La frustración de Bradley Beal
Esta madrugada hemos sido testigos de una gran proeza anotadora en la NBA. Bradley Beal anotó 55 puntos ante los Bucks para convertirse en el primer jugador en alcanzar los 50 puntos en dos partidos en back-to-back desde 2007. El último en lograrlo había sido Kobe Bryant en marzo de aquel año. Esta pasada jornada Beal lo igualaba precisamente en la misma noche en la que Michael Jordan despedía para siempre a la leyenda oro y púrpura entre lágrimas.
Sin embargo, este ritmo compulsivo de anotación no se está traduciendo en victorias. Beal es el segundo máximo anotador de la temporada en la NBA (30.1 puntos) pero su equipo solo ha vencido en uno (ante Minnesota) de los nueve partidos en los que ha superado la barrera de los 40 puntos. Todos los demás, incluidos estos dos últimos ante Bulls y Bucks, se han saldado con derrotas.
En Washington tienen entre manos una bomba de relojería. El pasado mes de enero el propio Beal estallaba después de que los Wizards cayeran a manos de Chicago, un rival a priori asequible. “Todas las derrotas duelen. No me gusta perder. Lo siento. Especialmente los partidos que son ganables”, declaraba el jugador tras la decepción. Poco después, su frustración y enfado aumentaron tras conocerse que no jugaría el All-Star Game. Ni siquiera tras la lesión de Damian Lillard, cuyo vacío fue rápidamente llenado por Devin Booker, Adam Silver se acordó de él.
Beal ha interpretado esto como una ofensa y no ha tardado en dar su réplica: promedia 37,2 puntos en el último mes y en los últimos dos partidos ha superado su propio career-high. Una ira que en el momento actual del curso puede perjudicar más que beneficiar los intereses de los Wizards.
Curiosamente, cuando su anotación se limita entre los 26 y los 35 puntos, el balance de los Wizards es positivo (12-7). Cuando anota 30 puntos o más y los Wizards ganan, promedia 6,7 asistencias. Cuando anota 30 puntos o más y pierden, este registro cae hasta los 5,4 pases de canasta. ¿Casualidad o resultado natural de la ecuación?