Blanca Millán: Sky is the limit
No se puede empezar de otra forma que no sea por el principio, y la jugadora gallega fue una recluta de cinco estrellas para Blue Star Europe. El baloncesto nacional se le quedaba muy pequeño. Incluso desde muy joven estuvo las categorías inferiores de la Selección Española. Para ser exactos desde la U14 ya sabe lo que es vestir la camiseta roja y amarilla.
Con el Peleteiro fue capaz de liderar al equipo en diferentes categorías, haciendo una línea estadística que parece sacada de un videojuego. El dominio que tenía en todos los aspectos del juego invitaba a pensar que su proyección sería el cielo. Sus 27 puntos, 13 rebotes, 10 asistencias y 4 robos de media le sirvieron para poder dar el salto a los Estados Unidos. Una gran carta de presentación en la mano, un viaje al otro lado del mundo y un sueño de triunfar. Eso es lo que tenía Blanca Millán en ese momento.
Una vez pudiendo elegir la universidad donde jugar, llegó la elección de buscar el equipo que se adaptara a sus necesidades deportivas y pudiera tener buen nivel educativo. Las Maine Black Bears fue el destino al que quiso acudir. Y aunque tuviera ofertas mejores, el tiempo le ha ido dando la razón.
Su debut universitario en la temporada regular se dio el 11 de octubre de 2016, ante Purdue. Un partido que antes de jugarlo lo normal es que te tiemblen las muñecas y las piernas debido a los nervios. En el caso de Blanca no sé si ella estaría de esa forma en el vestuario antes de salir a la cancha, pero jugó como si llevara toda la vida en la NCAA. Con 17 puntos, 3 asistencias, 4 robos y unos muy buenos porcentajes le dijo hola a los nuevos aficionados que la iban a alentar durante unos cuantos años.
Maine llevaba desde 2004 sin aparecer en el March Madness. Por lo que el aterrizaje de Millán allí fue una gran noticia para la universidad. Había llegado el momento de devolver la competitividad a las Black Bears después de más de una década en segundo plano. Ella había elegido ese equipo sobre otros por la oportunidad de tener mucho peso en la pista, y la confianza había que devolverla de alguna manera. El momento de empezar a demostrar casta de campeona había llegado.
En su primera temporada, Blanca fue titular en todos los partidos, entrando en el All-Rookie de America East. Aunque todavía faltaba seguir adaptándose para brillar al mismo nivel de intensidad que hacía en Galicia. En una entrevista en esta misma web, ella comentó sobre ese primer curso: «Es cierto que trabajé mucho y, poco a poco, fui ganándome la confianza del cuerpo técnico, mis compañeras y el puesto en la pista pero, el primer año fue duro».
En la temporada sophomore, después de 364 de que debutara en la liga y conociendo mejor el funcionamiento del baloncesto americano, las expectativas estaban muy altas. Ya solo quedaba demostrar la valía como una posible prospect con futuro en la WNBA. Las rivales eran Tulane, y el partido no fue nada sencillo para Blanca. No le entraban los tiros, y podría asustar después de pensar en grande con ella.
Por suerte, solamente necesitaba entrar en calor para empezar a jugar duplicando el rendimiento del curso anterior. El siguiente encuentro, contra Harvard, fue una auténtica exhibición. Una compensación por la mala versión mostrada solo un día antes. Un poco recordando a el partido donde a Stephen Curry no le entraban los triples antes de que batiera el récord de la NBA en el siguiente encuentro. Blanca solo necesitó 28 minutos para anotar la misma cantidad de puntos sin la necesidad de tiros libres. Algo para lo que necesitó una carta de tiro casi impoluta con un 12 de 13 en tiros de campo y un 100% de acierto en los triples que lanzó. La Blanca Millán del Peleteiro estaba de vuelta. La conferencia America East estaba empezando a ver el nacimiento de una futura gran profesional.
El siguiente partido sería contra la universidad de Bryant, y la jugadora gallega volvería a deslumbrar con 26 puntos, 11 rebotes, 3 asistencias, 3 tapones y 5 robos. El auténtico comienzo de Blanca en la liga universitaria llegaría en ese inicio de temporada sophomore con promedio de 19.8 puntos y más de 3 robos por partido en los primeros encuentros. Una explosión que no fue corta, sino que se prolongó durante los meses.
