La Copa de la Reina en su sesenta y una edición debe marcar un antes y un después para un baloncesto femenino que ha llegado a su punto más alto en visibilidad y éxito en general.
Las más de 10.000 personas asistiendo a la final entre Casademont Zaragoza y Perfumerías Avenida es un nuevo hito en el baloncesto patrio y a la vez un mensaje a navegantes de que si el producto lo cuidas, vende. Enhorabuena a la ciudad de Zaragoza y a sus organizadores que han puesto a la capital maña y al baloncesto femenino en el lugar que merece en este país.
La Copa de la Reina nos ha dejado muchas cosas pero por encima de ellas el primer título en la historia del Casademont Zaragoza que estrena palmarés y lo hace en grande disputando el torneo en casa y dejando claro que ya le miran a los ojos a los grandes.
Lo demostraron en cuartos no dando opción a opción a Araski, en semis remontándole al mejor equipo de la liga, asfixiándoles en el último cuarto y en la final tirando de casta y mucha defensa para derrotar al rey de copas. Lo que el equipo inspira y sobretodo transmite es todo un ejemplo para cualquier club que quiera crecer. El tiempo dirá si se están dando los pasos adecuados o todo está yendo muy rápido pero la realidad es que son campeonas de Copa y el año que viene tendrán la oportunidad de disputar la Euroliga. Palabras mayores.
Avenida también merece mención a parte en este torneo. Con un ambiente en contra y con la cantidad de cambios que ha sufrido el equipo, las salmantinas han vuelto a una final que ya se puede decir que es territorio suyo. Avenida ha disputado las últimas once de doce finales posibles. Brutal.
Otros que merecen un gran aplauso y todo el reconocimiento del mundo es un Gernika que ha sido la sorpresa agradable del torneo dejando fuera al finalista del año pasado, Girona, y peleándole hasta el final a un Avenida que vio peligrar su puesto en la final. Anna Montañana dio una lección táctica en cuartos y está sabiendo liderar desde el banquillo a un equipo que juega un baloncesto alegre y nadie va a querer enfrentarse a ellos en los playoffs por el título de liga.
Valencia Basket vivió una nueva decepción en el torneo copero quedándose nuevamente a las puertas de la final en una Copa que se les resiste de forma increíble. Les faltaron las fuerzas y las ideas en un último cuarto donde Raquel Cabrera volvió a demostrarle al mundo lo buena que es (¡36 de valoración!) pero estuvo sola en el intento. Rubén Burgos deberá ajustar las piezas al equipo pero el objetivo de ser campeonas de liga sigue estando intacto.
Otros que sufrieron de lo lindo fueron un Uni Girona a los que la copa les llegó en el peor momento. No atraviesan un buen momento las de Bernat Canut con dos lesiones de larga duración, eliminación de Euroliga y varios encuentros de liga con derrotas por sorpresa. Jugaron con Murphy con un dedo roto y Sykes causó baja a última hora. Gloria para ellas que no dejaron de luchar conscientes de las dificultades pero nada pudieron hacer ante un Gernika muy superior.
El resto de equipos disfrutó de una competición que suele repartir justicia en la mayoría de ocasiones. Araski y Barça lo intentaron pero arrastraron un mal comienzo en el primer cuarto. Ambos equipos siguen luchando por volver a verse entre los mejores con los playoffs en mente. Y no nos podemos dejar el enorme partido de un Estudiantes que hizo temblar los cimientos de todo un Valencia Basket durante tres cuartos para claudicar en el último.
Se acaba la Copa, un año hasta la siguiente y unas ganas locas de volver a vivirla. Porque el baloncesto es esto, juntarse con amigos para disfrutar de la pelota naranja, juntarse como se han juntado las aficiones de los ocho equipos en el Principe Felipe y derribar el muro de la visibilidad y los prejuicios. Golpe en la mesa para el baloncesto femenino, ahora el testigo lo tienen que coger otros.
Imágenes: FEB y Casademont Zaragoza