La jugadora de las Oregon Ducks no solo es el principal prospect del draft 2020, sino que lo era la temporada pasada. En la generación donde Zion Williamson fue nombrado mejor jugadora de la NCAAM, lo fue Sabrina Ionescu en la NCAAW. La diferencia es que la mentalidad competitiva de la posible mejor jugadora universitaria de la historia la obligaba a quedarse en lugar de ser profesional para conquistar el campeonato. Una asignatura que se le quedó pendiente al perder en la Final Four contra las Baylor Lady Bears.

Un escenario que hacía que la temporada para las Ducks fuera más que especial. Después de la carta escrita por la propia Ionescu en ‘The Players Tribune’, la epicidad cubrió su narrativa de arriba a abajo. Todo lo que no fuera ganar el March Madness hubiera sido una decepción. Como ella misma dijo en la carta, seguiría siendo «unfinished business«.

Durante la temporada regular, sufrió un revés muy duro. La muerte de su amigo y mentor, Kobe Bryant. A quien homenajeó con su triple-doble número 24 y quien de forma indirecta la ha convertido en la embajadora del baloncesto femenino en busca de llevarlo al lugar donde se ha ido ganando muchos años. Un poco cogiendo el relevo de leyendas como Diana Taurasi y Sue Bird. Un peso muy grande para una joven que todavía no había ido a la WNBA, aunque con suficiente fuerte mental como para afrontar el reto sin miedo.

Por otro lado, el día 24/2/2020 se unieron los números y emociones para convertirlo en un partido histórico. Después de ir a rendir tributo a padre e hija Bryant en el Staples Center, disputó el encuentro en el que alcanzó los 2.000 puntos, 1.000 rebotes y 1.000 asistencias en su carrera universitaria. Los dorsales 24 de Kobe, 2 de Gigi y 20 de Sab se unieron en una fecha donde Ionescu hizo una proeza nunca antes alcanzada por nadie.

Una temporada que estaba siendo para inmortalizar en los libros del baloncesto. Aunque como dice el refranero, las desgracias nunca vienen solas. Con la pandemia de coronavirus en todo el mundo, se ha suspendido por primera vez el March Madness. Un evento que se pudo jugar incluso durante la Segunda Guerra Mundial. El problema es que se alinearon todos los astros para que Sabrina no pueda quedar campeona de la NCAAW. Al menos no sin acortar un año más su estancia en la WNBA para seguir aumentando su legado

En lo individual no puede hacer nada más en la liga universitaria, pero la falta del campeonato la perseguirá en su mente siempre. Si no le importara tanto, ya llevaría una temporada siendo profesional. Una situación que fue una de las elecciones más duras de su vida, y que se ha vuelto a repetir por razones extradeportivas contra las que no puede luchar. Aunque en esta ocasión, ha preferido que todo siga su curso natural presentándose al draft como segura primera elección.

 

Sus palabras de despedida fueron:

«Este año ha sido el más duro de mi vida, y no esperaba tener que terminar mi último año así. Muy triste pero de todo corazón, lo entiendo. A mis compañeros de equipo, entrenadores, fans y a la Universidad de Oregón, gracias por proporcionarme los mejores 4 años de mi vida. Aunque nuestros ‘unfinished business’ permanecerán así, he sido bendecido por ser parte de este viaje. Gracias por todos los recuerdos, que siempre mantendré cerca de mi corazón.

¡¡GRACIAS DUCKS NATION!! 20 out«.

 

#EntraEnLaZona

Por Manu Fresno

La magia ocurre sobre el parqué, solo soy encargado de narrarla.

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