Una cosa que hay que tener clara si estás iniciándote en el baloncesto femenino es que una jugadora formada en UConn Huskies tiene una gran probabilidad de acabar haciendo una gran carrera como profesional. Esto no quiere decir que solo por estar en esa universidad ya vas a ser una estrella, pero si que te da muchas facilidades para sacar lo mejor como deportista y como persona.
El gran culpable de que esto ocurra es Geno Auriemma, el mítico entrenador de Connecticut y de la Selección de los Estados Unidos. Un curriculum que habla por si solo y que tiene como aval la formación de Diana Taurasi, Sue Bird, Maya Moore, Breanna Stewart y muchas más jugadoras que han marcado o están marcado una época.
Una de las últimas chicas de Auriemma que ha dado el salto a ser profesional ha sido Crystal Dangerfield. El mismo camino que la propia Moore u otras como Reene Montgomery han seguido pasando de las manos de Geno a las de Cheryl Reeve. Una combinación de entrenadores que suele funcionar bastante bien.
Con sus 22 años y siendo la cuarta elección de segunda ronda en el último WNBA Draft, la novata de las Minnesota Lynx se encuentra destacando a un gran nivel y aprovechando las ausencias de otras rookies por lesiones. Tanto Sabrina Ionescu como Chennedy Carter se han quedado fuera varias semanas por culpa de esguinces en los tobillos, y está siendo Dangerfield quien coja el relevo para aspirar a ser la Rookie of the Year en la burbuja.
Crystal se ha hecho con el puesto de titular a las ordenes de la mejor entrenadora de la década en cuanto a logros, siendo una pieza clave de que hayan conseguido empezar la temporada con uno de los mejores registros de la regular.
Es cierto que Ionescu, en sus pocos partidos, y Carter tuvieron más impacto numérico, pero hay que pensar que Dangerfield está haciendo un gran papel en un equipo bastante competitivo. Los equipos de Sabrina y Chennedy no están en puestos de playoffs mientras que Crystal y las suyas aspiran a estar bien posicionadas en el bracket. Aunque también existe otra competencia como Satou Sabally o Julie Allemand.
Sus 13.6 puntos con 47.1% en tiros de campo hace que sea la segunda novata con mejor promedio anotador, siendo también de las mejores playmakers de esta generación por ahora.
El caso de Dangerfield no es nuevo, ya ha habido otras jugadoras formadas en UConn que han salido elegidas en la segunda ronda pero han terminando explotando a un gran nivel en la WNBA. Una es Tiffany Hayes que siendo una ganga en el Draft 2012 para Atlanta Dream se ha convertido en una de las mejores de la corta historia de la franquicia junto a Angel McCoughtry.
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