La falta de profundidad en el banquillo de los Lakers
El duelo angelino de Navidad dejó bien en claro las diferencias en la profundidad y de variantes del banquillo entre ambas plantillas.
La «Batalla de Los Ángeles», como se lo categorizó a este duelo navideño entre las dos franquicias de esa ciudad, dejó muchas conclusiones. En la previa del partido, ya había muchos condicionantes que invitaban a observar el juego: la vuelta a los primeros planos de los Lakers y su reconversión como contenders al anillo luego de varias malas temporadas, el dúo George-Leonard desde el inicio (recordemos que PG no estuvo presente en el primer encuentro entre ambos equipos el 22 de octubre, el cual fue el debut de ambos conjuntos en la actual campaña y finalizó con un 112-102 a favor de los dirigidos por Doc Rivers); las declaraciones de LeBron James en contra del load management y la reacción a esto por parte del entrenador de los Clippers; por sólo mencionar algunos factores.
Sin embargo, en este artículo vamos a enfocarnos en un punto esencial que es la segunda unidad de ambos equipos. Este es uno de los pocos puntos que genera dudas respecto de la capacidad de los Lakers para ser reales contendientes al título. Poseen una de los mejores defensivas de la liga (líderes en tapones con un promedio de 7,2 por juego y se ubican segundos en la tabla de robos con 8,6 por partido, detrás de los Chicago Bulls que promedian 9,8). La protección de la zona es uno de sus puntos más altos, con Anthony Davis como abanderado en ese aspecto más allá de su influencia en la ofensiva; es el escolta en la tabla general de taponadores con 2,7 bloqueos por juego. Luego, dentro del equipo, otros que suman en ese apartado son Javale McGee (1,5 tapones) y tercero se encuentra Dwight Howard muy cerca con 1,3 como promedio. Sumado a su muy buena defensa de la pintura, los púrpura y oro también poseen buenos defensores en el perímetro, como lo son: Avery Bradley, Rajon Rondo, Danny Green y Alex Caruso.
Por lo tanto, claro está que, pese al talento ofensivo de LeBron y AD, una de las fortalezas de la plantilla es su defensiva. Aunque, pese a todo lo mencionado anteriormente, una debilidad no menor y que cada vez sale más a la luz es la poca profundidad del banquillo y la ausencia de un organizador de juego. Rajon Rondo no está siendo el base que organizaba todo como ocurría en Boston Celtics o Chicago Bulls, inclusive cuando él está en cancha y LeBron se encuentra en el banquillo; sumado a que los otros perimetrales tampoco han demostrado tener la confianza suficiente para organizar las ofensivas (Bradley, Kyle Kuzma, Caruso, Quinn Cook). No se espera que sean ellos quienes tomen la gran mayoría de los tiros, pero sí que tengan más tiempo el balón en sus manos y evitar el uso excesivo del aclarado por parte de James y Davis. Esto último se vuelve muy predecible y fácil de defender para sus rivales ya que, pese a los buenos números de anotación de sus estrellas, casi todas las acciones en ataque arrancan o culminan con el aclarado. Puede que haya cortinas ciegas para las salidas de tiradores o algún pick and roll comandado por Rondo o Bradley, pero todo termina de la misma manera. Y esto, para un equipo que tiene muchas más variantes y opciones para explotar al momento de tener el balón, resulta ser una estrategia muy básica y poco desarrollada.
Por el contrario, el sistema de juego de los Clippers parece ser más completo tanto al momento de defender como al de atacar. En defensa, además de tener buenos representantes en ese apartado (Kawhi Leonard, Paul George, Patrick Beverley y Montrezl Harrell), utilizan por momentos una defensa zonal 2-3 que dificulta el desarrollo del juego ofensivo de sus rivales. Y, en ataque, no hay tanta dependencia de sus estrellas para anotar debido a que, provenientes del banquillo, hay dos muy buenos jugadores que se complementan entre sí para aportarle lo suyo al equipo, casi como no ocurre con ningún otro equipo de la NBA: Lou Williams y el mencionado Harrell. Lou ha sabido ser en tres ocasiones el mejor sexto hombre de la liga, por lo que ya se sabe que es una garantía saliendo desde el banquillo; sus números lo demuestran: promedia 19,1 puntos por partido, sumado a 3 rebotes y 6,2 asistencias en la actual temporada. En el caso de Montrezl, está teniendo su mejor año en los Clippers en su tercer temporada con la franquicia; 19 puntos por juego, sumado a 7,5 rebotes, 1,9 asistencias y 1,2 tapones. A diferencia de años anteriores, está atrapando más rebotes y anota con facilidad al contar con más minutos en pista (29,2 por noche).
Como consecuencia, queda demostrado que a los Lakers les falta poseer un sexto hombre con más capacidad anotadora y de comandar las acciones en ofensiva; cabe mencionar que, en esa cuestión, se espera mucho más de Kyle Kuzma, que en la temporada anterior supo ser la «segunda espada» en ataque detrás del King James (llegó a promediar 18,7 puntos por encuentro, aunque un detalle no menor es que era titular). Una realidad totalmente opuesta y muy positiva viven los Clippers, que poseen dos hombres con casi un promedio de 20 puntos saliendo de la banca y que se reparten la cantidad de puntos de una forma más equitativa.
Veremos si los púrpura y oro realizan una contratación en lo que resta de la temporada para afianzar más la estructura del equipo; en relación a esto, uno de los apuntados fue Andre Igoudala, aunque nunca se terminó de concretar. Puede que surjan otras opciones, pero también va a ser importante que Kuzma aumente sus números de anotación con el transcurso de los partidos (anotó 25 unidades en el duelo navideño y fue, hasta ahora, su máximo en esta temporada), y que el equipo no sea tan dependiente de sus estrellas. Algo no menor es que, pese a que continúan siendo los primeros clasificados en la Conferencia Oeste con un récord de 24-7, tuvieron hasta el momento un calendario que los favoreció ya que no enfrentaron a los mejores equipos de la liga y que llevan cuatro derrotas consecutivas enfrentando a equipos considerados contenders: 105-102 en su visita a Pacers, 111-104 frente a Bucks en Milwaukee, 128-104 contra Nuggets en casa y caída por 111-106 contra Clippers en el Staples Center. Un llamado de atención para los Lakers que, pese a que no lo están haciendo mal, pueden jugar mucho mejor.
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