Estando ya a estas alturas de la película, más cerca de su fin que de su inicio, se hace imposible pensar en estas décadas atrás de baloncesto sin haber tenido a Diana Taurasi. Una figura que ha conseguido emerger hasta poder aparecer en la misma frase que Michael Jordan y poder ser comparada con él.
Los más jóvenes no recordaran unos Juegos Olímpicos o un Mundial de baloncesto femenino sin el dorsal 12 de los Estados Unidos haciendo diabluras sobre la madera. Generaciones que no tuvieron la suerte de disfrutar a Cynthia Cooper, Sheryl Swoopes o Lauren Jackson, pero que han podido disfrutar de una jugadora que ha marcado una época y mucho más.
Ya sea por su carisma, su habilidad, su carácter, su competitividad, su elegancia, su sonrisa, sus enfados, sus raíces argentinas o por mil factores diferentes, se podría decir que nunca ha habido nadie como ella en las pistas de la WNBA. Diana no es solo una jugadora diferente, es una persona muy especial.
Taurasi ha llegado a colocarse en la élite de la historia del deporte, y proviniendo de una disciplina en donde se sigue luchando por conseguir la repercusión que se merece tiene mucho más mérito que cualquier otro jugador de baloncesto con su nivel de leyenda. Su entrenador de la universidad, Geno Auriemma, aseguró que si ella fuera un hombre sería más fácil poner en valor sus proezas.
El mítico coach de UConn aseguró que si fuera un chico lo tendría todo más sencillo porque ella sería Jordan. Así de sencillo lo ve Auriemma, quien seguramente la conozca mejor que la gran mayoría de la humanidad. Y es que Taurasi ha hecho todo y más para convertirse en una insignia de la pelota naranja.
El mismo entrenador, en Sports Illustrated, hizo una gran crítica al público del baloncesto, comparándolo con otros deportes donde se aprecia por igual a ambos géneros: «Tanto usted como yo sabemos que cuando se trata de comparar hombres y mujeres, funciona en casi todos los deportes, excepto el baloncesto. Puedes mirar, tenis y esquí y cualquier deporte individual. Puedes decir Annika Sörenstam, es increíble. Y nadie diría, sí, pero ella no es tan buena como Tiger Woods. Simplemente la apreciarían por su propio derecho. Pero si dices en el baloncesto, los dos mejores jugadores de la historia son Michael Jordan y Diana Taurasi, la gente automáticamente se volvería loca por eso, porque ¿cómo te atreves a poner a una mujer en el mundo de un hombre y elevarla a ese nivel?«.
Una perspectiva que debe de cambiar, y para lo que Diana ha hecho un gran trabajo prácticamente desde que era una niña. ‘Just a kid from Chino‘, pero que iba a cambiar mucho ese concepto de que por ser mujer no se valore su trabajo igual que se hace con los hombres.
La ‘White Mamba‘ ha demostrado con el paso de los años que ese mote le hace justicia a la perfección. El fuego que sale de su mirada asesina en la pista con el ansia de ser la mejor es el mayor aval para ello. Se ha dejado la vida para conseguir llegar al lugar que ocupa y esa garra que siempre la ha acompañado ha sido igual de importante que su habilidad.
Auriemma dijo muchos sucesos ocurridos en la vida de Taurasi la han ido haciendo la persona que es ahora. Esa actitud de enfado que suele tener ha venido forjándose con el paso de los años. Todo suma para Diana, incluso lo malo sabiendo canalizarlo para acabar transformándolo en un impulso para seguir creciendo en lo deportivo y cotidiano.
Cuando solo era ‘una niña de Chino‘, haciendo referencia a su instituto de Don Antonio Lugo, en California, a ella le gustaba que compararan su juego con el de los hombres. Podría haber sido uno de los muchos motivos que la enfadarán, pero no fue el caso. Diana tenía claro que los mejores del mundo eran jugadores de la NBA como Magic Johnson o Larry Bird, por lo que ella quería llegar a ese nivel. Que le dijeran que era masculina sobre la cancha lo veía como una señal de que estaba haciendo las cosas bien y se estaba acercando a su objetivo de ser una de las más grandes de la historia de este deporte. Además de empezar a conseguir que se vea de otra manera a las mujeres sobre una cancha.
Diana ha demostrado al mundo que es un pensamiento muy absurdo creer que por ser una mujer no puede ser una de las mejores de la historia del baloncesto. Ha cambiado las reglas del juego y la percepción que parte del público podría tener antes de que ella estuviera en escena.
Y no va a quedar solo ahí. Taurasi quiere seguir rompiendo los moldes establecidos y quiere ser la propietaria de una franquicia de la WNBA. Es muy probable que en su mente tenga a sus Phoenix Mercury, pero el objetivo es abrir un nuevo camino para que más empresarias tomen las riendas de equipos de la liga. Hace unas semanas que hizo publico su descontento con que no haya más mujeres ricas invirtiendo y quiere cambiar eso.
Una vez cambie de etapa y haga su trabajo desde los despachos, lo más probable es que quiera ser la mejor propietaria. Un escenario que obligaría al resto a tener que seguir su ritmo si quieren poder tener aspiraciones a campeonatos. «No puedo imaginar que habrá un tiempo en algún momento de su vida en que no esté compitiendo. Al igual que Larry Bird, Michael Jordan y Magic Johnson, ese tipo de gente no pueden dejar de competir«, dijo Auriemma convencido de que esto ocurrirá.
No hay dudas de que Taurasi es una de esas personas que viene al mundo a dejar su huella marcada y no quedará solo como una jugadora de baloncesto. Hasta ahora imaginar el baloncesto femenino sin ella sería casi imposible, pero en un futuro es muy probable que pueda convertirse en la más influyente de la historia, si es que no lo es ya.
Cuando Diana se retire, es probable que sea uno de los momentos más difíciles para los amantes de los aros. Realmente duele incluso imaginar que llegue el día… Aunque no todo es malo. Su trabajo por hacer que la WNBA crezca no ha hecho más que empezar.
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