El asalto al tren del campeonato ¿Son los Nuggets verdaderos ‘contenders’?

El asalto al tren del campeonato ¿Son los Nuggets verdaderos ‘contenders’?

30/07/2019 0

Puede resultar muy difícil considerar a los Denver Nuggets como un gigante dormido dentro del seno de la NBA. La percepción global realmente no lo permite, no cuando varias franquicias de un perfil más alto lograron cerrar acuerdos con algunas de las estrellas más reconocidas y dominantes de la competición.

Los Nuggets finiquitaron el curso 2018/19 con el segundo mejor registro de toda la Conferencia Oeste y el cuarto de toda la liga, pero todos los logros cosechados han sido observados desde un prisma escéptico, fruto del status secundario de una franquicia cuya historia ha transcurrido casi en su totalidad al margen de la lucha por cotas mayores. La asistencia al pabellón se ha disparado en las últimas dos campañas, pero Denver sigue siendo una ciudad sin demasiado mercado cuyos intereses deportivos hallan un mayor aliado en la NFL.

Una situación que amaga con cambiar después de haberse ganado el derecho a ser considerado uno de los mejores equipos de la NBA, aún habiéndose quedado fuera del reparto del gran pastel en la agencia libre. Después de cinco temporadas consecutivas sin oler los Playoffs, Denver irrumpió con fuerza este pasado curso, alcanzando las Semifinales de Conferencia tras dos durísimas eliminatorias decididas en el séptimo partido que sirvieron, además, para legitimar y ratificar la grandeza de Nikola Jokic. Ahora, por primera vez en mucho tiempo, los de Colorado tendrán que cumplir y dar continuidad al nutrido conjunto de expectativas que han creado.

La brillantez e insultante superioridad de Jokic en esos 14 partidos de post-temporada modificaron e impulsaron por completo la trayectoria de su equipo. Entre diversas dudas que giraban en torno a su capacidad física para afrontar el exigente reto de los Playoffs y la intensificación de las defensas en este punto, el pívot serbio respondió a las mil maravillas con unos promedios de 25.1 puntos –con un 50.6% de acierto en tiros de campo y un 39.1% en triples-, 13.0 rebotes y 8.4 asistencias en las dos series ante San Antonio y Portland.

Jokic, de naturaleza altruista, se convirtió en un auténtico huracán en ambos lados de la pista. Mucho se ha hablado sobre su físico ‘mullido’ o la apariencia visual de moverse a cámara lenta por el parqué, pero ambas cuestiones han quedado relegadas a un papel completamente intrascendente en un esquema mucho más amplio y general de su impacto en el juego.

Y es que, ¿cómo puedes frenar –o, al menos, minimizar- a un pívot de siete pies capaz de anotar triples con solvencia y constancia, mientras, a su vez dirige el juego del equipo con una IQ sobresaliente más propia de un base puro? Se trata, en definitiva, de una cobertura imposible pues su mera presencia, tanto en términos de habilidades como de espacios, altera la dinámica presente, tanto de su equipo como de los rivales.

Construir un proyecto en torno a un jugador con unas fortalezas y debilidades tan bien definidas requiere de una visión a largo plazo por parte de la directiva de lo que dicho perfil requiere para prosperar y ampliar su dominancia. Los Nuggets han cumplido, sobre el papel, esta norma, en un verano en el que los mayores movimientos se tradujeron en la renovación por cinco años y 170 millones de Jamal Murray, ejercer la team option sobre Paul Millsap y la llegada de Jerami Grant a cambio de una primera ronda. La tesitura a aplicar desde las oficinas de Denver es clara: rodear a su estrella de buenos defensores y jugadores atléticos y versátiles que puedan cubrir a Jokic en un extremo y convertirse en receptores activos de su equipo en el otro.

 

Más importante, sin embargo, ha sido la prolongación del trabajo realizado hasta el momento. El panorama de la NBA en estos días cambia de forma frenética, pero la continuidad y la paciencia son el dogma primordial para un equipo como los Nuggets, que dependen en gran medida del genio individual de Jokic para funcionar como un mecanismo unificado. La lectura del juego, el ritmo, el tiempo, todo requiere de una conexión perfecta en todos los aspectos y esto, a su vez, precisa de familiaridad y química entre todas las piezas existentes.

Esta consistencia es, no obstante, solo una parte de la batalla global que se libra en Denver. Lo que los Nuggets necesitan ahora, por encima de todo, es la coherencia y cohesión de los escuderos y complementos de apoyo. Jamal Murray tiene que demostrar ser capaz de asumir la responsabilidad como primera y segunda espada noche tras noche. De la salud de Gary Harris dependerá parte del éxito de la defensa perimetral. El juego interior es dueño de Jokic, pero también deberá serlo de Paul Millsap. Piezas de banquillo como Monte Morris, Torrey Craig y Malik Beasley querrán demostrar que su gran rendimiento este pasado curso no fue fruto de la casualidad. Incluso Michael Porter Jr., tras un año en blanco, puede convertirse en un complemento de lujo que también precisa de un pulimento previo.

Los Nuggets han confeccionado una plantilla capaz de crecer junta, sin apenas adornos, florituras ni modificaciones drásticas, una virtud que se ha vuelto extremadamente inusual en la NBA actual. Están preparados para ganar desde el primer partido de regular season y, a su vez, disponen de un margen de maniobra muy alto que les permitirá afrontar con paciencia y tranquilidad los próximos años.

Tan simple como esperar a que el núcleo joven del equipo siga desarrollándose: Jokic tiene 24 años, los mismos que Harris y dos más que Murray. De este modo, Denver puede elevarse a sí mismo como un candidato más que real para optar por el campeonato. Nada es seguro, pero pocas franquicias presentan un futuro tan prometedor como la dirigida desde el banquillo por Mike Malone.

Jacobo León
jakovich90
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