Mi gran ópera prima, por Pascal Siakam

Mi gran ópera prima, por Pascal Siakam

01/06/2019 0

No cabe ninguna duda: Pascal Siakam ha sido el gran héroe y principal objetivo de las cámaras tras el partido inaugural de las Finales. Para aquellos aficionados que sigan el baloncesto de forma esporádica e intermitente, los 32 puntos de Siakam ante los todopoderosos Golden State Warriors pueden haber calado en sus sienes como una revelación inesperada. Pero para la familia Siakam ha supuesto la culminación de una larga y maratoniana odisea aún incompleta para el nuevo hijo pródigo de toda la nación de Camerún. Una pasión que, curiosamente, no recogió en su seno hasta bien tardía edad.

Siakam, finalista para el premio al Jugador Más Mejorado de la liga, ha hecho de sí mismo la definición casi perfecta de la evolución y el esfuerzo, pero también del empoderamiento. Etiquetado en un inicio como un ‘interesante jugador de rol’ ha terminado por transformarse en un jugador esencial en las aspiraciones de éxito de los Raptors. La mejoría de Siakam ha brindado de esperanza las arcas de una franquicia que comenzaba a ‘coquetear’ con la reconstrucción y ha elevado a la ciudad de Toronto a la primera plana nacional. Un socio y escudero de lujo para un Kawhi Leonard en ‘Modo Dios’ junto con el que puede terminar conformando una dupla de ensueño. Y de auténtico terror para los rivales.

Pero como toda excelsa edificación que impera gloriosa en lo más alto del skyline de cualquier gran urbe, Siakam también ha tenido que construirse a sí mismo. “Siempre he sido duro conmigo mismo. Siempre he trabajado duro y me he criticado para intentar mejorar”, relata el jugador tras la conclusión del Game 1.

Los Raptors sufrieron el pasado verano una serie de cambios importantes, no carentes de una gran dosis de riesgo. Con el sabor amargo de una nueva eliminación ante los Cavaliers sin oponer apenas resistencia, un cambio de dirección se presentaba imprescindible. Así, Masai Ujiri protagonizó dos movimientos de un enorme riesgo que ponía de manifiesto la postura del directivo: todo o nada. En primer lugar, Nick Nurse sustituyó a Dwane Casey al frente del banquillo pese a su flamante premio al Entrenador del Año y DeMar DeRozan, santo y seña de la franquicia, la misma a la que había jurado amor eterno, durante los últimos años era enviado a San Antonio a cambio de Kawhi Leonard.

Los primeros rumores, cargados de controversia y duda, no se hicieron esperar pero Siakam vio, de inmediato, la oportunidad en dichos movimientos. Era el momento para dar un paso adelante y exigir una mayor responsabilidad e importancia en el esquema del equipo. El MVP de las Finales de la G-League en 2017 había sido una carta de presentación atractiva pero ahora quería demostrar que podía jugar entre los mayores.

Pascal quería, no, más bien anhelaba, casi exigía, más atención y minutos en su tercera temporada en la NBA. El primer ladrillo de su gran obra lo colocó en Los Ángeles. Allí, el jugador entrenó en verano junto a Rico Hines, ex jugador de UCLA que ha servido de ‘sparring’ y mentor para algunas de las grandes estrellas de la competición, entre ellos los dos últimos MVP: Russell Westbrook y James Harden.

Unas maratonianas y exhaustivas jornadas que daban comienzo a las seis de la mañana y que obtuvieron su recompensa: Siakam regreso a Toronto mucho más maduro y formado a ambos lados de la pista. Pascal demostró ser capaz de crear su propio tiro y atacar el aro de una forma mucho más vertical y eficaz, sin depender ya tanto de sus compañeros de equipo para encontrar el aro. Ya no solo era una descomunal fuerza de la naturaleza, una explosión de cafeína baloncestística a disposición de su entrenador. Ahora también sabía cómo, cuándo y por dónde atacar. Tan solo la regularidad en este apartado le separa de la excelencia. Del podio de la NBA.

Siakam es la definición perfecta, la evolución más actualizada de sí mismo, del prototipo de jugador no tradicional que, anecdóticamente, se está convirtiendo en la norma imperante en la NBA de nuestros días. Una versatilidad superlativa y unas capacidades físicas envidiables que le permiten aumentar con facilidad su saco personal de puntos mientras, por el contrario, evita lo mismo en el contraria, siendo capaz de mostrar una productividad insultante en el apartado defensivo, pudiendo combatir de tú a tú con cualquiera de las cinco posiciones en pista. Un bautismo en post-temporada ante ‘la creme de la creme’ dibujada en los rostros de Joel Embiid y Giannis Antetokounmpo.

Curiosamente, Siakam es tan solo tres semanas más joven que Embiid, aunque su desembocadura en los Estados Unidos no se produjo hasta 2014, justo después de que el pívot fuera seleccionado por los 76ers en la tercera posición del Draft de aquel año. Un referente en pista pero, ni mucho menos, su principal fuente de inspiración.

Antes de cada partido, Siakam sigue el mismo y minucioso ritual. Con un rotulador, el jugador escribe ‘10/23’, la fecha del fallecimiento de su padre en su zapatilla izquierda, y ‘RIP Dad’ en la derecha, para honrar al hombre cuya muerte en un accidente de coche en 2014 le privó de disfrutar de su gran deseo: ver a uno de sus hijos jugando en la NBA.

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En efecto, los hermanos Siakam habían utilizado el baloncesto como salvoconducto para escapar de la pobreza y buscar su particular sueño americano. Boris fue el primero en hacer las maletas, concretamente en Western Kentucky. Christian probó fortuna en Indiana y James en Vanderbilt. Pascal, por su parte, tuvo que ‘conformarse’ con la humilde Universidad de Nuevo México State. De hecho, solo once jugadores en la historia del centro han alcanzado la NBA, siendo Sam Lancey el único que llegó a logra un cierto éxito y estabilidad.

Fue, sin embargo, en Nuevo México donde la vida de Pascal sufrió una de las peores sacudidas posibles: un día, Raissa, su hermana, lo llamó para comentarle la fatídica noticia: su padre había fallecido.

«Mi padre. Él siempre ha sido mi motivación. Y creo que no hay mayor motivación que eso. Hacer todo ésto por él y estar en la cancha todos los días, haciéndolo sentir orgulloso. Está por encima que cualquier tipo de presión o cualquier cosa que pueda pasar. Estoy jugando para un propósito más alto. Él.».

Una pérdida que, curiosamente, terminó por convertirse en el combustible para mantener más viva que nunca su llama interior. Tan solo dos años necesitó Siakam para coronarse como Mejor Jugador de la Western Athletic Conference y declararse elegible para el Draft.

“Lo supe de inmediato por su sonrisa, su energía, su personalidad. Sabía que él sería especial. Su impulso interior y su pasión eran inigualables. Siempre dije: ‘Si Pascal cae en el lugar correcto, con las personas adecuadas, van a disfrutar de una auténtica estrella del rock”, declararía Marvin Menzies, su entrenador en la universidad.

El 23 de junio de 2016, los Raptors escogían a Pascal Siakam en la 27ª posición del Draft. El cuándo, el cómo y el dónde, confluyendo en un mismo lugar, fuera de los límites, incluso, del país estadounidense. Los Raptors, esa franquicia que ha terminado por llevar a Siakam por el camino correcto.

Jacobo León
jakovich90
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