Wade no debería retirarse aún
El mítico escolta de los Miami Heat y uno de los mejores jugadores de la historia en su posición, como ya todos sabemos se encuentra jugando sus últimos meses en la NBA. Después de haber sido campeón de la misma, haber sido el jugador más valioso del mundo y quedar en la mente de todos aquellos que le hayan disfrutado. Desde el 2003 que entrara junto a Carmelo Anthony y LeBron James en el draft, todo lo demás que ha ocurrido ya se encuentra redactado en los libros de la historia de este deporte.
“Flash” ha atravesado la barrera de ser un simple gran deportista a un icono que perdurará con el paso del tiempo. Ha conseguido dejar un legado de los mayores que se puedan haber visto en lo que llevamos de siglo XXI. Recibiendo alabanzas de muchas figuras del entorno de la liga como:
“Wade en sus primeras temporadas en los Heat es lo más parecido que ha habido a Michael Jordan sobre una cancha.”
Detrás de los grandes números que ha registrado durante toda su estancia en la NBA, ha dejado sensaciones de ser una auténtica leyenda. Con su palmares y estadísticas podría presumir fácilmente de ser uno de los nombres más significativos de las últimas décadas. Pero solo con esas cifras no se puede apreciar lo que de verdad ha hecho Dwayne. Las mágicas noches que se han podido vivir detrás de la pantalla con las jugadas que lleva tanto realizando no hay valor material para pagarlas.
La grandeza de Wade no son puntos anotados, ni anillos conquistados o ser el más explosivo sobre en el parqué, aunque esto último habría que verlo. La humildad y pocas ansias de protagonismo fueron fundamentales para que la narrativa del basket que conocemos a día de hoy sea como es. El famoso “Big Three” que se formó en las tierras de Miami, no hubiera sido posible sin que su estrella hubiera abierto las puertas a otras dos grandes figuras para trabajar juntos. Ni LeBron ni Bosh podrían haber sido campeones en una franquicia que su líder en el vestuario les diera su aprobación previa.
En 2016, el rey abandonó su imperio para ir rumbo a los Chicago Bulls en busca de conocer un nuevo proyecto y ciudad fuera de lo que conocía. Con una etapa de solo una temporada para invertir lo que sucedió años atrás. Se unió con LeBron James, pero esta vez en el equipo de Cleveland en busca de ayudar a su viejo amigo a pelear por alzarse con otras grandes finales, y hacerlo juntos como en antaño.
Siendo un auténtico fracaso a nivel anímico y deportivo su paso por los Cavaliers, tocaba reflexionar sobre las decisiones tomadas para enfocar las siguientes. Regresando a Miami a mitad de temporada y pensando que nunca debía de haber salido del que siempre ha sido, es y será su hogar tanto a nivel baloncestístico como vital. Solamente disputando 21 encuentros restantes de temporada que le llenaron de ganas de renovar durante un curso más para despedirse de todo el universo de la NBA.
¿Como fue su regreso a los Heat en números?
En los 21 partidos que jugó con la camiseta de Miami en la temporada 2017/18 fueron, junto a los de Cavs, los peores que ha tenido. Saliendo desde el banquillo en todos ellos con 22’2 minutos de promedio anotaba 12 puntos con un 42’7% en tiro efectivo. Esta estadística de lanzamiento recoge los tiros encestados desde todas las posiciones (contando tiros libres) pero valorando la eficiencia de que vale más desde el triple siendo más difícil que de dos puntos.
Por primera y única vez en toda su carrera, su eFG% (eficiencia de tiro) ha bajado de un 45%, estando por debajo incluso de su año rookie y su temporada de despedida. La falta de adaptación y la mochila emocional que arrastraba no le beneficiaron a la hora de afrontar las noches en el pabellón. Haber vuelto era lo que necesitaba para encontrarse consigo mismo para regalar una despedida acorde a su estatus.
En los PlayOffs en los que fueron capaces de colarse, se pudieron ver destellos que aquel escolta eléctrico que por segundos era imparable. Registrando un promedio de 16 puntos en los 5 partidos que jugaron sin poder avanzar de la primera ronda. Haber desempeñado un buen papel en la postemporada fue clave para que Wade empezara el curso 2018/19 con más ganas.
¿Por qué no debe retirarse?
Hasta el momento han sido 46 los encuentros que llevan los aficionados disfrutando del legendario número “3” de los Heat. Recibiendo aplausos, ovaciones, lágrimas de felicidad y también de tristeza en cada una de las ciudades que pisa o defiende sus colores de local. Logrando encestar 14 puntos de promedio en poco más de los 25 minutos de juego que ha tenido de media. Mejorando sin duda lo que se le vio en Cleveland o los 21 partidos del final de regular season pasada.
Una mejor anotación y recuperando su buena productividad a la hora de tirar. Su eFG% se eleva hasta el 48%, cosa que no pasaba desde el 2014 cuando aún se encontraba rondando la cifra de los 20 puntos. Siendo una gran alegría para un ya veterano que no se encuentra para nada en el momento de retirarse. A Wade le queda mucho baloncesto para enseñar al planeta y más teniendo en cuenta que cualquiera sería feliz sabiendo que cuando acabe el próximo verano seguirá con nosotros.
Son solo 37 años lo que tiene Dwayne, una edad que se queda algo corta al lado de otros nombres que continúan deambulando por la liga. En los Atlanta Hawks se puede observar a Vince Carter ejerciendo de mentor de jóvenes, el mismo caso de lo que ocurre con Dirk Nowitzki en Dallas Mavericks. Tener a jugadores con tanta experiencia es fundamental a la hora de crear un proyecto nuevo que te asegure un futuro brillante.
Imagen de portada vía: NBA.com
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27/02/2019