El jugador que pudo romper los límites de lo impensable
La ciudad de Toronto, un lugar donde el baloncesto se había vivido de manera muy efusiva en los últimos años dado que habían conseguido formar un proyecto que dieran ganas de soñar. Con un entrenador que fue catalogado como mejor coach de la temporada regular 2017/18 y que fue tachado de ser uno de los causantes de no haber conseguido proclamarse como un bloque sólido en los playoffs. Una historia con muchos contrastes de cosas positivas y negativas a la vez.
La pareja de «Lowry y DeRozan» había tenido varias oportunidades de coronarse como el campeón de la Conferencia y ser ellos los que llegaran a batirse en las Grandes Finales contra los de La Bahía. La mala suerte les persiguió año tras año con un muro llamado LeBron James al cual no fueron capaces de superar. La barrida que recibieron contra los Cavs por 4 – 0 ya fue el punto de inflexión para decidir que este proyecto se había terminado y tocaba buscar una manera de encajar nuevas piezas para dar el salto de calidad que necesitaban.
Desde las oficinas de los Raptors tocaba mover ficha y sacarse de encima «lastres» del pasado que pensaran que no permitían avanzar al equipo hacía un futuro más brillante. En las manos de Masai Ujiri quedaban los miembros de la pareja exterior sin quedar claro quien de ambos debería de salir.
Los de Canadá se metieron en negociaciones con los San Antonio Spurs, un equipo que tenía problemas internos con su estrella. Kawhi Leonard había estado alejado de las canchas y con ello había abandonado a sus compañeros en la que iba a ser su última temporada con esa elástica. La franquicia que le vio ser el MVP de las Finales ya no estaba entre los planes del alero y fue algo de lo que se aprovecharon los canadienses en busca de hacer una apuesta a corto plazo. Todo o nada.
DeRozan fue el sacrificado para realizar la operación con los texanos y con ello traer un élite de la NBA a sus filas para aprovechar la salida de quien había sido su verdugo. En este traspaso se movieron también más piezas, pero realmente la determinante y que iba a cambiar el destino de un organización deportiva, una ciudad y por qué no decirlo, un país entero, era Kawhi.
En ese sentido cabe destacar que por suerte para los de Toronto se encontraban en la otra Conferencia y no eran rivales directos de los Spurs. Siendo al contrario, dudo mucho que Pop hubiera enviado a ese destino a uno de los mejores talentos de la liga sabiendo que iba a ser una amenaza para dejarles fuera de los playoffs. Una vez rota la relación con los de San Antonio estaba claro que a corto plazo no veríamos a Leonard en el Oeste.
En ese momento algunos se podrían augurar lo que iba a suceder en la Costa Este, pero creo que pocos hasta el punto de lo que ha conseguido realizar este héroe con la camiseta de los Raptors durante los playoffs. Pero vamos a no saltarnos capítulos y recordemos esa temporada regular en la que existían muchas dudas por la poca continuidad y el cuidado con los minutos en pista de Leonard. El hecho de haber estado un año entero sin jugar podría causar problemas a la larga y desde la entidad prefirieron prevenir que curar para no arriesgar con posibles recaídas del jugador. La decisión fue muy cuestionada pero el paso del tiempo ha terminado por dar la razón al equipo médico y al cuerpo técnico que tienen en Toronto.
Sin su principal referencia en muchos encuentros, lo que probablemente le haya dejado fuera de la carrera por el MVP de la regular season, fueron capaces de ser el segundo mejor registro de victorias de la liga, solo por detrás de los Bucks. Esto les colocaba en una muy buena posición de cara a los playoffs dado que Leonard no tuvo un desgaste exhaustivo para llegar hasta ese punto. En una hipotética Final el séptimo partido lo iban a tener en casa, así que solamente tenían un rival contra el que no pelear fuera de su pabellón un partido a vida o muerte.