Tras conseguir mantenerse jugando a ese nivel, tuvo los méritos de America East First Team All-Conference, America East All-Defensive Team y America East All-Tournament Team. Unos reconocimientos que recibió la siguiente temporada siguiendo con el mismo impacto en la liga. La misma que al principio le pareció dura, pero que se había convertido en su patio de juegos.
Esta temporada iba a ser su coronación en la NCAA para dar el salto a ser profesional. Iba con viento y marea a favor, acercándose al objetivo que veía una utopía cuando era niña. «Desde luego, aunque lo soñaba, nunca creí que fuera posible llegar hasta aquí«, me contó en la entrevista. Algo que antes veía detrás de una pantalla como algo muy lejano cada vez estaba un paso más cerca.
Su primer partido como senior, ante Delaware, volvería a ser una exhibición de buen baloncesto. Un career-high como universitaria de 37 puntos para empezar la conquista de la plaza en la primera ronda del Draft 2020. Un objetivo que podría parecer impensable para ella hace años, pero que se encontraba casi a tiro de piedra.
El 29 de octubre de 2019, todo se tintó de negro. En el partido ante Arizona State, Blanca sufrió una lesión en su rodilla derecha justo en el mejor momento de su carrera. Una auténtica ventisca helada cuando parecía estar tranquila en una playa del Caribe de la que no es fácil recuperarse. Aunque para conocer sobre esto, no hay nada mejor que leer el propio blog que ella escribe para intentar ayudar a cualquiera que pase por lo mismo.
La temporada se ha detenido por culpa del coronavirus, y en concreto en la America East no se pudo disputar la final del torneo de conferencia. Por lo que Blanca tendrá la posibilidad de jugarlo por tercer año consecutivo para sumar otro anillo ganado desde la pista. Había ganado los dos anteriores y en el cause normal de las cosas hubiera visto a sus compañeras ganar o perder la final sin ella. Un pequeño revés del destino para el mundo del baloncesto, pero que para cualquier deportista con problemas físicos es un respiro al saber que el resto no les llevarán tanta ventaja cuando regresen.
Ahora Blanca tiene que seguir pensando en su recuperación. Es un momento delicado de su carrera, y regresar a la senda de la WNBA significa no resentirse mucho de la rodilla. En el episodio del programa Defiende en la Zona que grabamos con ella nos comentó que pensaba en presentarse al Draft 2020, pero todo ha tenido que retrasarse un año por razones obvias. Culpa de la lesión.
En el 2020/21, Millán tendrá la experiencia de saber lo que es un año en blanco y el doble de ganas de querer comerse el mundo. Será una temporada clave para poder cargarse a las espaldas el futuro del baloncesto español siendo elegida por una franquicia en donde pueda seguir desarrollándose hasta intentar ser una estrella. Sí, intentar ser una estrella. No hay que tener miedo a decirlo. Tiene todo lo necesario para poder caer en un equipo en reconstrucción y ganarse el puesto como una jugadora importante. La calidad y la mentalidad que tiene son las adecuadas para poder dar ese paso al siguiente nivel de juego.
Una ventaja que tendrá ser drafteada en la Clase 2021 va a ser formar parte de una generación, a priori, menos talentosa que la actual. Nombres como Sabrina Ionescu o Lauren Cox no ocuparan los primeros picks, y otras como Satou Sabally o Chennedy Carter han optado por ser profesionales sin hacer el curso senior, por lo que se despeja mucho el camino para conseguir ser elegida bastante alto en el draft.
En el caso de no lesionarse, es muy probable que aun estando entre jugadoras de tanto prestigio pudiera tener su espacio en la primera ronda. Antes de ser baja durante estos meses, podría mirar a la misma altura a Crystal Dangerfield, Kiah Gillespie o Jocelyn Willoughby. Además de que hay que tener en cuenta que estaba en su mejor momento de confianza. Un factor que invita a pensar que todavía hubiera seguido aumentando sus prestaciones y quizá pudiera haberse codeado con los nombres pronosticados en elecciones más altas.
Esto último es un poco jugar a sacar la bola de cristal e imaginar lo que hubiera pasado, pero lo más importante es lo que puede pasar en el futuro y está claro que Blanca Millán puede ser el futuro del baloncesto en España. Si regresa bien de la lesión, estar en la WNBA es algo casi seguro. Solo necesita la misma energía con la que apoyaba a sus compañeras desde el banquillo esta temporada. Por lo que toca seguir subiendo el listón con mucho trabajo y dejar que el paso del tiempo haga el resto. Si la rodilla le respeta y sigue creciendo como deportista, solo queda decirle el tópico: «Sky is the limit«.
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