Hemos hablado de la franquicia de Arizona largo y tendido este año y la noticia no sorprende a propios ni a extraños.
La temporada de Phoenix Mercury estaba siendo demasiado irregular y en unos últimos partidos con derrotas amargas como la de la pasada madrugada contra Dallas Wings, certifican la debacle de un equipo con miras mucho más altas que acabar en el último puesto, y que rompe con una década prodigiosa en la que había encadenado 10 años seguidos en la ronda final.
Desde el comienzo, ya se intuía que algo no funcionaba correctamente, aunque las noticias no podían ser mejores ya que recuperaban a Brittney Griner, ausente el año anterior por los problemas judiciales en Rusia, Diana Taurasi parecía en forma y los fichajes de Moriah Jefferson o Michaela Oyenwere reforzaban un roster que prometía grandes noches de baloncesto.
Sin embargo, partido tras partido, lesión tras lesión y un banquillo corto e irregular en producción, se llevaron por delante a la entrenadora jefe Vanessa Nygaard, dejando a su asistente Nikki Blue a los mandos. Algunos destellos y la vuelta de las lesionadas Griner y Taurasi, propiciaron una mejora, pero de nuevo asistimos a fases de los partidos demasiado flojas, en las que además las dos grandes estrellas jugaban un partido sí y otro no. Muy difícil jugar así, sin continuidad y cierta estabilidad en el roster.
A la postre, la baja de Skylar Diggins-Smith por maternidad ha resultado un lastre muy grande para las Mercury y, quizás, ciertos asuntos extradeportivos que han trascendido sobre su situación tampoco han ayudado. Las jugadoras han hecho lo que han podido con lo que había y podemos destacar la evolución de Megan Gustafson, la recientemente nacionalizada española, que ha cuajado muy buenos partidos y ha suplido la ausencia de Griner muy dignamente o la de la siempre fiable Sophie Cunningham.
Sea como fuere, la franquicia comprada hace poco por el magnate Mat Ishbia necesita una reconstrucción profunda tanto en la dirección como en la plantilla y nada mejor que acabar la temporada con un registro negativo para asegurarte acudir al próximo draft 2024 con un pick alto, donde esperan nombres como el de Caitlin Clark, Paige Bueckers o la reciente campeona de la NCAA Angel Reese.
La temporada 2023 de Phoenix Mercury pasará a la historia por varias razones y no todas negativas, puesto que Diana Taurasi consiguió pasar de los 10.000 puntos en su carrera, dejando una marca difícilmente igualable por ninguna otra mujer y, sobre todo, por el regreso a la pista de Brittney Griner, por quien la WNBA se había volcado para traerla de vuelta y que ha supuesto una alegría en cada cancha que ha pisado.
Tiempo tendremos en El Perímetro de analizar las posibilidades de las Mercury para la 2024, pero a buen seguro que volveremos a verlas en puestos altos de la tabla en los próximos años, a poco que se hagan bien las cosas.