Ahora mismo estamos viviendo una época a la que no estamos acostumbrados. No hay NBA, pero no es verano y tampoco está la WNBA en la pantalla. Es muy duro, ¿verdad? Pues en la ciudad de Minnesota se podría decir que en 2019 tampoco tuvieron verdadero baloncesto.
Las Lynx han tenido que sobrevivir una temporada sin contar con Maya Moore, dado que la jugadora insignia de la liga se ha dedicado a asuntos extradeportivos. Escribió una publicación en The Players Tribune que dejó a todos los fans de la pelota naranja con una lágrima en la cara. Diría que sus primeras palabras en ese texto no se me borrarán de la cabeza: «No jugaré baloncesto profesional este año. Hay diferentes formas de medir el éxito. El éxito del que he sido parte en el baloncesto realmente me sorprende cada vez que lo pienso. Pero la forma principal en que mido el éxito en la vida es algo que no suelo enfatizar explícitamente a través de ser jugadora profesional«.
Desde su llegada a la liga en el año 2011, Moore ha sido determinante para que en Minnesota se saboree la gloria por costumbre. En sus ocho temporadas vistiendo la camiseta de las Lynx, Maya ha ganado campeonatos año sí y año no, teniendo cuatro en su vitrina. El problema es que solo los triunfos deportivos no eran suficiente para ella.
«Mido el éxito preguntando: ¿Estoy viviendo mi propósito?«. – Maya Moore
La MVP de la temporada 2014 ha decidido dejar a un lado el deporte para centrarse en otras inquietudes personales. En su figura siempre ha estado muy presente la religión, dejando siempre escrito ‘Colosenses 3:23‘ junto a sus autógrafos. Una cita bíblica que significa: «Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; Sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís«.
De la mano de la religión, Moore busca la máxima influencia posible en la sociedad para tratar de transmitir el mensaje cristiano a raíz de buenos actos. «Me tomo el tiempo para dejar a las personas con una pequeña idea de quién (Jesucristo) es la base de mi enfoque, pasión y motivación«, redactó en su despedida temporal, o quizá no, del baloncesto profesional.
Maya, y su familia, siempre ha visto su vida en un puesto del Ministerio o Gobierno del Estado, por lo que parece que solamente ser una estrella del baloncesto no le sirve. Algo que quizá cambiaría de enfoque en un contexto donde pueda tener acceso a contratos de millones de dólares y llegará a tener una repercusión que le permitiera tener un mayor impacto en la sociedad. Algo que al fin y al cabo es lo que ha buscado siempre. Puede parecer algo egoísta visto desde el prisma de un seguidor del deporte o egocéntrico por su parte para algunos, pero realmente cuando el trasfondo es bueno. Por lo que poco se le puede recriminar. Incluso algo que alguien no religioso podría no comprender. Pero es el camino que ella ha decidido escoger y nadie tiene voz para decir si está mal.
Los objetivos de Moore siendo joven eran mucho mayores que ser una jugadora de baloncesto, aunque su legado quedará para siempre en la WNBA y es algo que siendo niña ni ella ni seguramente nadie podría imaginar. Por desgracia, ella tiene unas aspiraciones mayores en su vida que no puede alcanzar con el deporte.
No tener a Maya durante una temporada entera en la WNBA se ha hecho muy duro, y muchos soñamos con poder verla cuando regresen las competiciones deportivas o en los Juegos Olímpicos de 2021. Durante esta temporada ha dicho que no iba a jugar, perdiéndose el evento donde ha ganado dos medallas de oro jugando en Río de Janeiro y Londres.
En este año, seguirá aislada de la pelota naranja a nivel profesional para centrarse en su defensa de la reforma de la justicia penal, algo que para ella es mucho más importante que volver a ganar cualquier distinción individual o colectiva que ya sepa lo que es tener. Y es que Moore ha ganado la NCAA, la WNBA, la Euroleague, los Juegos Olímpicos, los Mundiales y todo lo que ha disputado. Quizá sin haber sido tan exitosa y pudiendo retirarse antes de los 30 años siendo una jugadora legendaria tampoco hubiera dejado de forma tan prematura las canchas. Quizá no sea solamente por el tema económico o de repercusión, sino una cuestión de voracidad. Querer nuevas metas cuando las que tienes a mano se te quedan pequeñas.
Puede que gracias a este parón volvamos a ver a Maya con la Selección de los Estados Unidos en 2021, pero lo que es seguro es que la veremos hacer cosas muy grandes en diferentes ámbitos a lo largo de su vida. Si su mentalidad es la misma que en el baloncesto, cualquier sueño que tenga se encuentra al alcance de su mano. Pero mientras tanto… El baloncesto te echa mucho de menos, Maya.
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