Masai Ujiri, ¿y ahora qué?
Y ahora, después de tan solo una temporada, se ha ido.
Al intercambiar a DeMar DeRozan, Jakob Poeltl y un pick de primera ronda por Kawhi Leonard y Danny Green, Ujiri firmó uno de los movimientos más impactantes y determinantes de todos los tiempos, regalando a los Raptors, a posteriori, un campeonato al que no hubieran tenido oportunidad de acceder de ninguna otra forma a costa del que había sido el jugador franquicia durante los últimos años.
Incluso si hubieran caído derrotados en las Finales del Este ante Milwaukee, el poco coste de la operación y la gran cota alcanzada hubieran justificado la misma.
Cuando la franquicia canadiense ejecutó el traspaso era muy consciente de que Kawhi podía irse apenas un año después. Y sin dejar nada a cambio. Su deseo de jugar en California fue la principal razón por la que otros pretendientes de la Conferencia Este, liderados por los Celtics, terminaron por echarse atrás ante el temor de renunciar a activos de futuro por solo un año de alquiler de la super-estrella.
Pero Ujiri, en una nueva demostración de su gran visión, arriesgó más que nadie y se lo jugó todo a una carta. Sabía que las posibilidades de retener a Kawhi más de esa temporada eran prácticamente nulas, inexistentes. Parecía un guión escrito para poner punto y final al proyecto de una franquicia que, una y otra vez, parecía destinada a morir ahogada en la orilla. Sin embargo, los Raptors comenzaron a coleccionar victorias, una tras otra, y comenzó a asomar un ligero atisbo de esperanza. En la franquicia veían posible la continuidad del alero si, a final de temporada, los resultados deportivos superaban holgadamente las expectativas y, mejor aún, daban pie a la creación de una posible dinastía. La posterior llegada de Marc Gasol invitaba a ello. Harían todo lo posible.
Al mismo tiempo, Kawhi vio como recuperaba sensaciones pasadas y su estrella subía significativamente, mientras todo un país se volcaba con él, conformando una plataforma majestuosa de la que nunca llegó a disfrutar en San Antonio.
Durante los últimos años, los Raptors se habían asentado como una de las franquicias más avanzadas de la liga y una de las potencias del Este, pese a ser incapaces de extrapolar su gran rendimiento durante la regular season a los Playoffs. Este curso, tanto trabajo realizado recogió sus frutos y la llegada de Leonard terminó por dar forma al puzzle canadiense. Sin embargo, ni siquiera la conquista del campeonato fue suficiente y Leonard ha terminado por irse, aceptando una oferta económica menor y un futuro deportivo que, pese a su grado de ambición con el también fichaje de Paul George, no deja de ser una completa incertidumbre.
Al igual que los Raptors, los Clippers, visiblemente edificados por la mano de Doc Rivers, han urdido un plan –el cual dio comienzo ya el pasado verano- mediante el cual han obtenido, ahora, la misma y tan deseada pieza. El precio, una vez más, ha sido alto. Los angelinos han tenido que sacrificar numerosas rondas de Draft futuras, así como al prometedor Shai Gilgeous-Alexander, para lograr el traspaso de Paul George desde Oklahoma City, y, de este modo, convencer a Leonard para unirse al proyecto.
Los propios Raptors también tuvieron la oportunidad de dinamitar el mercado pero las altas pretensiones de los Thunder –poner sobre la mesa alguno de los grandes contratos del equipo (Lowry, Marc e Ibaka), incluir a Siakam (intocable para Ujiri) en la oferta y añadir numerosas rondas del Draft- para igualar los 76 millones de los contratos conjuntos de Russell Westbrook y el propio Paul George se presentaron inviables. Los Clippers, por su parte, presentaban un mayor número de activos y un camino mucho más fácil para confirmar la operación.
Así, Masai Ujiri optó por aceptar la marcha de Kawhi a cambio de una flexibilidad futura que se verá recompensada el verano de 2020, momento en el que liberarán 90 millones de golpe con la finalización de los contratos de Lowry, Gasol, Ibaka y VanVleet. Sin ser un mercado apetecible para los grandes agentes libres y no ser una franquicia caracterizada por cerrar grandes movimientos, en Canadá regresarán a su filosofía de ‘cocción de proyectos a fuego lento.’
En los últimos seis años, la constancia, la paciencia y el desarrollo paulatino han sido las bases del proyecto de los Raptors. Por ahora, el próximo paso de Ujiri probablemente sea el de evaluar el mercado de los veteranos del equipo, aunque es posible que la columna vertebral del equipo se mantenga a lo largo de un año de transición que sirva como nexo con la próxima versión de la franquicia. Pascal Siakam será, con total seguridad, el punto de unión entre ambas eras.
Tal vez, Ujiri ha ayudado, involuntariamente, a reforzar la idea de que las grandes estrellas de la liga no ven en la ciudad de Toronto un lugar atractivo para una estancia a largo plazo. Sabiendo como es el General Manager, también es probable que intente hacer todo lo posible para romper con esta premisa, del mismo modo que logró convertir en campeón en una franquicia que estaba amenazando con convertirse en un eterno aspirante.
Sea como fuere, la salida de Kawhi Leonard ha elevado a los Raptors 2018-19 como uno de los campeones más extraños y efímeros de la historia de la NBA. Un éxito tan fugaz y pasajero como el más dulce de los sueños. Eso sí, tanto Leonard como los Raptors cumplieron con su parte del trato, convergiendo en el mismo punto: el título.
Ahora, el alero comienza una nueva etapa en Los Ángeles. Por su parte, Masai Ujiri deberá, una vez más, reinventar el que debe ser un nuevo ciclo para los Raptors.
Imagen vía NBA
#EntraEnLaZona
Prednisone
compra kamagra en espana
11/11/2021