Travis Schlenk y su papel en los Hawks
Los Atlanta Hawks recordemos que la temporada 2017/18, aún a las ordenes de Mike Budenholzer, atravesaba un tramo sin rumbo por la liga. Con un entrenador de mucho prestigio pero sin piezas suficientes como para hacer algo grande, el futuro de la franquicia se veía más oscuro que brillante de cara a reconstruir un proyecto de la nada y poder competir lo antes posible. No hacía tanto que los «Halcones» habían estado viviendo de primera mano el ser una de las potencias de la Conferencia Este y el mal sabor de boca se estaba instaurando entre los aficionados.
De la última «era dorada» en Georgia, además del coach, quedaban algunos resquicios como Dennis Schröder y Kent Bazemore que en cierta parte hacían comparar la plantilla que se había quedado con aquellos cuatro hombres en el All-Star. Pero el funcionamiento de la NBA es así, los equipos a veces están en lo alto de la tabla y otras en travesías por el desierto en busca de rearmarse. Ya con la salida del base alemán y del entrenador se confirmaba el adiós a un proyecto que se fue diluyendo tras no conseguir el objetivo de completar unos Playoffs históricos.
Los de Atlanta se quedaban en pañales, teniendo como referentes en la cancha al escolta ya comentado que aún poseía contrato y muy buena relación con la directiva. ¿Pero los aficionados se merecían no tener un verdadero héroe en la plantilla?, porque el John Collins que todos conocemos ahora era un jugador muy verde en ese entonces, Taurean Prince nunca llegó a ilusionar y tampoco había mucho más donde apoyarse.
Teniendo el contexto del equipo, toca entrar en el de la figura que nos ataña hoy, el acutal General Manager, Travis Schlenk. Este hombre comenzó sus andaduras por allá por el año 1998 como director de operaciones de baloncesto en la Universidad de Georgia, lo que le une a la ciudad desde mucho antes de tener contacto con los Hawks.
El primer paso de Travis en la NBA fue como coordinador de vídeos en los Miami Heat desde 1999 hasta 2003, un salto importante en su carrera que le empezó a abrir las puertas de un cargo importante en la liga. Su buen desempeño le hizo tener varias ofertas de trabajo, entre ellas una de los Golden State Warriors, la cual fue la que más le gustó y por lo cual aceptó. Comenzó con el cargo que tenía ya en Florida, además de entrenador asistente con el paso del tiempo, pero él quería algo más importante.
Una vez en San Francisco fue aumentando su prestigio hasta llegar a ser asistente de Bob Mayers, con quien colaboró para ser el empresario del año en dos ocasiones. En esta etapa aprendió mucho y se estableció como un posible GM para otra franquicia, lo que hizo que volviera a la que ya fue su casa en su primer contacto con unas oficinas.
El «Modus Operandi» de Schlenk
Una vez dado por hecho que ser un contender era parte del pasado, tocaba borrón y cuenta nueva. Tan grande fue el lavado de cara que se cambió de un coach con gran experiencia a una apuesta personal que hicieron desde las oficinas. Entre los candidatos al cargo hubo uno que llamó la atención a pesar de no haber tenido nunca experiencia como figura al frente de un vestuario. El que había sido asistente de Philadelphia durante al periodo del «Proceso» fue el elegido para sustituir a Budenholzer. Hagamos un poco de memoria para recordar que los 76ers no hace tanto que estuvieron en una situación muy parecida a la de los Hawks actualmente, lo que hacía que Lloyd Pierce pudiera ser fundamental para saber enfocar los próximos años en la franquicia.
Incluso cabe añadir que el pequeño mercado del que disponen en Atlanta hace más complicada una reconstrucción al darse por hecho que ninguna estrella de la liga buscará una ciudad como esta pudiendo irse a New York o Los Ángeles. Este escenario obliga a que todas las esperanzas de esta reconstrucción se hayan centrado en el draft y con ello ir forjando un núcleo desde la nada, bueno, desde Collins que ya había llegado una temporada atrás.
Por parte de Schlenk, a priori, parece un total acierto la incorporación de un entrenador que haya estado con libreta y bolígrafo en mano durante el que probablemente sea mejor caso de reconstrucción en los últimos cinco años. El General Manager, por su parte, estuvo 12 años en la franquicia de La Bahía, habiendo hecho lo propio tiempo atrás cuando se formó el que ahora todos conocemos como el equipo más dominante del siglo XXI.
Las ideas que tiene el GM para el futuro de los Hawks son muy ambiciosos, y más sabiendo de la dinámica a la que está acostumbrado de los Warriors. Realizar la hazaña de crear otro proyecto igual de potente que Curry, Klay y Green parece prácticamente imposible, y más habiendo dejado escapar a Luka Doncic. Aún con esto, no se puede perder la fe en que Travis sea capaz de convertir a Atlanta en un prototipo de GSW.
Imagen vía NBA
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