El incidente de Westbrook en Salt Lake City continúa vivo
Hace 9 meses, el ahora jugador de los Houston Rockets, tuvo un altercado con un aficionado de los Utah Jazz en un encuentro de la regular season. En el pabellón de Salt Lake City se vivió uno de esos múltiples escenarios de controversia por parte de las primeras filas que la NBA busca erradicar. En esta ocasión, quedó en una conversación muy salida de tono y en la que ambas partes estuvieron bastante alejados de la deportividad que habitúa el baloncesto.
El aficionado de los Jazz se dirigió a Russell Westbrook con las siguientes palabras: «Ponte de rodillas, que es como tienes que estar«. Algo a lo que el jugador, y más conociendo su temperamento, estaba muy claro que iba a responder. De la boca de Westbrook salió: «Te voy a joder, crees que estoy de broma pero no. Te voy a joder a ti y a tu novia«. Una situación por la que fue multado por 25.000 dólares, mientras que el espectador fue expulsado del pabellón y se le prohibiría la entrada de por vida.
«No hay lugar en nuestro deporte para los ataques personales o la falta de respeto». – Steve Starks, presidente de Utah Jazz
El presidente de los Jazz fue muy claro con su declaración, a la que añadió: «Todos merecen la oportunidad de disfrutar y jugar el juego en un ambiente seguro, positivo e inclusivo«. Hasta ahí todo seguía el guión natural, con la directiva local respondiendo bien y el jugador sancionado económicamente.
Ahora, es cuando este caso ha vuelto a revivirse, dado que el aficionado de Utah ha denunciado a Westbrook. El titular de la demanda es que ha sido «por arruinarle la vida». El espectador afirma haber perdido su puesto de trabajo y su plaza en un curso de pilotos, y que su novia también había sido afectada. Por ello, piden una cantidad económica de 68 millones de dólares para él y de 32 millones de dólares para ella.
En estas situaciones, lo normal es que la entidad o jugador que se haya metido en este tipo de problemas llegue a un acuerdo con el espectador. Es bastante curioso este caso en concreto, y lo normal es que no termine de coger mucha fuerza más lejos de lo llamativo que ha sido.
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