Pensar en la última década de la WNBA sin la franquicia entrenada por Cheryl Reeve sería imposible, y es que se han convertido en unas fijas en los playoffs temporada tras temporada.
Desde el 2010 al 2018, contando con Maya Moore, Seimone Augustus, Lindsey Whalen y el resto de la dinastía, era normal que las Minnesota Lynx estuvieran siempre en la disputa del campeonato. Pero esos grandes años han terminado y siguen siendo un proyecto muy competitivo. Y eso ha sido gracias a un denominador común.
Una gran ventaja para la organización de Minneapolis es contar con una de las mejores coachs de la historia, quien es capaz de sacar la mejor versión de cada jugadora que tiene entre sus manos.
Reeve, además de dirigir tan bien desde el banquillo, se ha convertido en una de las mejores gerentes generales de la actualidad. Ha sabido reformar a la perfección su vestuario con una reconstrucción rápida que no obligó a dejar de competir al equipo para buscar las primeras elecciones del draft.
En el 2019, cuando se puso punto y final a la dinastía, fue nombrada la mejor GM del año de forma muy merecida haciendo incorporaciones que las mantuvieron entrando en los playoffs. Luego en el 2020 fue nombrada COY, consiguiendo mantenerse tras la estela de Seattle Storm y Las Vegas Aces en la clasificación. Además luego fue capaz de avanzar ronda para llegar a las semifinales contra las actuales campeonas.
En esta nueva agencia libre, las Lynx han vuelto a hacer las cosas muy bien para seguir el ritmo de los años anteriores. Se han reforzado en las posiciones que tenían más débiles incorporando a Kayla McBride o Natalie Achonwa, siendo una off-season en la que Reeve aprueba con muy buena nota.
En la burbuja de Bradenton se vio un gran papel de Minnesota, así que con la progresión de sus jóvenes y teniendo a una All-Star el techo del equipo debería subir. Crystal Dangerfield y Napheesa Collier, según el cause natural de las cosas, deberían mejorar año a año así que sus aportaciones irán a más.
Revee ha construido una gran cultura ganadora y ha demostrado que puede conseguir grandes resultados sin la necesidad de superestrellas. Si ahora consigue sacar la mejor versión de ‘McBuckets’ y sus jóvenes progresan, puede volver a soñar con un anillo más pronto que tarde.
La evolución de Dangerfield y Collier
Ambas fueron las ganadoras del Rookie Of the Year de su generación, así que tiene muy buena pinta dúo joven de las Lynx para los próximos años. En el caso de Crystal fue más llamativo, dado que fue una elección de segunda ronda que tuvo una gran e inesperada explosión.
Napheesa por su parte ya sabe lo que es entrar en el All-WNBA Second Team y en el WNBA All-Defensive Second Team siendo sophomore, por lo que va muy bien encaminada su carrera.
Estas jugadoras tienen una gran conexión, ya que se conocen desde antes de llegar a la WNBA. La experiencia de compartir pista en las UConn Huskies seguramente ha sido uno de los factores que ha ayudado a Dangerfield a desplegar un baloncesto tan certero siendo una novata.
En esta nueva temporada, el principal objetivo de Collier es consagrarse como una de las mejores interiores de la liga mientras que su compañera deberá seguir sus pasos en el segundo año.
¿McBride podrá aspirar a ser la MVP?
Si nos acogemos a sus últimas participaciones en la WNBA con Las Vegas, es normal que se pueda hacer raro pensar en la escolta como una de las jugadoras más diferenciales de la liga. No ha estado dando su mejor nivel, y eso seguramente cambie con el nuevo escenario.
En la EuroLeague se ve como McBride es una de las mejores de la competición, recordando a esos años donde era una All-Star indiscutible. Esa es la versión que tienen que saber sacar a la luz en Minnesota para que sea la principal referencia ofensiva de la plantilla.
Al tener nombres como Breanna Stewart o A’ja Wilson se hace complicado imaginar que otra jugadora pueda optar al premio individual, pero como mínimo Kayla tiene que conseguir mantenerse en la conversación como una de las candidatas. Tiene ante ella una gran oportunidad para brillar en lo individual siendo la líder de un gran equipo.
Una gran profundidad interior en la plantilla
Aunque no se encuentre en su mejor versión, tener a Sylvia Fowles si está sana siempre es un gran punto a favor para cualquier franquicia. Y más en esta temporada donde las Lynx tendrán otras jugadoras para respaldarla en la pintura con bastantes garantías.
Damiris Dantas va a tener a Achonwa como ayudante en los puestos interiores de la segunda unidad, lo que asegura tener siempre una pareja de mucho nivel en la pista para Reeve sea cual sea la rotación. Además tienen como comodín a Jessica Shepard.
Tarde o temprano, las Lynx lucharán un campeonato
Es difícil asegurar que cualquier franquicia va a ganar un anillo, pero viendo la progresión del proyecto de Minnesota se hace complicado imaginarlas sin luchar por alcanzar unas Finales en las próximas temporadas.
Las Lynx han entrado en playoffs sin fallo en la última década, y en comparación con los otros años sin Maya tienen una plantilla de mucho calibre. Quizá no tienen suficientes armas para conseguir ser contenders actualmente, pero no deberían tener problemas para serlo dentro de muy poco tiempo.
Todo pasa principalmente por una buena adaptación de McBride, la consolidación de las jóvenes y la aportación de las jugadoras de rol. Si Reeve consigue que todo eso funcione, va a poder dar mucha guerra en las próximas temporadas.
Es un proyecto tanto a corto como a medio plazo, y eso también puede influir a que jueguen con menos presión ayudando a que salgan las cosas mejor de una manera natural. Todavía no han firmado de forma oficial a Aerial Powers, pero cuentan con Odyssey Sims, Bridget Carleton, Lexie Brown o Rachel Banham en los puestos exteriores. Así que la plantilla queda muy compensada y con un gran abanico de recursos en ambos lados de la cancha.
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Imágenes vía: WNBA