No corren buenos vientos para las Storm, que han arrancado la temporada con un 0-4 en contra y con sensaciones muy distintas a la campaña anterior, donde llegaron hasta semis y ni qué decir de las temporadas 2018 y 2020 de campeonas.
A la retirada de Sue Bird, leyenda del equipo y de la liga, se sumaba la marcha de Breanna Stewart, el buque insignia los últimos ocho años de la franquicia, a Nueva York. Y el desmantelamiento paulatino del equipo campeón con las salidas años atrás de Alysha Clark o Natasha Howard, auténticas bastiones en defensa y complementos sobresalientes. Ya el año pasado, con la incorporación de Gabby Williams y Tina Charles, seguía resultando corta la rotación y se chocaron con las Aces en el camino al campeonato.
Pero este año no cuentan con ninguno de esos nombres y la batuta la ha tomado Jewell Loyd, que cumple su novena temporada en el mismo equipo. Ahora sí, ella es la jugadora sobre la recae todo el peso y responsabilidad de mantener viva una franquicia histórica que se encuentra en lo más alto del panteón de la WNBA con 4 títulos, como Houston Comets y Minnesota Lynx.
La temporada ha comenzado fenomenal para ella. Promedia 28.8 puntos por partido, encabezando la lista de máximas artilleras de la competición, con porcentaje de acierto del 44.4% en triples y 42.4% en tiros totales de campo.
La lástima es que el equipo no termina de acompañar. La vuelta de Mercedes Rusell aporta un cierto poderío defensivo y la explosión de Ezi Magbegor se antoja corta a nivel competitivo. Kia Nurse es una buena jugadora muy cumplidora y la aparición de la australiana Jade Melbourne seguro que refuerza el frontcourt, pero hay poquito más que destacar del equipo.
Esperemos que Noelle Quinn pueda rodear de manera más eficiente el juego en torno a Jewell ya que las expectativas son muy bajas para la franquicia. Menos mal que en el horizonte aparece el draft 2024 que viene cargado de auténticas joyas que pueden reverdecer a cualquier franquicia en horas bajas. Quizás nos equivoquemos y el equipo mejore este inicio dubitativo. Lo que tenemos claro es que Loyd es la última bala que les queda y deben aprovecharla mientras dure.
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