Mike Conley: Organizar menos y anotar más
En Salt Lake City necesitarán el mayor rendimiento colectivo posible si pretenden luchar por el cetro de la Conferencia Oeste. Pero aún así existen pequeñas particularidades que entrarán en escena. Un objetivo que se aleja sustancialmente cada vez que Mike Conley cae presa de su cada vez más habitual irregularidad. En los últimos cuatro partidos –antes del de este pasado sábado ante los Rockets de Harden y Westbrook– había promediado 19 puntos y 5 asistencias con un acierto en triples 36%. Un pequeño oasis que no ha sido más que eso. Un mero espejismo dentro de un espeso desierto, extenso, casi interminable.
Ante Houston el base nos regaló otra de arena. No fue su peor versión del curso, pero si improductiva. Conley anotó 13 puntos pero firmó un acierto del 33% en tiros de campo y del 16% en triples. Sus siete asistencias se diluyeron en un box plus/minus de -7 lo que ratifica lo que muchos pensamos: los Jazz quieren que Conley anote no que organice el juego del equipo.
Eso es lo que realmente necesitan los de Quin Snyder. Olvidemos la creencia previa de que su responsabilidad es la de crear juego mientras libera de dicha carga a Donovan Mitchell. La pelota debe y tiene que estar en las manos de Mitchell. Lo que necesitan los Jazz, en consecuencia, es que el base proporcione anotación regular y potencia de juego. Además de un buen movimiento sin el balón, defensa exterior y la apertura de la pista. Como sus compañeros.
Cuando Snyder rodea a Mitchell con tres tiradores y Rudy Gobert como rodillo y catalizador interior, detener a los Jazz es una misión muy complicada. Casi imposible. Durante la ausencia de Conley, Royce O’Neale tomó el testigo en el quinteto inicial junto a Gobert, Bogdanovic, Ingles y Mitchell. Una unidad que registra un net rating de +17.3, la segunda mejor marca de toda la NBA entre aquellas que han disputado 300 minutos, tan solo por detrás de la estelar de Milwaukee, con Antetokounmpo a la cabeza.
Sin embargo, hemos visto que Conley va a ser la apuesta inicial y que O’Neale mantendrá su suplencia. Una confianza a la que deberá responder con números y capacidad de adaptación. Su nuevo rol es muy diferente al que desempeñó durante sus años en Memphis. Pero la NBA es así. Adaptación o morir. Sino que le pregunten a Andre Drummond o, previamente, al que fue su compañero en Detroit Greg Monroe.
Los Jazz necesitan que todas las manos remen en la misma dirección si quieren competir ante los equipos de élite en el Salvaje Oeste. Tienen que cerrar su aparición en los playoffs cuanto antes, donde podrían medirse ante los propios Rockets. Ahí, Conley será la clave. En Utah ya saben qué esperar y qué ofrece cada uno del resto de componentes del roster. Sobre Mike, las dudas (y las miradas) se han mantenido desde el inicio de la temporada. Pero es precisamente él el único capaz de marcar las diferencias y elevar el techo de la franquicia a la hora de la verdad.
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