minutos por encuentro. Anthony Edwards, gran candidato a día de hoy al número 1 del Draft, podría sumar un buen número de puntos por partido. Sin embargo, todavía deja bastante que desear en labores de distribución. LaMelo Ball es un buen pasador con potencial de sumar tanto como playmaker como anotador. Pero tiene mucho margen de mejora, y para ello necesita cometer un número de errores que un contender no se puede permitir. Ni es el jugador que necesitan ni son los Warriors la franquicia que necesita el pequeño de los Ball para seguir creciendo.
En los últimos días, varios medios han resaltado un posible interés de Bob Myers en Deni Avdija. El joven alero del Maccabi cuenta con experiencia en la Euroliga y podría adaptarse bien al rol de generador secundario que necesita Kerr. Aunque con ciertas limitaciones que le harán sufrir, es inteligente en defensa. Por otro lado, todavía no es muy fiable de cara al aro. Un ambiente como el de los Warriors podría ayudarle mucho a crecer, pero tal vez él no sea capaz de ayudar tanto al conjunto californiano a corto plazo.
Una de las grandes armas de la franquicia es la Trade Exception de algo más de 17 millones de dólares que adquirieron tras el traspaso de Andre Iguodala a Memphis. Podrían hacer uso de ella incluso antes del Draft, incluyendo su primera ronda o alguna de las dos segundas que poseen. Con esta excepción podrían hacerse con jugadores de la talla de Josh Richardson, Marcus Smart, Robert Covington, Aaron Gordon o incluso el propio Iguodala. Sin embargo, siendo realistas, será muy difícil adquirir alguno de ellos sin dejar por el camino rondas que pueden ser muy valiosas a medio y largo plazo, una vez la era de Curry, Thompson y Green haya terminado.
En un artículo publicado por NBC Sports, consideran como grandes candidatos a llegar a la bahía a Ricky Rubio (17 millones de dólares en la 2020/21), Evan Fournier (17 millones con opción de jugador), Dennis Schröder (15’5 millones), Will Barton (13’92 millones), Kelly Oubre (14’375 millones), Thaddeus Young (13’545 millones) y Rudy Gay (14 millones). Cualquiera de ellos podrían ser de gran ayuda en un contender como los Warriors. Unos más y otros menos, por supuesto. Algunos no son tomados muy en cuenta de cara al futuro de su actual franquicia, por lo que el precio para conseguirlos podría no ser muy alto. Otros podrían ser “sacrificados” por sus equipos con el objetivo de no tener problemas salariales a corto plazo. Myers deberá ingeniárselas para sacar lo mejor posible de esta excepción que caducará, salvo una muy posible prórroga por el COVID-19, el próximo 7 de julio. Y, conociendo al General Manager del conjunto californiano, quién sabe si no nos sorprende con la incorporación de alguno de los jugadores nombrados en el párrafo anterior.
Debido a la situación que estamos atravesando, el próximo verano NBA no será como cualquier otro. Por ser, seguramente no será ni en verano. No sabemos hasta qué punto pueden cambiar las reglas del juego y si será más corto que hasta ahora. Independientemente de esto, y aunque puede llegar a influir, Golden State llegará a este punto con el Draft y la Trade Exception resueltos. Con más conocimiento de las piezas que formarían parte de la plantilla, Myers podría empezar a buscar traspasos para aumentar el nivel de la misma. Piezas como Andrew Wiggins y/o lo elegido en el sorteo universitario podrían formar parte. Aunque, con lo que sabemos hoy, es muy difícil predecir de qué forma se van a mover en los despachos en cuanto a traspasos se refiere.
Lo que sí sabemos a ciencia cierta es que contarán con una Mid-Level Exception para la temporada 2020/21. Esta debía ser de 5’9 millones de dólares. Sin embargo, y como es previsible, bajará. Al igual que con la Trade Exception, NBC Sports también publicó un artículo acerca de once jugadores con los que la franquicia podría utilizar la MLE. Estos son Dario Saric, Alec Burks, Paul Millsap, Marc Gasol, Kent Bazemore, Trevor Ariza, Derrick Favors, Moe Harkless, Jae Crowder, Davis Bertans y Avery Bradley.
Todos salvo Saric, Ariza y Bradley serán agentes libres sin restricciones. El croata lo será restringido, por lo que parece difícil que pueda acabar a las órdenes de Kerr. Ariza tiene contrato con los Trail Blazers para la próxima temporada. Pero sólo 1’8 de los 12’8 millones del mismo son garantizados. Si la franquicia de Oregon prescinde de sus servicios, podría ser una buena opción para Golden State. En cuanto a Bradley, tiene una opción de jugador de 5 millones con los Lakers. Salvo sorpresa, se aferrará a ella. Si no lo hace, podría ser un buen refuerzo para el banquillo de los Warriors.
Entre los ocho restantes, puede que Marc Gasol sea la opción ideal. Cubriría la posición de pívot titular. Además, su buena lectura de juego daría un “plus” al ataque del equipo, que ganaría seguridad e imprevisibilidad. Y, sobre todo, reforzaría algo más una defensa que es, hoy por hoy, el principal punto débil de los Dubs. Millsap, salvando las distancias (y los centímetros), podría tener un papel similar, aunque seguramente como sustituto de Green desde el banquillo. Burks y Bazemore conocen la franquicia y se adaptarían bien, Bertans brindaría todavía más amenaza desde el triple y Favors podría ocupar el puesto de ‘5’ titular con ciertas garantías, siempre y cuando no se hagan con uno mejor en el Draft o en cualquier otra operación. Harkless, de 27 años, podría sacar un buen contrato este verano. Sin embargo, ser una pieza clave en el banquillo de un contender le podría venir genial tanto a él como a Golden State. Jae Crowder, por último, ya demostró en Boston que puede ser muy importante en un proyecto ganador. Aunque con menos habilidades como playmaker, podría tener un rol similar al de Iguodala en años anteriores.
Por último, Myers también intentará hacerse con algún buen jugador mediante un contrato mínimo. Como cada año, ciertos veteranos de la liga quieren incorporarse a equipos con aspiraciones a ganar el campeonato. Una pieza de esas características podría tener unos minutos de calidad por encuentro y, sobre todo, generar un buen ambiente en el vestuario. En la bahía comprobaron en 2017 y 2018, con la figura de David West, lo importante que es tener un miembro de este tipo en la plantilla.
En definitiva, las opciones de los Warriors en los próximos meses se cuentan por millones. Tienen mucho trabajo en los despachos para reestructurar un proyecto que ya les ha dado tres anillos de campeones. No sabemos en qué dirección se van a mover ni cómo nos van a sorprender. Porque, como lleva demostrando Bob Myers desde hace unos años, siempre lo hacen. Steph, Klay y Dray tienen hambre de más. El tiempo, no obstante, se va agotando. Pero si tienen un buen ejército que les cubra las espaldas, saldrán a morder como nunca. Como si fuera, y tal vez lo es, la última vez. Porque los jugadores van y vienen, los físicos cambian, pero la esencia del campeón permanece intacta.
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