Antes de hablar de su historia, hay que conocer a la protagonista. Kate Gaze es una de las jugadoras míticas en el baloncesto australiano de los últimos años, con experiencia en la NCAA y que proviene de una familia muy vinculada a este deporte.
El padre de Kate fue jugador de la Selección de Australia mientras que su madre fue campeona de la WNBL, a lo que se suma que su abuelo fue entrenador del combinado nacional. Todo estaba sobre ruedas para que ella tuviera toda una vida ligada al baloncesto.
Pero no todo fue de color de rosas. A sus 32 años, Gaze, vio como se le cerraron las puertas y no pudo continuar con su carrera profesional.
En una entrevista con ESPN, la ya ex-jugadora, se abrió contando todo lo que le había pasado y lo complicado que se le hizo tener que alejarse de las pistas sin ella quererlo.
“Me imaginé los próximos años de mi vida jugando en la WNBL. El período de la agencia libre avanzaba, estaba esperando algunas llamadas telefónicas y no llegaban, era la primera vez en toda mi carrera como jugadora en la que no estaba segura de cómo sería mi vida. En este mundo de la WNBL, sabes que durante seis meses estarás jugando, podría ser para un equipo diferente la próxima temporada, pero seguirás jugando, esa es tu vida y eso es lo que haces. Ahora de repente es santo cielo, qué voy a hacer ahora que dejo de jugar y no es mi elección, cuando no estoy lista y no tengo un plan” expresó Kate muy triste al ver que su carrera parecía llegar a su punto y final.
Unas declaraciones que ponen en contexto los sentimientos de una jugadora ya veterana que ve el ocaso del deporte profesional para ella en el horizonte.
Gaze continúo con unas palabras que si tienes un mínimo de empatía te duelen solo de leerlas. “¿Quién soy? Siempre he sido Kate Gaze, jugadora de baloncesto. Esta es mi vida ahora y es irreconocible. Me he sentido aislada, avergonzada. Tu sentido de propósito e identidad se pierden” continuaba Kate en la entrevista.
Y es que todo lo que había hecho hasta ese momento como deportista se había quedado en nada. Tenía que buscarse una nueva forma de buscarse la vida y de afrontar el día a día.
“Siento como si hubiera perdido a todas mis amigas, lo cual no es cierto, muchas de ellas están jugando en otras partes del mundo y las que se han retirado están viviendo sus vidas, pero realmente es como si estuviera afligida por una gran parte de tu vida que terminó abruptamente” seguía desahogándose Gaze al ir recordando su experiencia.
Una vez terminada su carrera, la australiana, se vio muy afectada tanto física como mentalmente. Ella quería seguir jugando al baloncesto y ganándose la vida con eso, pero ese tren ya había pasado.
“Estaba entrenando todos los días, sintiéndome bien y luciendo en forma para, de repente, no jugar. Siento que no tengo nada por lo que trabajar, así que no tengo la motivación para ir al gimnasio o hacer cualquier cosa, entonces te sientes peor porque aumentas de peso” explicaba Kate. Ella quería seguir volando, pero de un momento a otro le cortaron las alas y se estrelló contra la dura realidad que hay después del baloncesto.
Además, Gaze explica como esto es algo que puede pasar a todos los niveles y a lo que todas las jugadoras están expuestas cuando terminan su carrera. “Toda nuestra vida nos dicen que no atribuyamos nuestro valor a ser un atleta, pero es literalmente lo que hacemos y pensamos cada segundo de nuestro día. Es lo que comemos y adónde vamos. Cada parte de tu vida gira en torno al baloncesto, ya sea que eres una jugadora en desarrollo, la número 10 del equipo o la superestrella” seguía Kate contando y poniendo más en contexto la situación.
“Cuando de repente eso se detiene, tu propósito cambia mucho”. – Kate Gaze
Y eso que Kate, por desgracia al igual que le pasa a muchas otras jugadoras, no se ha podido dedicar íntegramente a jugar a baloncesto. Durante su carrera ha tenido que ir tomando trabajos puntuales para poder ser independiente y no estar siendo ayudada por su familia como algunas de sus compañeras.
Es la dura realidad del deporte femenino en los niveles medios y bajos. La mayoría no pueden dedicarse al 100% a lo que les gusta porque la situación económica es muy complicada.
“Cuando regresé aquí (Australia), estábamos jugando por 5000 dólares con un contrato de seis meses y sí, nos dieron un auto y un lugar para vivir, pero necesitas ganar algo de dinero. Algunas de mis compañeras de equipo no trabajaban y dependían de la familia, y otras estaban sirviendo mesas. Trabajar todo el día de pie no es lo ideal. Inicialmente, cuando estás en la WNBL y encuentras tu camino en los primeros años, probablemente puedas salirte con la tuya sin trabajar si tienes el apoyo de tu familia. Una vez que te conviertes en una jugadora que ha estado en la liga algunos años, no estás ganando mucho dinero, pero no eres una jugadora de primer año, hay cierta presión de que no estás ganando lo suficiente, te estás haciendo mayor y tienes más responsabilidades” detalla Gaze sobre la forma de vida de muchas jugadoras.
“Algunos de mis mejores recuerdos y amigas que he hecho han sido de jugar en la liga, pero al mismo tiempo no te estás ayudando a establecer una vida más adelante”. – Kate Gaze
Ahora Kate vivé en Townsville, el lugar que le vio salir dos veces campeona de la WNBL, pero con una vida alejada de las canchas. Ella siente que esa oportunidad no podrá volver por ahora, y por eso se ha buscado nuevos caminos.
Gaze se quedó a las puertas de los 200 partidos en la liga que ama, y en el fondo sigue teniendo la esperanza de poder volver algún día. Pero por ahora se dedica a trabajar en el ayuntamiento de la ciudad, a montar a caballo y a cuidar de los animales que hay en el terreno de su familia.
Durante la mayor parte de su vida, Kate Gaze ha sido Kate Gaze la jugadora de baloncesto, pero ahora está redescubriéndose a sí misma y viendo que es mucho más que eso. Aunque la transición de ser deportista a estar lejos de lo que le gusta fue muy dura. La forma en la que se llevó un duro golpe de realidad hizo que no fuera nada sencillo tener que despedirse del deporte al que ha dedicado más de media vida.
“¡Continuamente me pregunto quién soy!”. – Kate Gaze
Imágenes vía: Townsville Fire, ESPN y Getty Images
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