Una vez comenzada la postemporada, el primer encuentro fue un susto que puso el corazón en el puño de todo aficionado de los Raptors. Los Orlando Magic dieron una sorpresa para ganar el game one de la serie y poniendo muchas dudas sobre los hombres de Nick Nurse. Por suerte para ellos ese primer tropezón solamente les encaminó a una eliminatoria que rozaba lo perfecto sin dar oportunidad de que sus rivales pudieran dar la vuelta a la eliminatoria gracias a un arrasador Kawhi. Frente a los de Florida acabaron pasando de ronda con un contundente 4 – 1 que les llevaba a las Semifinales contra los 76ers.
La segunda ronda de los playoffs llegaba con un escenario completamente diferente y con unos partidos que dejaban muchas carencias sobre la mesa por parte de Toronto y de Philadelphia. Los dos equipos estuvieron con momentos muy altos y otros muy flojos a lo largo de la serie, pero finalmente los Raptors utilizando el famoso «Kawhi-sistema» se sobrepusieron con una canasta ganadora sobre la bocina que dejó en estado de shock a todo el universo de la NBA. El tiro esquinado de Leonard en una jugada que le defendían Embiid y Simmons rozó lo más épico de la historia de este deporte. Un «at the buzzer» que se acompañó de un suspense marcado por la pelota rebotando en el aro hasta que acabó dentro.
Una vez llegada la final contra los Bucks tocaba un momento de mucha tensión donde tendrían que aparecer más jugadores y no depender de Leonard como habían hecho hasta ese momento. El plan de juego que mostraba Milwaukee era tan colectivo y bien respaldado por Antetokounmpo que los de Canadá iban a tener que sacar su mejor versión si querían seguir con su hazaña de colarse en las Grandes Finales. La eliminatoria empezaba muy complicada para los Raptors dado que los dos primeros partidos tocaban en el Fiserv Forum y fueron dos derrotas que ponían todo muy cuesta arriba para finalizar la histórica season de Toronto.
En todo el año baloncestístico los Bucks no habían perdido más de dos partidos seguidos, lo que era un dato que bajaba las posibilidades que tenían los Raptors para sobreponer ese 2 – 0 inicial contra el que tenían que remar desde muy pronto. Cualquiera, yo incluido, pensaría que lo normal era que fueran los de Budenholzer los que se vieran la cara contra los de Kerr en la pelea directa por el anillo. Quien pensaba algo completamente diferente era Kawhi.
Leonard se siguió echando a su equipo a las espaldas sin pesarle los problemas físicos que acarreaba a lo largo de la Final de Conferencia. Fuera de las estadísticas, las cuales respaldan lo que voy a decir con su carrer-high en asistencias, fue capaz de mover el juego del equipo haciendo que otros compañeros se involucren más en el ataque. Lo que ha logrado el alero de Toronto ha sido algo que se ha salido de los límites de lo lógico.
No queda muy arriesgado decir que con solamente una temporada estemos hablando del mejor jugador de la historia de una franquicia. Obviamente para decir esto hay que respetar a auténticas leyendas que han tenido el placer de disfrutar de la vida en Canadá, pero lo que hemos visto hacer a Kawhi es algo sin precedentes en los Raptors, y con muy pocos en la NBA. Lo que ha conseguido hacer el «2» es algo a la altura de muy pocos nombres. Aunque ya quede un poco tópico, hay que decir que estamos ante algo «Jordanesco«.
Para cerrar no quería dejar pasar un momento en el que Nurse pidió un tiempo muerto en el que sus jugadores estaban muy nerviosos y con las circunstancias sobreponiéndose a algunos de ellos. En ese instante fue cuando el hombre sin expresión, el que nunca habla, dirigió unas palabras hacía su banquillo diciendo algo parecido a esto: «Chicos, no estén nerviosos y piensen ante la oportunidad que estamos. No podemos pensar en fracasar. Tenemos que disfrutarlo.»
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