El oro de Perugia ya es eterno en el «Hall of Fame» de la FEB

En junio de 1993 los aficionados españoles al deporte no podían imaginar que Miguel Induráin se estaba preparando para ganar su tercer Tour de Francia consecutivo y ni mucho menos que el Real Madrid de fútbol iba a perder su segunda liga consecutiva en el último partido en Tenerife. 

Lamentablemente pocos, o muy pocos tenían puestas sus miradas en lo que estaba a punto de suceder en el Eurobasket de Perugia donde un grupo de jugadoras que ya habían conseguido un meritorio quinto puesto en los juegos olímpicos de Barcelona el año anterior iban a proclamarse campeonas de Europa por primera vez en la historia.

 

Blanca Ares jugando para Pool Getafe (1996-1997)

 

Blanca Ares, nueva integrante del «Hall of Fame» español, nació un 30 de diciembre de 1970 en Madrid y se ha convertido en leyenda del baloncesto español por méritos propios, con la peculiaridad de haberse retirado a los 26 años. Su meteórica carrera comenzó como ella dice “con una mentira” ya que a las pruebas realizadas en el Canoe llegó porque había dicho a otra compañera que jugaba “en el Real Madrid”. Ese descaro que ya mostraba siendo niña lo patentó pasando la prueba del club madrileño y acabando en el CB Islas Canarias por motivos laborales de su padre.

En la isla debutó en Liga Femenina Endesa a la edad de 15 años como prueba de la apuesta por la cantera tan persistente de los clubes canarios donde estuvo cuatro temporadas. En 1988 se presentó ante sí la posibilidad de formar parte de un proyecto olímpico para preparar los juegos de Barcelona donde bajo el nombre de Caja Toledo y BEX Banco Exterior después, compitieron bajo la tutela del gran Chema Buceta. El proyecto olímpico compitió cuatro temporadas en la liga (1988-1992) llegando a disputar competiciones europeas e incluso haciendo giras por medio mundo logrando sus primeros éxitos en los Juegos del Mediterráneo en Salónica con un oro y la confirmación de que Blanca Ares ya era una realidad. La madrileña promedió 15.8 puntos por partido en el torneo griego y se fue hasta los 17.8 en el preeuropeo de Helsinki que daría plaza para el Eurobasket de Perugia.

 

Blanca en uno de sus 124 partidos con la selección.

Lo ocurrido en ese Eurobasket es historia. España se hacía con el oro tras acabar segunda de grupo por detrás de Italia, vencerían a Eslovaquia en semis por dieciocho de diferencia y se impondrían a Francia de diez en la finalísima. Esta, a la postre, fue la prueba irrefutable de que el baloncesto femenino patrio podía llegar a lo más alto y acabo siendo la semilla para que las siguientes generaciones con Elisa Aguilar, Amaya Valdemoro, Marta Fernández, Laia Palau, Marta Xargay y Alba Torrens entre otras pudiesen seguir haciendo historia.

En esa semilla plantada, Blanca Ares fue importante o como bien dijo ella «Si la gente me sigue considerando entre las cinco mejores jugadoras de la historia es que algo hice bien». Más que bien, a juzgar por la calidad que siguió repartiendo la madrileña por las canchas europeas y nacionales, ganando tres ligas y tres copas y quizás con la espina clavada de aquella final de la Euroliga perdida contra el Pool Comense.

 

 

En la final del Eurobasket de 1993 Blanca Ares atropelló a los franceses mucho antes que Pau Gasol lo hiciera en épocas recientes. En eso también fue pionera con nuestros vecinos. Veinticuatro puntos en la final con veintitrés años de edad y un futuro por delante como una de las mejores aleros de Europa. Tal y como siempre dijo ella, patentó la teoría de las tres ces: cabeza, corazón y cojones. En tiempos de la furia española Blanca fue santo y seña del baloncesto femenino, siendo además la primera española en ser llamada por la WNBA cuando esta comenzaba a ir en serio. Como las grandes, Blanca rechazaría la propuesta.

Al final de la 96-97 ganando el doblete de liga y copa y formando parte del mejor quinteto de Europa se retira a los 26 años de edad. “Cuando me di cuenta de que el baloncesto se había convertido en un deber en lugar de un placer, vi que era el momento de decir adiós”.

El recuerdo de sus tiros sigue en el imaginario español del baloncesto siempre dentro de la cancha. Ahora también fuera de ellas formando parte del «Hall of Fame» de la FEB.

 

 

 

Imágenes vía: El País, Telemadrid y Marca

 

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