Malos augurios había en Seattle cuando el año pasado la leyenda Sue Bird decidía poner punto y final a su larga trayectoria en la WNBA. Encima, el santo y seña de los últimos años, Breanna Stewart, con la que habían conseguido alzarse con 2 campeonatos, también decidía cambiar de aires y marcharse a la otra punta del país, rumbo al superequipo de NY Liberty.
De aquel equipo campeón de 2020, sobrevivían Jewell Loyd, la entonces rookie Ezi Macbegor, Sami Whitcomb y Mercedes Russell, por lo que en tres años las caras han ido cambiando considerablemente. Este 2023, con varias rookies en plantilla de incierto resultado, pasaba por aguantar y esperar mejores épocas en las que reverdecer glorias del pasado.
Sin embargo, la irrupción de Loyd como anotadora total (veremos si logra superar el máximo histórico de puntos de Diana Taurasi) y un papel más que digno de esas jóvenes jugadoras han mantenido con vida a las Storm hasta el tramo final de la temporada regular, con momentos sublimes de baloncesto como el partido contra Dallas Wings del 17 de junio, con resultado de 109-103 y en el que Jewell anotó 39 puntos y Arike 41 por parte de las Wings, en una auténtica bacanal de triples y jugadas prodigiosas; o el partido de la remontada de 21 puntos en contra para acabar venciendo a LA Sparks.
Solo el tiempo irá dilucidando si estamos presenciando un roster de futuras campeonas, pero los mimbres están puestos y la eclosión de Jordan Horston y Dulcy Fankam Mendjadeu, junto con la más joven de la liga Jade Melbourne, posibilita que, con una buena elección del próximo draft (que será un pick muy alto), la estructura para un nuevo equipo campeón se atisbe más cerca.
Nadie puede reemplazar a Sue Bird y a Breanna Stewart pero el carácter mostrado este año por Seattle, nunca rindiéndose, al menos asegura un equipo aguerrido y luchador para muchos años. Ojalá que las victorias se acumulen más pronto que tarde y esta legendaria franquicia vuelva a la posición dominante de los últimos años.