Miami saca a la luz carencias en Atlanta
El buen arranque de temporada para los Hawks iba a empezar a tener curvas muy cerradas. En el debut ante Pistons y la victoria contra los Magic se dieron grandes sensaciones. Las mismas que se mantuvieron en la tercera cita contra los 76ers. En este último no se consiguió ganar, pero se dio bastante guerra a unos de los principales contenders de la Conferencia Este. El inicio no podía haber sido mejor para un proyecto tan joven.
La próxima velada tendría como destino Florida, para enfrentar a los Heat. El regreso de Jimmy Butler después de la paternidad, un gran estado de forma antes de su llegada y otros factores obligaban a que los de Georgia sacaran lo mejor de ellos para mantener línea ascendente. Los contrincantes anteriores no habían sido sencillos, pero siendo back to back los minutos en las piernas se iban a notar.
Una vez en la pista disputando el partido, se vino el golpe más duro que podrían sufrir. El primer cuarto estaba siendo bastante competitivo, teniendo a Collins muy acertado desde el triple y con el base sin anotar. La ‘Trae-dependencia’ parecía haber desaparecido y se mantuvieron 26 – 29 en el electrónico. El problema es que sin ser su mejor noche, una mala pisada hizo que Young acabara en el suelo con síntomas de claros dolor. Instantes donde el corazón de todos los aficionados de los Hawks, y del buen baloncesto, estaba a punto de dejar de funcionar.
El guard finalmente no pudo regresar, y se quedaba un vacío para el que Lloyd tendría que hacer malabares para tapar. Evan Turner no se encontraba en rotación, y haber recibido este revés dejaba ‘en paños menores’ a los Hawks. El puesto exterior se podría cubrir, pero no el cargo de organizador. El caos brotó sin Trae en la pista y poco a poco los de Miami fueron aprovechando el momento para romper el partido. En ese 2Q, con un despliegue baloncestístico de Butler, los de casa se fueron 10 puntos arriba en el marcador. Una ventaja que se siguió disparando con un parcial de 21 – 29 en el tercer cuarto.
En Atlanta se estaba sufriendo de no tener ideas en el juego. Una gran falta de orden y la necesidad de un timón que les diera rumbo lastraron al equipo, sin poder encontrar suspiro en Tyone Wallace. El recién fichado cumplió, pero no pudo arreglar el partido. En los dos lados de la cancha tuvo presencia, e incluso aportó algo en la circulación junto a Reddish y Bembry. La pizarra de Pierce no paraba de tener dibujos distintos, pero ninguno funcionaba. Los dos forward intentaron ser base, pero contra una defensa exterior como la de Spoelstra no es nada sencillo. Entre estos jugadores sumaron 11 asistencias, pero estuvieron lejos de crear un baloncesto fluido en ataque.
La incorporación de Wallace fue con otros planes distintos a ser el arquitecto de las jugadas, por lo que su contribución no pudo ser la que pedían las circunstancias. En su favor hay que decir que al menos no restó tanto como Cam en los tiros, teniendo en cuenta que este segundo firmó un 2/10 en TC y 0/5 en T3.
Los 30 puntos de John no fueron suficientes para equilibrar los 50 combinados que encestaron Goran Dragic y Tyler Herro desde el banquillo. El rookie de Miami fue a punto por minuto, siendo clave desde la segunda unidad. La profundidad ante la carencia del principal jugador fue letal para los Hawks. El resultado final quedó en 97 – 112, dando la segunda derrota consecutiva a una franquicia que ahora mismo solo puede pensar en la recuperación del ’11’.
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Aún falta realizar la resonancia magnética, pero se espera que el sophomore tenga un esguince de tobillo derecho y se encuentre fuera de la dinámica del equipo por 2 semanas. En la entidad han asegurado que se tomaran con mucha cautela el proceso de recuperación y no querrán forzar el regreso. La conciencia de que este proyecto es algo a futuro parece estar latente en las oficinas de Georgia.