Después de liderar la WNBA en anotación durante su segunda temporada como profesional, ha llegado el momento de que Arike Ogunbowale de un paso al frente en cuando a madurez y liderazgo en el vestuario. Aunque para hacer eso necesita un escenario que le ayude a progresar en esos aspectos.
Ya ha quedado comprobado que tiene talento necesario para ser una de las mejores jugadoras de la liga en lo individual. Ser parte del mejor quinteto del año siendo sophomore es una muestra de ello, convirtiéndose en una estrella a sus 23 años.
Todavía es muy joven y realmente le queda tiempo de margen para seguir evolucionando, pero no debe caer en la dinámica de brillar en un equipo que no compite en exceso. Por lo que existe el camino de que su equipo actual empiece a hacer las cosas de una forma diferente o el de buscar un nuevo destino cuando acabe contrato.
La temporada en la burbuja fue una buena oportunidad para las Dallas Wings de entrar en playoffs, pero se quedaron a las puertas a pesar de que muchos equipos estaban con ausencias importantes y ellas contaron con la gran versión que dio Ogunbowale haciendo 22.8 puntos por partido.
Eran el equipo más joven de la liga y además no utilizó unos sistemas inclusivos con todas las jugadoras de la rotación, y eso no ayudó a la joven estrella a competir en lo colectivo como le hubiera gustado.
El ejemplo más claro es Katie Lou Samuelson, quien lanzó un total de 96 tiros de campo con un 41.7% de acierto mientras que Satou Sabally lanzaba casi la misma cantidad de triples por partido con un 19.7% que dejó mucho que desear. Samuelson tiró 2.7 tiros exteriores contra los 4.1 de Sabally, y convirtió más de promedio.
La alero alemana en la EuroLeague, a pesar de su buen nivel, está lanzando con un 11% desde el triple con 3.4 intentos. Así que en las Wings se equivocaron a la hora de elegir la selección de sus tiros en las jugadoras que respaldaban a Ogunbowale. En los 22 partidos de la temporada regular prácticamente no hicieron ajustes, siendo un contexto parecido a las Phoenix Mercury de 2006 cuando era Diana Taurasi la que tenía que hacer más de 19 tiros por partido quedando fuera de los playoffs.
Sabally empezó la temporada con un 2 de 22 en triples, y no pensaron en darle otro rol diferente. Es cierto que hizo un partidazo con 4 de 9 desde el perímetro contra Las Vegas Aces, pero luego hizo un 1 de 15 contra Indiana Fever, Minnesota Lynx y Los Angeles Sparks que lo dejó en el olvido.
Parece un pequeño detalle sin importancia esa forma de utilizar a Katie Lou y Satou, pero no fue un caso aislado. En general en Dallas no hicieron un buen uso de las piezas que tenían en la plantilla.
Podemos ver contextos de otras jugadoras como Astou Ndour o Bella Alarie que tampoco consiguieron sacar a relucir una buena versión estando en Bradenton con la franquicia texana. Ninguna de ellas llegó a superar los 15 minutos de media por encuentro cuando podrían haber aportado mucho al juego interior donde sufrieron tras la lesión de Isabelle Harrison.
Si el plan de las Wings era centrar todo su juego en Ogunbowale para convertirla en una estrella, lo han conseguido. Ahora hay que cambiar el planteamiento y saber que todo gire bien a su alrededor. Sin ir más lejos teniendo más minutos a Alarie en pista le hubiera beneficiado mucho con la ausencia de una center pura de calidad, pero ese no fue el caso en la pizarra del entrenador.
La pintura fue un lastre para Dallas durante casi toda la temporada, y teniendo jugadoras para intentar solucionar un poco los problemas no lo hicieron. Aunque Megan Gustafson no era una opción de garantías comprobadas, con los 4.8 minutos de media que tuvo no pudieron saber si hubiera aportando como la center que necesitaban.
Gustafson hizo 2.9 puntos y 2.5 rebotes en 9.5 minutos en su temporada rookie, pero su participación se vio reducida a la mitad en un año donde la rotación pedía una pívot a gritos. La plantilla de las Wings podría haber jugado muy cómoda a uno de los ritmos más altos de la liga, pero siendo las peores cerrando el rebote defensivo no ayudaba a explotar la verticalidad que podrían haber tenido al contraataque.
Ahora con la llegada de Vickie Johnson a la franquicia como la nueva coach tienen que empezar a cambiar las cosas prácticamente por obligación. Va a ser la tercera temporada de Ogunbowale, lo que significa que su contrato de entry level cada vez está más cerca de su fin.
Las cosas tienen que empezar a funcionar en las Wings para que su nueva estrella no siga los pasos de Liz Cambage y Skylar Diggins-Smith saliendo rumbo a un destino que les permita competir de verdad por un anillo.
Es una historia que se ha repetido constantemente en Dallas, así que la llegada de esta nueva entrenadora será vital para cambiar el guion creando un organización que sea apetecible para que las jugadoras de élite quieran pasar allí los mejores años de sus carreras.
Johnson va a tener que buscar el máximo rendimiento posible de casi todas, y a pesar de ser un equipo joven el tic tac del reloj estará en su mente hasta que consiga encajar las piezas para que Arike se encuentre cómoda viendo como el proyecto coge forma. No son un mercado que atraiga a grandes agentes libres, por lo que dejar de perder estrellas tiene que ser la prioridad desde las oficinas.
No va a ser fácil para la coach viendo los precedentes, pero tiene que saber utilizar bien sus cartas para aprovechar las virtudes y corregir los errores de la plantilla. Tienen muchas elecciones en este WNBA Draft 2021, así que tienen un amplio abanico de posibilidades para reforzarse ya sea con nuevas promesas o traspasando por una estrella.
Tienen muchos picks, incluidos el primero, segundo, quinto y séptimo de la primera ronda. Eso significa que tienen posibilidades de tantear un intercambio por una All-Star que permita dar el siguiente paso al proyecto.
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Imágenes vía: WNBA